‘¿Dónde están los otros nueve?’
EL CONTRASTE que existe entre las personas que demuestran su aprecio y las que no lo hacen se ilustró bien en el relato bíblico de los diez leprosos que Jesucristo curó. Los leprosos, a quienes la Ley prohibía que se acercaran a persona alguna, llamaron a Jesús cuando él entraba en cierta aldea. Le suplicaron que tuviera misericordia de ellos. Jesús vio que eran leprosos y les dijo: “Vayan y muéstrense a los sacerdotes.” ¿Y qué sucedió? El registro inspirado pasa a decir:
“Entonces, mientras se iban, se efectuó su limpieza. Uno de ellos, cuando vio que había sido sanado, volvió atrás, glorificando a Dios en alta voz. Y cayó sobre su rostro a los pies de Jesús, dándole gracias; además, era samaritano. En respuesta Jesús dijo: ‘Los diez fueron limpiados, ¿no es verdad? ¿Dónde, pues, están los otros nueve? ¿No se halló ninguno que volviese atrás a dar gloria a Dios, sino este hombre de otra nación?’”—Lucas 17:11-19.
‘¡Qué lástima!’ quizás exclame usted. ‘Los diez fueron curados, pero solo uno expresó su aprecio.’ Sin duda, todos debemos tomar a pecho la lección tras el comentario de Jesús y su pregunta: ‘¿Dónde están los otros nueve?’ Sí, y aquel incidente debe movernos a desplegar aprecio.
Demostrando nuestro aprecio a miembros de la familia
Hay muchas oportunidades para expresar aprecio a otras personas, incluso a los amigos y a familiares de uno. Esto es cierto aun en cosas insignificantes: por un regalo inesperado, por la visita de un amigo, por una comida deliciosa, o por lavar y planchar nuestra ropa.
Hijos, ustedes pueden demostrar aprecio a sus padres. ¿Cómo? Por medio de efectuar sus tareas con prontitud y sin refunfuñar, conservar limpia la habitación de ustedes y mantener bien arreglada su ropa. Pueden desplegar gratitud por la educación que están recibiendo mediante aplicarse bien, tanto cuando están en clase como cuando hacen las tareas escolares. Se estima que en cierto país cuesta tanto como $54.000 (E.U.A.) criar a un hijo hasta que éste cumpla dieciocho años de edad. ¿Cuándo fue la última vez que ustedes dieron gracias a sus padres por todo lo que ellos han hecho por ustedes?
Padres, ¿demuestran ustedes aprecio por las cosas que sus hijos hacen? Es cierto que quizás ellos no hayan hecho cierta cosa tan bien como usted lo hubiera hecho. Pero unas palabras de aprecio por el esfuerzo que ellos hayan hecho los hará sentirse felices. Y esto hasta animará a sus hijos a esforzarse a mayor grado en el futuro.
Esposos, ¿recuerdan ustedes el dicho: ‘el trabajo de una mujer nunca termina’? Pues, entonces, ¿encomia cada uno de ustedes a su esposa de modo que ella no llegue a ver los quehaceres domésticos como una carga pesada? La Biblia dice sobre la “esposa capaz”: “Sus hijos se han levantado y han procedido a pronunciarla feliz; su dueño se levanta, y la alaba. Hay muchas hijas que han demostrado capacidad, pero tú... tú has ascendido por encima de todas ellas.” (Proverbios 31:10, 28, 29) El esposo puede demostrar aprecio a su esposa de muchas maneras, como por medio de salir juntos alguna noche o por una muestra de cariño.
Las esposas también tienen muchas oportunidades de demostrar su aprecio. Para proveer las cosas que se necesitan en la vida, el esposo generalmente tiene que trabajar con personas de diversos temperamentos y costumbres, y esto puede ser muy deprimente. De modo que, al regresar al hogar, ¡qué conmovedor es para él recibir de su esposa una bienvenida amorosa o escuchar de ella algunas palabras de aprecio por lo que él hace por la familia! Sí, ¡y qué agradecido puede estar un hombre por tener una esposa capaz y agradecida! La Biblia dice: “Su valor es mucho más que el de los corales. En ella el corazón de su dueño ha cifrado confianza, y no falta ninguna ganancia. Ella le ha recompensado con bien, y no mal, todos los días de su vida.”—Proverbios 31:10-12.
Los padres de edad avanzada también entran en el cuadro. Durante muchos años éstos han hecho mucho por nosotros. Los hijos son una “herencia de parte de Jehová,” pero el criarlos es una responsabilidad grande. (Salmo 127:3) De hecho, el hacer esto pudiera llamarse un programa de entrenamiento que dura veinte años. Sin embargo, muchas personas no demuestran agradecimiento a sus padres por todos esos años de servicio y abnegación. Demasiado a menudo, los padres de edad avanzada son echados a un lado e internados en un asilo de ancianos. Por supuesto, en algunos casos tal vez sea necesario darles atención profesional en lugares como éstos. Pero prescindiendo de lo entrenados que estén los extraños, el cuido que ellos por sí solos suministran a las personas de edad avanzada nunca es igual al que provee la propia familia de éstas. De modo que, cuando sea necesario y posible, ¡qué manera más excelente de desplegar aprecio por nuestros padres de edad avanzada cuando los invitamos a vivir con nosotros! El apóstol Pablo lo expresó de esta manera: “Recuerden que si una viuda tiene hijos o nietos, éstos tienen principalmente el deber de demostrar en sus propias casas que su religión es genuina mediante pagar de vuelta a sus padres por lo que éstos han hecho por sus hijos, y Dios acepta con gusto dicho servicio.” (1 Timoteo 5:3, 4, Phillips, en inglés) Por supuesto, los padres y los abuelos de edad avanzada deben cooperar y demostrar aprecio por lo que se hace por ellos.
Fuera del círculo familiar
Cuando los miembros de la familia nos demuestran su agradecimiento por algo que hemos dicho o hecho, ¡cómo conmueve eso nuestro corazón! De manera similar, los que no son de nuestra familia se sienten conmovidos cuando les expresamos nuestro aprecio por lo que dicen y hacen. Las oportunidades de hacer esto son tan numerosas que, en realidad, no hay manera de citarlas todas.
Quizás usted haya comenzado recientemente a aumentar su entendimiento de la Biblia mediante estudio personal y asociación con los testigos de Jehová. ¿No es cierto que es espiritualmente remunerador adquirir conocimiento de la Palabra de Dios? Seguramente usted reconoce eso. ¿Y qué hay en cuanto a los compañeros cristianos que usted tiene ahora? Las Sagradas Escrituras dicen que Jehová Dios habría de ‘mecer todas las naciones’ y que las “cosas deseables” de todas las naciones entrarían en Su casa de adoración. Evidentemente estas “cosas deseables” son las personas que están afluyendo a “la montaña de la casa de Jehová,” y que ahora lo adoran “con espíritu y con verdad.” (Isaías 2:2-4; Ageo 2:7; Juan 4:23, 24) Estas personas son amorosas, honradas, rectas, y están totalmente dedicadas a Dios y a Sus justos principios. ¡Piense en ello por un momento! En un mundo que se caracteriza por la falta de amor, la falta de honradez y la ingratitud, usted cuenta con el privilegio de tener compañeros devotos y excelentes. (2 Timoteo 3:1-5) ¿No es la asociación con ellos algo por lo cual estar profundamente agradecido? Ciertamente lo es.
Por otro lado, quizás hayamos disfrutado por años del modo de vivir cristiano. Si así es, piense en los que han sido nuestros fieles compañeros cristianos desde hace algún tiempo. Ciertamente sería apropiado agradecerles las muchas bondades que ellos han desplegado de palabra y obra. ¿Nos hemos quedado en su hogar? O, ¿hemos disfrutado de una comida con ellos? Entonces, aparte de expresiones verbales de gratitud, ¿no sería apropiado escribirles una nota o enviarles una tarjeta que exprese nuestro aprecio?
No hay duda de que cada uno de nosotros puede hallar muchas maneras de aumentar nuestra felicidad y la de otras personas mediante demostrar nuestro aprecio sincero. Por eso, seamos como el leproso curado que tenía verdadero espíritu de aprecio. Que no seamos ingratos, como los demás leprosos curados sobre quienes Jesús preguntó: ‘¿Dónde están los otros nueve?’
Está claro que debemos demostrar aprecio a nuestro semejante. Pero, ¿qué hay de Aquel que hizo todas las cosas? (Revelación 4:11) ¿Qué razones tenemos para estar agradecidos a él? ¿Y cómo podemos demostrar nuestro aprecio a Jehová Dios?