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  • Lo que lleva a hacer cosas malas
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La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1983
w83 1/7 págs. 8-9

La Palabra de Dios es viva

Lo que lleva a hacer cosas malas

EL HOMBRE que está al frente, luchando en la batalla cerca del muro, es Urías. El rey David de Israel había escrito lo siguiente a Joab, general de su ejército: “Pongan a Urías enfrente de los ataques más pesados de la batalla, y ustedes tienen que retirarse de detrás de él, y él tiene que ser derribado y morir”. (2 Samuel 11:15.)

Urías era un hombre bueno y leal. Entonces ¿por qué planeó deliberadamente David, quien también era siervo de Jehová, que se matara a Urías?

El leer los siguientes versículos de la Biblia puede ayudarnos a comprender esto: “Con cosas malas Dios no puede ser probado ni prueba él mismo a nadie. Pero cada uno es probado por medio de ser provocado y atraído seductoramente por su propio deseo. Luego el deseo, cuando se ha hecho fecundo, da a luz el pecado; a su vez, el pecado, cuando se ha realizado, produce la muerte”. (Santiago 1:13-15.)

Tal vez usted pregunte: “Pero ¿cómo nos ayuda esta información a comprender por qué David hizo que mataran a Urías?”. Para obtener la respuesta tenemos que examinar las circunstancias que hicieron que David deseara la muerte de Urías.

Cierto día, mientras Urías estaba ausente, sucedió que David miró desde la azotea de su casa y vio a la bella esposa de Urías, Bat-seba, quien estaba bañándose. ¿Qué hizo David? Siguió mirándola. Al hacer esto, dejó que creciera en su corazón el deseo de tener relaciones sexuales con Bat-seba. No fue Dios quien probó o tentó a David. No, David fue provocado y atraído seductoramente por su propio deseo.

Finalmente, el deseo malo que cultivó David se hizo tan intenso que David hizo llamar a Bat-seba al palacio. Allí, tuvo relaciones sexuales con ella. Luego, debido a que Bat-seba quedó encinta y David no pudo encubrir el acto de adulterio que habían cometido, David hizo arreglos para que Urías muriera en la batalla.

Es verdad que el pecado de David no resultó en que él perdiera el favor de Dios para siempre y tampoco recibió una sentencia de muerte de parte de Él. Eso se debió a que David se arrepintió sinceramente, y Jehová le mostró misericordia (Salmo 51:1-14). No obstante, aquella experiencia nos ayuda a comprender que en muchos casos las personas hacen cosas malas debido a que cultivan deseos malos en su corazón. Así, de la experiencia de David, debemos aprender a evitar situaciones, como también actividades y ciertas formas de entretenimiento, que exciten el “apetito sexual”. (Colosenses 3:5; 1 Tesalonicenses 4:3-5.)

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