Las enfermedades... ¿desaparecerán algún día?
SI USTED hubiera desarrollado cáncer en los huesos unos 10 años atrás, ciertamente sus perspectivas tocante al futuro habrían sido sombrías. Según el Instituto Nacional para Combatir el Cáncer, 10 años atrás 80 por 100 de los adultos jóvenes que tenían cáncer en los huesos morían dentro de un período de 3 años. Hoy, sin embargo, gracias a los adelantos de la ciencia, se afirma que 90 por 100 de los pacientes en tal condición quedan libres de la enfermedad tres años después de haberse hecho el diagnóstico.
Se han alcanzado progresos parecidos en el tratamiento de otras enfermedades. Por ejemplo, en 1979 una comisión mundial nombrada por la Organización Mundial de la Salud declaró que la viruela había sido erradicada mundialmente. En cuanto a la tuberculosis, aunque todavía mueren de ella unos 3.000.000 de personas cada año, la revista World Health afirma: “Ya tenemos todas la armas necesarias para acabar con la tuberculosis. Lo único que necesitamos para acabar con las enfermedades, de una vez para siempre, son los recursos financieros y la voluntad política”.
No se puede negar que la ciencia ha alcanzado grandes progresos en la lucha contra las enfermedades. No obstante, subsiste este hecho: La ciencia está lejos de vencer las enfermedades y dolencias. Por ejemplo, las enfermedades cardíacas continúan siendo la causa principal de muertes prematuras en los países industrializados. Además, considere el recuadro adjunto: “¿Está la ciencia acabando con las enfermedades?”. En éste se mencionan otras enfermedades que siguen frustrando a la ciencia médica.
Causa frustración el ver que la lista de enfermedades mortales parece alargarse, pues persisten las de antaño, y a éstas se añaden otras nuevas. Está claro que, aunque la ciencia ha adelantado mucho y nos ha dado mucho por lo cual estar agradecidos, de ninguna manera está eliminando las enfermedades y dolencias. ¿No hay ninguna esperanza en cuanto al futuro?
Fundamento para tener esperanza
Hay toda razón para tener verdadero optimismo respecto a que las enfermedades llegarán a su fin. Pero no mediante el trabajo de científicos dedicados, no. Más bien, el fin de las enfermedades vendrá de una fuente muy superior a ésa.
Para vencer permanentemente las enfermedades, hacen falta dos factores muy importantes: 1) El poder hacerlo y 2) el querer hacerlo. No basta una de estas cosas sin la otra. Recuerde que la revista World Health afirmó que el hombre puede acabar con la tuberculosis para siempre, pero carece de “los recursos financieros y la voluntad política”.
Al fin, solo hay un personaje en el universo que tanto puede como quiere acabar con todas las enfermedades para siempre... ¡Dios mismo! En verdad, cuando Jesucristo, quien reflejaba perfectamente las cualidades de su Padre, estuvo en la Tierra, demostró maravillosamente cómo el poder procedente de Dios puede vencer las enfermedades y males físicos. (Juan 14:9.)
No hay duda de que Jesucristo, mediante el ‘poder de Dios’, podía vencer las enfermedades (Lucas 9:43). En un sentido muy real, Jesús devolvió la salud a muchas personas enfermas y lisiadas... los cojos, los tullidos y los ciegos (Mateo 15:30, 31), los epilépticos, los paralíticos (Mateo 4:24), los leprosos (Lucas 17:12-14), una mujer que padecía de hemorragias (Marcos 5:25-29), un hombre que tenía una mano seca (Marcos 3:3-5), un hombre que tenía hidropesía (Lucas 14:2-4) y personas enfermas de “diversas dolencias” (Lucas 4:40). Pues, ¡hasta hay tres casos comprobados en que Jesús levantó de la muerte a unos difuntos! (Lucas 7:11-15; 8:49-56; Juan 11:38-44). En la mayoría de los casos, la curación fue instantánea; no se requirió un período de convalecencia o rehabilitación.
Por supuesto, es patente que Jesucristo quería vencer las enfermedades, pues llevó a cabo muchas curaciones. Sin embargo, la Biblia revela de modo muy enternecedor el deseo sincero que tenía Jesús de devolver la salud a otras personas.
Después que hubo oído acerca de la muerte de Juan el Bautizante, Jesús se retiró en una barca a un lugar aislado para estar a solas. Pero parece que una muchedumbre considerable de personas vieron zarpar la barca y dedujeron adónde se dirigía. La muchedumbre estaba esperándolo cuando Jesús llegó a aquel lugar. ¿Cómo reaccionó Jesús? ¿Se resintió? ¿Se enojó? Después de todo, ¿no tenía él derecho al descanso y al sosiego? Sin embargo, en vez de decir que él pensó que la gente era una molestia, el registro explica:
“Ahora bien, al salir vio una grande muchedumbre; y se compadeció de ellos, y curó a sus enfermos” (Mateo 14:13, 14). Cierto escriturario dice lo siguiente acerca de la palabra griega que en este texto se traduce “se compadeció”: “[Ésa es] la palabra que con más vigor expresa la misericordia compasiva en el idioma griego. Se forma de la palabra splagchna, que significa las entrañas, y describe la misericordia y la compasión que conmueven a un hombre hasta lo más recóndito de su ser”. Sí, Jesús no podía soportar el ver el sufrimiento de otras personas sin aliviar el dolor. (Lucas 5:12-14.)
No hay la menor duda. Dotado de poder por Dios, Jesucristo tanto podía como quería vencer las enfermedades. ¡Y todavía puede y quiere hacer lo mismo (Hebreos 13:8)! Las curaciones que efectuó mientras estuvo en la Tierra prefiguraron las bendiciones de curación que se extenderán a la humanidad por toda la Tierra bajo la gobernación del Reino de Dios. ‘Pero ¿cuándo será eso?’, pregunta usted.
¡El fin de las enfermedades está cerca!
Como se ha demostrado muchas veces en La Atalaya, la “señal” compuesta, de la cual forman parte las “pestes” o enfermedades, se ha hecho patente, sin lugar a dudas, desde 1914. Cuando uno examina la prueba, no le quedan dudas de que las palabras de Jesús se han cumplido. Así que muchas de las enfermedades y dolencias que vemos hoy día realmente cumplen la profecía de Jesús que se halla en Mateo 24:3-7 y Lucas 21:10, 11. ¡Esto significa que vivimos en “la conclusión del sistema de cosas”!
Pronto el Reino de Dios quitará al sistema inicuo actual y lo reemplazará con un Nuevo Orden justo (2 Pedro 3:13). Entonces, bajo la gobernación del Reino, las pestes o enfermedades ya no nos privarán de la salud y la vida. ¡Qué agradecidos podemos estar de que nuestro amoroso Padre celestial tanto quiera como pueda acabar completamente con las enfermedades y las dolencias para siempre! (Revelación 21:3, 4.)
¿Quisiera usted aprender más en cuanto a esas bendiciones que Dios ha prometido, y lo que debe hacer para beneficiarse de ellas? Los testigos de Jehová gustosamente le ayudarán. ¿Por qué no se pone en comunicación con los Testigos de su localidad, o escribe a los publicadores de esta revista?
[Ilustración en la página 6]
Jesús tanto podía como quería vencer las enfermedades
[Recuadro en la página 7]
¿Está la ciencia acabando con las enfermedades?
Cáncer: Se calcula que este año habrá unos 835.000 nuevos casos de cáncer en los Estados Unidos. En el mismo tiempo, unas 430.000 personas morirán de esta enfermedad. Además, la Organización Mundial de la Salud afirma que, de los aproximadamente 37.000.000 de casos de cáncer que hay por todo el mundo, más de la mitad se encuentran en los países en vías de desarrollo.
Enfermedad de Chagas: Ésta es una infección parasitaria que aflige a unos 10.000.000 de personas en América del Sur y América Central. Durante las primeras etapas los parásitos invaden los tejidos del cuerpo, particularmente los del corazón. La enfermedad es crónica y puede ser mortífera, pues en muchos casos la insuficiencia cardíaca causa la muerte. No se conoce ninguna cura para la enfermedad de Chagas.
Gripe: No cabe duda de que la gripe o influenza española ha sido la peor gripe pandémica de todas, pues entre 1918 y 1919 causó la muerte a unos 20.000.000 de personas. A pesar de la disponibilidad de vacunas, desde entonces han aparecido nuevas e importantes variedades del virus gripal. El virus gripal tiene la extraña habilidad de cambiar de estructura molecular de vez en cuando, lo cual resulta en nuevas epidemias. Así, la gripe asiática causó la muerte a unas 57.000 personas por todo el mundo en 1957. Entre 1968 y 1969, la gripe de Hong Kong costó la vida a 33.000 personas. En los últimos 20 años, unos 500.000 estadounidenses han muerto de gripe.
Ceguera de los ríos: La ceguera de los ríos, también llamada oncocerciasis, es una enfermedad crónica que se esparce mediante la picadura de cierta mosca. Después que la infección invade el cuerpo humano, se forma tejido cicatrizal en la piel y en los ojos. Aunque puede causar ceguera, por lo general esta enfermedad no es mortífera. En África, México, Guatemala, Venezuela, Colombia y Brasil unos 40.000.000 de personas tienen oncocerciasis. Los investigadores siguen buscando terapias menos arriesgadas que las existentes para la ceguera de los ríos.
Lupus: El lupus eritematoso generalizado, o simplemente lupus, es una enfermedad del sistema de inmunidad que a veces es letal, y afecta a una cantidad considerable de estadounidenses, entre 500.000 y 1.000.000. El lupus es una afección en la que el mismísimo sistema de inmunidad del cuerpo ataca los tejidos conjuntivos o conectivos, que sostienen y mantienen unidas a las células. El pronóstico para la mayor parte de los pacientes ha mejorado en los últimos años, pues entre 80 y 95 por 100 de los pacientes continúan viviendo por lo menos 10 años después de haberse diagnosticado la enfermedad. Pero, hasta ahora, no se conoce cura para el lupus.
Bilharziosis: La bilharziosis (esquistosomiasis), que ya aflige a unos 200.000.000 de personas en 71 países, se está esparciendo rápidamente. Los humanos se contaminan al bañarse o nadar en agua que contiene ciertos caracoles infectados con el parásito esquistosómido. Una vez que los huevos del parásito penetran en el huésped humano, pueden causar mucho daño a la vejiga y el hígado, lo cual en muchos casos resulta en muerte. Todavía es difícil controlar la bilharziosis (especialmente en países muy pobres), pues el control de esta enfermedad depende en gran parte de disponer apropiadamente de los excrementos.
Malaria: La malaria, o paludismo, provocada por la picadura de la hembra del mosquito del género Anopheles, es una afección antigua. En un tiempo fue eliminada de países como la India y Sri Lanka, ¡pero en los últimos años ha regresado y ha tenido efectos devastadores! Cada año, en África, causa la muerte a un millón de niños de menos de cinco años de edad. Además, actualmente, por todo el mundo más de 150.000.000 de personas padecen de los escalofríos, la fiebre y otros síntomas del paludismo. Los investigadores siguen buscando una vacuna contra éste.
Enfermedades venéreas: La disponibilidad de la penicilina dio una falsa confianza a una sociedad de normas morales relajadas. Actualmente se ha esparcido una forma de gonorrea que es resistente a la penicilina.
Una nueva enfermedad es la del herpe (o herpes) genital, que en los Estados Unidos afecta, según se dice, a unos 20.000.000 de personas. Esta enfermedad es causada por un virus que se transmite generalmente mediante el contacto sexual. De igual manera, una nueva enfermedad llamada AIDS (siglas en inglés para síndrome de deficiencia inmunológica adquirida) se está esparciendo rápidamente entre los homosexuales y otras personas. Los expertos la consideran una de las epidemias más mortíferas. No se conoce ninguna cura para el herpe genital ni para AIDS.
Esclerosis múltiple: Tan solo en los Estados Unidos, la esclerosis múltiple, que es una enfermedad del sistema nervioso central —del cerebro y la médula espinal— aflige a unas 500.000 personas. Por lo general ataca a sus víctimas durante la segunda o tercera década de la vida de éstas. En la larga lista de síntomas figuran: entumecimiento, pérdida de coordinación, visión nublada, habla mal articulada y pérdida del control de los músculos de la vejiga y del intestino. Aunque se están llevando a cabo muchas investigaciones al respecto, no se ha hallado ninguna cura.