La apacibilidad tiene poder
UN CHOFER de camiones detuvo a un automóvil que venía en dirección contraria. Por descuido, el conductor del auto no disminuyó la intensidad de las luces de los faros y cegó momentáneamente al camionero. Este último empuñó una barra de hierro y destrozó los faros delanteros del auto de su desafortunado compañero de carretera. Entonces siguió su camino y dejó atrás al pobre conductor con un vehículo que ya no podía conducir. ¿Le suena familiar esa clase de incidente?
Para millones de personas la violencia es la respuesta a cualquier cosa que vaya en contra de su voluntad. Ellas recurren o al ataque verbal o a la fuerza física. La falta de apacibilidad va esparciéndose como una enfermedad contagiosa. Cada vez más personas llegan a la conclusión de que es inútil ser apacible, pues el imponerse parece ser mucho más eficaz. Pero ¿es eso cierto?
Un ejemplo de la historia
El hombre estaba bajo gran presión. Una gran muchedumbre con espadas y garrotes había venido a arrestarlo. En ese momento, un compañero íntimo sacó una espada y cortó la oreja a alguien que había venido con la muchedumbre hostil. El ambiente se llenó de tensión. En aquel momento difícil, ¿qué haría el hombre que fue arrestado?
El hombre era Jesucristo. Note su reacción. Al que había tratado de acudir en socorro suyo, Jesús dijo: “Vuelve tu espada a su lugar, porque todos los que toman la espada, perecerán por la espada. ¿O crees que no puedo apelar a mi Padre para que me suministre en este momento más de doce legiones de ángeles?”. (Mateo 26:47-53) En vez de desplegar falta de apacibilidad, Jesús “tocó la oreja [del hombre herido] y lo sanó”.—Lucas 22:51.
¿Es la apacibilidad muestra de debilidad?
Ciertamente, la apacibilidad que Jesús desplegó no podía atribuirse a una personalidad débil. Jesús era un hombre enérgico que tenía el respaldo del poder de su Padre celestial y se mantuvo firme en lo que es correcto. ¿Recuerda usted lo que hizo él al comenzar su ministerio? Entró en el templo de Jerusalén y, al ver a “los que vendían ganado vacuno y ovejas y palomas y a los corredores de cambios en sus asientos”, hizo un azote de cuerdas y “expulsó del templo a todos aquellos junto con las ovejas y ganado vacuno”. (Juan 2:14, 15; vea también Mateo 23:13-36.) ¡No hubo muestra de debilidad en aquella ocasión!
Por su ejemplo Jesús demostró que la apacibilidad no es solo un despliegue externo de tranquilidad, sino un reflejo de la personalidad firme, aunque apacible, de Dios. Jehová es firme al no tolerar el pecado. El lo odia profundamente y habla con mucha franqueza al respecto. (Proverbios 6:16-19) Sin embargo, aunque es apacible, Dios ha provisto una salida al hombre caído para que se reconcilie con El mediante el sacrificio de rescate y los servicios sacerdotales de Jesucristo. (Romanos 5:10; 1 Timoteo 2:5, 6; Hebreos 4:14-16) Por eso la apacibilidad de Jehová resulta en que uno se limpie completamente del pecado. (1 Juan 1:9) De modo que la apacibilidad tiene poder, poder que puede salvar.
Cómo desarrollar apacibilidad
Los cristianos imperfectos saben que la apacibilidad no está firmemente arraigada en ellos. Por haber nacido en pecado como parte de la familia de Adán, todos tenemos tendencias pecaminosas y llegamos a estar alejados de la vida que pertenece a Dios. (Efesios 2:3; 4:17, 18) No teníamos fe ni esperanza, y es probable que además nos sintiéramos frustrados e inseguros. Es fácil ver como este estado de ánimo pudiera ser un buen terreno para cultivar la falta de apacibilidad. (Compare con Proverbios 25:28.) Pero después de haber aprendido acerca de los caminos de Dios y que El ha perdonado nuestros pecados, ¿qué ha sucedido? Nuestra fe se ha fortalecido y hemos progresado en el desarrollo de los frutos del espíritu de Dios, entre los que se incluye la apacibilidad.—Gálatas 5:22, 23.
De modo que no es por ejercer nuestra propia fuerza de voluntad que ninguno de nosotros adquiere esta excelente cualidad. Más bien, la apacibilidad es el resultado de acercarnos a Dios como nuestra fuente de fortaleza. Nuestro deseo sincero de imitar el ejemplo de Jesús también nos ayuda a obrar con apacibilidad.
Según se señala en 1 Pedro 3:3, 4, la apacibilidad se asocia con la “persona secreta del corazón,” que es una cualidad interior. No es primordialmente una cualidad que se herede por naturaleza, sino que se cultiva como fruto del espíritu de Dios mediante el conocimiento exacto y la aplicación de Su Palabra. La apacibilidad es parte de la “nueva personalidad”, que es un reflejo de la personalidad de Jehová Dios. (Colosenses 3:10) Pero ¿es fácil desarrollar la apacibilidad piadosa?
Otras personas han tenido éxito
“No, no es fácil”, contestó un hombre alto y fornido. “Yo era boxeador profesional. Pero fuera del cuadrilátero, en mi propio pueblo, me llamaban ‘el terror del vecindario’. Me creía superior debido a mi fuerza física y me encantaba pelear en la calle. Además, en el hogar no tenía mucho gobierno de mí mismo. Recuerdo una ocasión en que mi esposa me exasperó y destrocé de dos patadas la puerta del sótano y la nevera. A veces me sentía avergonzado de mí mismo, especialmente cuando yacía borracho en el jardín del frente de mi casa, en medio de mi propio vómito. En aquellos momentos oraba a Dios por ayuda. Entonces me puse en comunicación más a menudo con los testigos de Jehová. Hace ocho años me bebí el último vaso de cerveza.
“Tuve que esforzarme mucho por tratar de dominar mi genio. Pero ahora, cuando predico de casa en casa, puedo razonar con las personas en vez de enfurecerme con ellas. El ver el amor que hay entre mis hermanos espirituales me ha ayudado a desarrollar un espíritu apacible, aunque todavía tengo que seguir luchando contra las viejas tendencias. Como anciano cristiano, puedo entender a otros que tienen la misma lucha, pero sé que es posible tener éxito.”
O considere el caso de cierta mujer de Amboina. Ella solía tener muy mal genio y portaba un cuchillo debajo de la blusa. En sus arrebatos de cólera había lesionado a varias personas. Entonces empezó a vivir de acuerdo con la verdad bíblica. Y ¿qué dice ella ahora, después de haber sido testigo cristiana de Jehová por veinte años? “Llegué a comprender que no podía adorar a Dios con aquel mal genio. Por eso cambié con Su ayuda, aunque todavía tengo que luchar conmigo misma por mantenerme serena.”
Estos ejemplos muestran que si uno desea cultivar la apacibilidad tiene que mantenerse alejado del modo de pensar y actuar incorrecto que es tan común en el mundo que nos rodea. Es como dijo el apóstol Pablo cuando escribió a los cristianos romanos: “Cesen de amoldarse a este sistema de cosas, mas transfórmense rehaciendo su mente, para que prueben para ustedes mismos lo que es la buena y la acepta y la perfecta voluntad de Dios. Pues por la bondad inmerecida que se me dio digo a cada uno que está allí entre ustedes que no piense más de sí mismo de lo que es necesario pensar”. (Romanos 12:2, 3) Cuando no pensamos más de nosotros mismos de lo que es necesario y consideramos que los demás son superiores a nosotros, esto nos ayuda a ser apacibles al tratar con ellos.—Filipenses 2:3.
¿En qué reside su poder?
En las relaciones humanas, la apacibilidad es mucho más poderosa que la aspereza. Cuando alguien tiene que tratar con una situación difícil o con una persona encolerizada, perturbada o profundamente abatida, la apacibilidad produce buenos resultados porque es muy probable que se dé una respuesta que abra el camino para superar la dificultad. La Biblia dice: “Una respuesta cuando es apacible, aparta la furia”. Sí, “una lengua apacible misma puede quebrar un hueso”.—Proverbios 15:1; 25:15.
¡Qué poder tiene la apacibilidad! En realidad esta cualidad establece la diferencia entre el restaurar la paz y el causar resentimiento, desunión y daño irreparable. Ahora veamos como esto es cierto en varios aspectos de las relaciones humanas, y lo remunerador que es.
En el círculo familiar
El propósito de Dios es que el círculo familiar sea un arreglo afectuoso y amoroso en el que haya comprensión mutua. Pero ¡ay, hoy vemos que la tensión y la falta de gobierno de uno mismo hacen que muchas familias sean infelices! Indudablemente, esto se debe en parte a que los miembros de la familia se conocen uno al otro demasiado bien, y, debido a la imperfección humana, todos en la familia inevitablemente cometen errores. Estos errores o se pueden agrandar o el amor puede cubrirlos.
Imagínese a Juan, quien es trabajador, llegar a casa después de un día de trabajo irritante. Anhela que su esposa le dé una alegre “bienvenida a casa”. En vez de eso, ella comenta: “Te telefoneé especialmente para pedirte que buscaras la compra de camino a casa. ¿Por qué no lo hiciste?”. ¿Cómo reaccionará Juan? El sabe que el responder con apacibilidad es lo que Dios aconseja, pero en tal momento pudiera ser muy difícil dar una respuesta apacible. Afortunadamente, en este caso, él le echa el brazo a su esposa y le dice: “Se me olvidó, querida. Lo siento mucho. Iré ahora a la tienda y regresaré en unos minutos”. Como recompensa tiene una noche placentera.
Lo mismo es cierto en la relación de los padres con los hijos. La apacibilidad hará que los padres sean abordables. Recuerde a Jesús. Los niños disfrutaban mucho de acercarse a él. (Mateo 19:14, 15) ¿Por qué? Porque, como él mismo dijo, era de “genio apacible y humilde de corazón”. (Mateo 11:29) Como padre o madre, ¿es usted de genio apacible, como lo era Jesús?
¿Qué hay de las relaciones de familia cuando el esposo no es cristiano y la esposa es discípula de Jesucristo? Es bueno que la esposa creyente mantenga una actitud positiva porque con el tiempo su esposo pudiera aceptar la verdad. Sin embargo en esta situación note lo importante que es que la esposa despliegue apacibilidad. El apóstol Pedro escribió: “Estén en sujeción a sus propios esposos, a fin de que, si algunos no son obedientes a la palabra, sean ganados sin una palabra por la conducta de sus esposas, [...] que [su adorno] sea la persona secreta del corazón en la vestidura incorruptible del espíritu tranquilo y apacible, que es de gran valor a los ojos de Dios”.—1 Pedro 3:1-4.
En la congregación
La congregación cristiana es como una familia grande. (Compare con 1 Timoteo 3:15.) Si predomina un espíritu de familia genuino, un espíritu de apacibilidad en el que los errores no se agrandan, sino que se cubren con amor, todos en la congregación harán el máximo por ser bondadosos unos con otros. Dicha actitud obrará en pro de la paz y la unidad. Especialmente los que están a cargo de superentender en sentido espiritual a la congregación deberían tener un espíritu de familia amoroso y apacible al tratar con otros compañeros que son miembros de la congregación, pues el apóstol Pablo escribió: “No critiques severamente a un hombre de más edad. Por lo contrario, ínstale como a padre, a los de menos edad como a hermanos, a las mujeres de más edad como a madres, a las de menos edad como a hermanas con toda castidad”.—1 Timoteo 5:1, 2.
Este magnífico consejo subraya la necesidad de que los superintendentes desplieguen apacibilidad semejante a la de Cristo. Si, antes de darse cuenta de ello, un miembro de la congregación comete un error, no sería apropiado reprender severamente a la persona que haya cometido el error. ¿Por qué? Porque es probable que la aspereza cause resentimiento, y posiblemente hasta cólera. Además, hace que la persona se aleje. Por eso, los superintendentes deben prestar atención a este consejo inspirado: “Hermanos, aun cuando un hombre da algún paso en falso antes de darse cuenta de ello, ustedes que tienen las debidas cualidades espirituales traten de reajustar a tal hombre con espíritu de apacibilidad, a la vez que tú te vigilas, cada uno, por temor de que tú también seas tentado”.—Gálatas 6:1.
Cuando obramos con espíritu de apacibilidad, imitamos la manera como Dios mismo trata con nosotros. Pablo aconsejó al superintendente cristiano Tito que desplegara “toda apacibilidad para con todos los hombres”. ¿Por qué? “Porque hasta nosotros en un tiempo éramos insensatos, desobedientes, siendo extraviados, siendo esclavos a diversos deseos y placeres, actuando con maldad y envidia, aborrecibles, odiándonos los unos a los otros.” No obstante, Jehová acudió en auxilio nuestro y nos salvó “según su misericordia”.—Tito 3:2-7.
Jesús dio mandato a sus discípulos de que ‘dejaran resplandecer la luz de ellos delante de los hombres’. (Mateo 5:16) Generalmente ¿qué atrae más a las personas? ¿La aspereza, o la bondad y la apacibilidad? ¿Cuál ha sido su propia experiencia? Es probable que concordemos con las palabras de Jesús: “Por lo tanto, todas las cosas que quieren que los hombres les hagan, también ustedes de igual manera tienen que hacérselas a ellos”. (Mateo 7:12) ¿No requiere esto apacibilidad de nuestra parte?
Al tratar con nuestros vecinos
Puede que tengamos que enfrentarnos a la oposición de nuestros vecinos, quizás cuando les visitemos para compartir con ellos las buenas nuevas. De seguro, en tales circunstancias es esencial que despleguemos apacibilidad, como se requiere de los superintendentes cristianos en la congregación. (Compare con 2 Timoteo 2:23-26.) Por nuestra apacibilidad, personas que hayan estado opuestas a nuestra obra pudieran con el tiempo responder favorablemente al mensaje del Reino.
Centenares de miles de personas por toda la Tierra han aceptado las buenas nuevas. En asociación con los cristianos ungidos, ahora son parte de una hermandad mundial amorosa. Por eso, hoy una “grande muchedumbre [...] de todas las naciones y tribus y pueblos y lenguas” atribuye la salvación a Jehová Dios y al Cordero, Jesucristo. (Revelación 7:9, 10; 14:1) Estos cristianos dedicados son prueba viviente de que la apacibilidad de Dios tiene poder que salva. En agradecimiento, ellos se esfuerzan por desplegar la cualidad divina de apacibilidad, y hallan que esto es sumamente remunerador. Es nuestro deseo que usted también se halle entre los de genio apacible que disfrutan de la bendición divina.—Compare con Mateo 5:5.
[Ilustración en la página 10]
“Se me olvidó, querida. Lo siento mucho”