La organización de Jehová sigue adelante... ¿sigue usted al paso de ella?
UNO no puede leer las Escrituras Griegas Cristianas sin quedar impresionado por el hecho de que los cristianos estaban organizados para rendir adoración. Principalmente, estaban organizados para predicar, para esparcir las buenas nuevas del reino de Dios.
El historiador moderno H. G. Wells hizo el siguiente comentario acerca del cristianismo primitivo: “Su única forma de organización era la organización de predicadores, y su función principal era la de pronunciar sermones.” Sí, como dijo el apóstol Pedro: “[Jesucristo] nos ordenó que predicásemos al pueblo y que diésemos testimonio cabal.”—Hechos 10:42; Mateo 28:18, 19.
Pero ¿qué hay de la predicación en nuestro tiempo... en estos “últimos días” de este sistema de cosas? (2 Timoteo 3:1-5) Jesucristo predijo: “Estas buenas nuevas del reino se predicarán en toda la tierra habitada para testimonio a todas las naciones; y entonces vendrá el fin.” (Mateo 24:14) Por eso, entonces, antes que llegue el fin de este sistema de cosas, tiene que llevarse a cabo una tremenda obra mundial de predicar. ¿Qué organización la está efectuando?
En realidad, hay solo un pueblo que está organizado mundialmente con el propósito de llevar a cabo esta obra de predicar acerca del Reino. Se trata de los testigos de Jehová. Su actividad de predicar está esparciéndose por toda la Tierra, en 206 países. En 1981 participaron en esta obra 2.361.896 Testigos. ¡Eso equivale a un aumento de más de tres cuartos de un millón de proclamadores del Reino sobre la cantidad que hubo hace solo diez años!
Para ir al mismo paso con la creciente actividad de predicar, los testigos de Jehová, en tan solo los pasados dos años, han comenzado, y en algunos casos han completado, la construcción de unas veinte nuevas fábricas para imprimir literatura bíblica. Además, hay un rápido crecimiento en la central internacional de los testigos de Jehová. En el primer siglo la organización cristiana recibía guía desde Jerusalén. (Hechos 15:1, 2) Pero hoy dicha dirección proviene de Brooklyn, Nueva York.
La noche del 15 de marzo del presente año se dedicó el edificio que se añadió recientemente al complejo de edificios de las oficinas centrales de Brooklyn. Se trata del edificio de oficinas que está ubicado en el 25 de Columbia Heights, el cual se muestra en la siguiente página. Este se compone de una estructura reconstruida y otra recién construida, las cuales están unidas para formar un solo edificio.
Más de dos mil miembros de la familia que trabajan en la central de Brooklyn estuvieron presentes para el programa de dedicación, que se presentó a las 6:45 de la tarde en la sala de asambleas del hogar. Pero el programa también se transmitió mediante el sistema de circuito cerrado de televisión al Salón del Reino y los diferentes comedores, para el provecho de los miembros de la familia que se reunieron allí. Además, más de seiscientos miembros de las haciendas Watchtower, ubicadas en el interior del estado de Nueva York, a unos 145 kilómetros de las oficinas centrales, pudieron escuchar el programa gracias a un sistema de conexión telefónico.
La dedicación hace resaltar la expansión
Después de la oración que hizo Carey W. Barber, John E. Barr inició el programa de dedicación con un resumen del estudio de La Atalaya para esa semana, que apropiadamente trataba sobre el tema de la dedicación. Luego Milton G. Henschel, presidente del programa de esa noche, invitó a Grant Suiter a que resumiera el “desarrollo histórico” de la organización de Dios desde 1919 hasta 1935.
“No consideramos este asunto de manera arrogante, sin tomar en cuenta a Jehová,” dijo el hermano Suiter al principio de su discurso, “sino que, al contrario, sí lo tomamos en cuenta y reconocemos lo que a él le ha agradado utilizar durante las pasadas décadas, a saber, esta familia.” Cuando los testigos de Jehová se mudaron por primera vez a Brooklyn allá en 1909, la familia de las oficinas centrales se componía tan solo de unos treinta miembros.
El hermano Suiter explicó que en octubre de 1919 la organización empezó a publicar la nueva revista The Golden Age, que ahora se llama ¡Despertad! Y el año siguiente, en una instalación pequeña situada en Myrtle Avenue, la familia de las oficinas centrales empezó a imprimir literatura bíblica en sus propias prensas. Así, comentó el hermano Suiter, para el año 1921 la familia había aumentado a 107 miembros. En 1923, dijo él, éstos estaban produciendo 5.000 libros al día.
El progreso de la organización de Dios hizo necesario que hubiera instalaciones más grandes. De modo que, según lo describió Suiter, en 1927 se edificó un hogar nuevo y más amplio para la familia de las oficinas centrales en la calle Columbia Heights, y se construyó una fábrica de ocho pisos a unas cuantas cuadras de distancia, en el 117 de la calle Adams.
Lyman A. Swingle continuó el relato del “desarrollo histórico” por medio de hablar sobre el progreso de la organización de Jehová desde 1936 hasta 1950. “En 1936 la persecución estaba aumentando por todo el mundo,” indicó él. Se habían construido “los campos de concentración de Hitler.” Entonces, moviendo la cabeza hacia donde estaba sentado un matrimonio de edad avanzada, dijo: “En aquel año el hermano Poetzinger y su esposa fueron arrestados, se les echó en esos campos, y no salieron de allí sino hasta nueve años después.” A pesar de tal persecución, ellos, y miles de otros hermanos, han seguido adelante al paso de la organización de Dios.
“Aquéllos fueron años críticos,” dijo el hermano Swingle a continuación. “El 1 de septiembre de 1939 Hitler entró con sus tropas en Polonia, y la II Guerra Mundial empezó.” Aumentaron también los problemas en los Estados Unidos. “Los ataques de chusmas aumentaron por todo el país,” relató él. “Varios de nuestros Salones del Reino fueron incendiados y se quemaron completamente. Muchos de nuestros automóviles fueron destruidos. ... No obstante, a pesar de todos los problemas, ¡en 1940 la cantidad de publicadores aumentó en 40 por ciento!” Durante la guerra misma, señaló él, la cantidad de apoyadores de la organización se duplicó... de 71.500 publicadores del Reino a más de 141.000.
“En 1946,” dijo Swingle después, “se celebró la primera asamblea de la posguerra en Cleveland, Ohio... asistieron ochenta mil personas.” En esa ocasión se anunció que había de llevarse a cabo más trabajo de construcción en la propiedad ubicada en la calle Columbia Heights, y que los hermanos podían apoyar el programa de construcción por medio de sus contribuciones. “Entonces construimos un edificio de diez pisos [una añadidura al hogar existente], y era tan grande,” dijo el hermano Swingle, “que creíamos que nunca más tendríamos que construir otro edificio en Brooklyn. A la misma vez edificamos un edificio de nueve pisos como añadidura a la fábrica en el 117 de la calle Adams. Estos edificios se dedicaron a principios de 1950.”
Acercándose a la conclusión, el hermano Swingle relató lo siguiente: “1950... la primera vez que se usó el Yankee Stadium para una asamblea de ocho días. A ésta asistieron hermanos procedentes de sesenta y siete países. La asistencia: 123.707 personas.” ¡Este verdaderamente fue un período de expansión! “De 1936 a 1950 el número de publicadores aumentó de 50.000 a 373.430... ¡cantidad que era siete veces y media mayor que la de quince años antes!” Pero, ¿a quién, apropiadamente, va la alabanza por todo esto? En conclusión, el hermano Swingle citó las palabras de Nehemías: “Llegaron a conocer que fue por parte de nuestro Dios que esta obra se había hecho.”—Nehemías 6:15, 16.
Después el hermano Henschel habló sobre el “desarrollo histórico... de 1951 a 1981.” A manera de introducción, dijo: “Jehová hace que las cosas sucedan. Jehová las hace crecer.” Y después de citar las palabras del apóstol Pablo: “Somos colaboradores de Dios,” preguntó: “¿No es éste un pensamiento muy animador, el poder trabajar con Dios en Su obra y ver los resultados que Jehová produce?”—1 Corintios 3:6-9.
“He ahí la prueba,” dijo el hermano Henschel a continuación, “el desarrollo histórico demuestra que Jehová dirige la obra. ...Tenía que haber publicadores para dar a conocer estas buenas nuevas por todo el mundo. Esa es nuestra asignación... ‘predicar las buenas nuevas del reino.’” El entonces citó el gran aumento que ha habido: “798.000 publicadores en 1958. Luego, para 1968, 1.221.000 trabajadores. Para 1978, 2.182.000 publicadores, y para 1981, 2.361.000.”
“Para que los más de 2.000.000 de trabajadores llevaran a cabo la obra,” dijo el hermano Henschel, “tenía que haber equipo.” ¿Quién lo proveería? ¡Los miembros de la familia de las oficinas centrales! “Allá en 1950,” dijo Henschel, “la familia se componía de 355 miembros.” Pero, indicó él, a medida que fue aumentando la demanda de literatura bíblica, la familia de las oficinas centrales fue creciendo también... para 1960 la cantidad de miembros aumentó a 512; para 1965, a 678; para 1970, a 1.228; y hoy hay unos 2.600 miembros.
Para alojar a todos estos trabajadores, se necesitaban más habitaciones. Henschel describió la expansión: En octubre de 1960 se dedicó un nuevo hogar de doce pisos situado en el 107 de Columbia Heights. Se construyó otro hogar nuevo en el 119 de Columbia Heights y se dedicó el 2 de mayo de 1969. Entonces, en 1975, se compró un edificio grande, el hotel Towers, que se reconstruyó para que sirviera como edificio de vivienda para unos novecientos miembros de la familia. Y en las haciendas Watchtower se completaron nuevos edificios de vivienda en 1968, 1971 y 1973.
Henschel relató que se construyeron y se compraron fábricas para satisfacer la creciente demanda de literatura bíblica. En 1956 se construyó un edificio de trece pisos en el 77 de la calle Sands. Luego, en 1958, se compró otro edificio (uno de diez pisos), que está directamente enfrente. En 1968 se completó un nuevo edificio de once pisos contiguo al susodicho para alojar equipo de imprenta. Junto con la fábrica en el 117 de la calle Adams, estos edificios que sirven de fábricas ocupan cuatro manzanas y están conectados mediante puentes elevados. Entonces, en noviembre de 1969, se compró el complejo de edificios de la compañía Squibb, situados a unas cuantas manzanas de distancia. Y, como hizo notar Henschel, estos edificios eran de interés particular durante el programa de dedicación, ya que el edificio en el 25 de Columbia Heights forma parte de este complejo.
Mientras tanto, había mayor expansión en las haciendas Watchtower, que se compraron en 1963. Henschel relató que en 1973 se había completado la primera fábrica allí. Y luego, en 1975 empezó a funcionar una segunda fábrica, una más grande.
Después de hablar acerca de otros sucesos históricos de los pasados treinta años, incluso la asamblea de 1958 que se celebró en el Yankee Stadium y el Polo Grounds, a la que asistieron 253.922 personas, el hermano Henschel presentó a Max H. Larson y anunció su parte del programa, intitulada “Rasgos de la construcción.” El hermano Larson presentó cuarenta diapositivas en las que se vio la demolición de algunas partes del antiguo complejo de edificios de Squibb y la construcción del nuevo edificio de oficinas. Los espectadores vieron cómo se conectó este nuevo edificio con la fábrica contigua que ya existía allí, la cual había sido transformada para que sirviera como moderno edificio de oficinas.
Larson explicó: “A mediados de 1978 empezó a efectuarse el trabajo en el edificio ubicado en el 25 de Columbia Heights para convertirlo de almacén en un moderno edificio de oficinas. Para realizar este trabajo se requirió un equipo de entre 180 y 200 hermanos y hermanas.” Mientras tanto, en septiembre de 1979, la demolición susodicha empezó a llevarse a cabo, y luego en diciembre de 1979 se empezó a construir el nuevo extremo al este del edificio en el 25 de Columbia Heights.
Franz pronuncia el discurso de dedicación
Para concluir el programa inspirador de aquella noche, el hermano Henschel presentó al presidente de la Sociedad Watchtower Bible and Tract, Fred W. Franz. El hermano Franz emprendió la predicación de tiempo completo allá en 1914, y ha servido como miembro de la familia de las oficinas centrales desde 1920. Así que pudo relatar, mediante experiencias personales, muchos detalles interesantes acerca del progreso de la organización de Jehová.
Aunque las instalaciones que se acaban de completar en el 25 de Columbia Heights son excelentes, el hermano Franz hizo hincapié en el hecho de que no se habían construido con propósito egoísta alguno. Llamó la atención al relato bíblico de Marcos 7:11-13, donde se menciona a cierto hombre que tenía algunos bienes, pero que en vez de usarlos para honrar a sus padres, como debería haberlo hecho, quería usarlos para sus propios fines egoístas. De modo que los declaró “corbán, es decir, un don dedicado a Dios.”
Sin embargo, el hermano Franz dijo: “Los hermanos y hermanas nuestros que ocupan las nuevas oficinas que estamos dedicando a Jehová no se comportan así. Más bien, están utilizando estas nuevas instalaciones para dar lo mejor que tienen a Jehová Dios. Están trabajando arduamente, no para procurar para sí algún placer egoísta al estar en dichas instalaciones excelentes, sino para desempeñar más trabajo y hacerlo de mejor manera.”
Aunque estas nuevas instalaciones están construidas de modo excelente y duradero, el hermano Franz hizo notar que necesitamos la protección de Jehová, tal como dice la Biblia en Salmo 127:1: “A menos que Jehová mismo edifique la casa, de nada vale que sus edificadores hayan trabajado duro en ella.” Y así es con las propiedades que hay aquí, explicó el hermano Franz, a menos que Jehová las proteja y bendiga las actividades que efectuamos en ellas, estamos haciendo esfuerzos en vano. Pero la historia del pueblo de Dios en el transcurso de los años, dijo él, prueba que Jehová está bendiciendo y protegiendo a su pueblo.
Al concluir su discurso, el hermano Franz citó las palabras del rey David: “¿Quién soy yo y quién es mi pueblo, para que retengamos el poder para hacer ofrendas voluntarias de esta manera? Porque todo proviene de ti, y de tu propia mano te hemos dado.” (1 Crónicas 29:14) Así, puesto que Jehová es el Dueño de todo, y hemos obtenido estas propiedades de manos de él, dijo Franz, lo único que estamos haciendo es devolviéndolas a Jehová por medio de dedicarlas a él. De modo que, a manera de conclusión a aquel día y aquella noche tan deleitables y espiritualmente edificantes, él anunció: “Quisiera declarar ahora que estas nuevas oficinas quedan plena e inequívocamente dedicadas a Jehová Dios.”
Un día entero de bendiciones espirituales
El programa nocturno de dedicación había sido tan solo la conclusión, el postre, por decirlo así, de un día de actividades muy especial. La familia empezó la mañana con la consideración de un texto bíblico a las 7 de la mañana, como se hace todos los días de trabajo en las oficinas centrales de Brooklyn, y luego desayunó. Pero entonces, a las 8 de la mañana, la mayor parte de la familia —los que trabajan en el hogar y la fábrica— empezaron a hacer una visita organizada al edificio de oficinas en el 25 de Columbia Heights. En cambio, los que trabajan en el complejo de oficinas fueron a sus trabajos asignados, como de costumbre. Se había impreso un folleto de veinte páginas en el que se delineaba el programa para todo el día y la ruta de la visita. ¿Qué vieron los que hicieron dicha visita organizada?
Conforme a las instrucciones, entraron al hermoso vestíbulo del nuevo edificio ubicado en el 25 de Columbia Heights y prosiguieron al Departamento de Servicio, situado en ese mismo tercer piso. Aquí hay diez escritorios que atienden asuntos del servicio del campo, donde se reciben unos 325 informes de superintendentes de circuito. En el segundo piso, los visitantes vieron el Departamento de Territorio y el escritorio donde se atienden los asuntos que tienen que ver con los precursores. Llegaron a saber que en 1981, desde este escritorio, se asignó a 5.578 nuevos precursores.
Por ascensor subieron al piso doce, y visitaron las oficinas de los que se ocupan de los asuntos financieros de la Sociedad. En el piso once vieron el Departamento de Contabilidad, donde se calcula el costo de las operaciones de la Sociedad, tales como la producción y el envío de literatura. Más abajo, en el piso diez, visitaron las Oficinas Administrativas, como también la sala de reunión del Cuerpo Gobernante. En el noveno piso vieron el Departamento de Arte, en el que se exhibieron los varios estilos de arte que utilizan los artistas al preparar las ilustraciones para las publicaciones de la Sociedad.
La próxima parada fue el Departamento de Redacción en el octavo piso, donde se escribe la información para las revistas, los libros y otra literatura de la Sociedad. La mayor parte de los escritores, en vez de utilizar máquinas de escribir, ahora escriben el material directamente en terminales de computadoras u ordenadores. Estas están conectadas a máquinas de imprimir que, al recibir las instrucciones debidas, mecanografían a una velocidad de unas 700 palabras por minuto el material que se ha escrito en los terminales. Pronto, por todo el complejo, habrá 149 terminales que desempeñarán diversas funciones de oficina y 20 máquinas de imprimir.
Entonces, los visitantes pasaron al séptimo piso, donde visitaron el Departamento de Fotocomposición. Aquí se les mostró cómo el texto que se origina en el Departamento de Redacción se compone en estaciones de trabajo de gráfica, según el formato que se desea que tenga la página acabada. Luego, en el Departamento de Artes Gráficas, situado cerca del de Fotocomposición, vieron cómo el texto escrito y las ilustraciones se convierten en película por medio de varios procesos fotográficos. La película que resulta se monta para ser convertida en planchas y se envía a la fábrica, donde se hacen las planchas de imprimir de tipo offset. También en el séptimo piso, la familia visitó el Departamento de Español y el Departamento de Corrección de Pruebas. Entonces, en el sexto piso, en el Departamento de Informática, vieron grandes sistemas de ordenadores que almacenan y procesan toda la información que llega a ellas desde los terminales de todo el complejo de oficinas.
Aunque los visitantes ya habían visto tanto, todavía les quedaba mucho que ver antes de parar en el hogar y tener un almuerzo al estilo de cafetería a las 11:45 a.m. Así que, prosiguieron al Departamento de Correspondencia y el Departamento de Facturación y Teneduría de libros, que quedan en el quinto piso. Entonces cruzaron el puente (éste puede verse en la fotografía que aparece en la página 24) que conecta el edificio de oficinas en el 25 de Columbia Heights con los edificios del frente. En esta sección visitaron la oficina que se ocupa del mantenimiento de los edificios, la Escuela de Galaad, el departamento que se ocupa de la fabricación de cajas de cartón, y también el departamento de pintura y trabajos que se efectúan en andamios, el taller de tapicería, el taller de encuadernación manual y el taller para el mantenimiento de máquinas.
Muchos hallaron que eran particularmente interesantes los estudios de grabación, donde se graban los dramas para las asambleas, las lecturas de la Biblia y la música. Luego fue fascinador ver cómo funciona el departamento de reproducción de cintas. Se producen unas quince mil cintas de casete al día... ¡se han producido más de nueve millones de cintas desde que se estableció el departamento en 1978! Pero, antes de ir al almuerzo, aún faltaba por ver el taller de reparación de equipo electrónico, el departamento para la preparación de literatura en Braille, la oficina para asuntos de construcción, la oficina donde se hacen dibujos mecánicos, la oficina que se ocupa de las asambleas, el departamento de fotografía, la oficina del personal, el garaje y el departamento de envíos.
¡Qué completa y estimulante fue aquella visita organizada de tres horas y media! Todos se dieron cuenta de que la organización de Jehová ciertamente va hacia adelante. Después de un almuerzo ligero, la familia se dirigió al complejo de edificios que componen la fábrica. Para las 12:30 de la tarde, los trabajadores de la fábrica estaban en sus respectivos lugares de trabajo a fin de mostrar al resto de la familia el uso del equipo que se usa en la impresión y encuadernación de la literatura bíblica. Fueron de interés particular las inmensas máquinas de imprenta nuevas de tipo offset... de las cuales había cinco cuando se hizo la visita, y se recibirán tres más este año. ¡La más grande, la que imprime las Biblias, mide 33 metros de largo!
Después de visitar la fábrica, que tomó tres horas, la familia se dirigió al hogar, cansada, pero emocionada de ver claramente que Jehová está bendiciendo la expansión. A las 4 de la tarde todos se reunieron en sus respectivos lugares en los seis comedores para disfrutar de una cena especial. Luego, después de un breve descanso, todos disfrutaron del programa de dedicación, que fue sumamente animador.
Apoyo a la organización progresiva de Jehová
En muchos otros países, el pueblo de Jehová está experimentando este mismo espíritu de gozo y entusiasmo a medida que ve la prueba de que Jehová está bendiciendo los esfuerzos de este pueblo por expandir las instalaciones que se utilizan para esparcir las buenas nuevas del Reino. En un país tras otro se han acabado de construir edificios de sucursal o se está en el proceso de construirlos.
Claro, se requiere dinero para llevar a cabo todo este trabajo de construcción y expansión por todo el mundo. Aunque los testigos de Jehová nunca han solicitado contribuciones, los que estén interesados en contribuir financieramente para la expansión de los intereses del reino de Jehová pueden hacerlo por medio de enviar sus contribuciones a la sucursal de la Sociedad Watch Tower del país donde viven. En los Estados Unidos tales contribuciones pueden enviarse a la Sociedad Watch Tower, 25 Columbia Heights, Brooklyn, Nueva York 11201. Se acusa recibo de dichas donaciones como expresión de agradecimiento.
El pueblo de Jehová ha recibido el mandato claro de predicar las buenas nuevas del reino de Dios por toda la Tierra habitada antes que llegue el fin. (Mateo 24:14) No sabemos hasta qué grado se propone Dios que se efectúe esta obra. Pero usted puede estar seguro de que, sea lo que sea que esté en reserva para el futuro, la organización de Jehová seguirá hacia adelante y efectuará lo que El mande.
[Fotografía en la página 24]
El antiguo complejo de la compañía Squibb, que ahora pertenece a los testigos de Jehová. A la derecha está el edificio de oficinas en el 25 de Columbia Heights
[Fotografías en la página 25]
El hogar situado en el 124 de Columbia Heights, en 1950
La fábrica en el 117 de la calle Adams, en 1950
[Fotografías en la página 26]
107 de Columbia Heights
El edificio “Towers”
119 de Columbia Heights
[Fotografías en la página 27]
El complejo de edificios que componen la fábrica de Brooklyn, la cual ocupa cuatro manzanas
Las haciendas Watchtower con instalaciones de imprenta y vivienda
[Fotografía en la página 28]
Fred Franz, pronunciando el discurso de dedicación
[Fotografías en la página 29]
Edificio de oficinas en el 25 de Columbia Heights y vistas de varias operaciones
1. La entrada del edificio en el 25 de Columbia Heights
2. Visita organizada de la sala de reuniones del Cuerpo Gobernante
3. Una mirada al cuarto de computadoras
4. Una visita a la oficina del presidente
5. Observando una exhibición del Departamento de Arte
6. Observando un terminal de computadora del Departamento de Redacción