La Palabra de Dios es viva
¿Qué oraciones oye Dios?
USTED tal vez reconozca esta escena en la que Jesús está orando en el jardín de Getsemaní. Los hombres que están dormidos cerca de él son sus apóstoles Pedro, Santiago y Juan. Jesús sabe que, de acuerdo con la profecía bíblica, se le dará muerte junto con criminales. No obstante él ora: “Padre, si deseas, remueve de mí esta copa [la voluntad de Dios de que Jesús sufriera una muerte ignominiosa]. Sin embargo, que no se efectúe mi voluntad, sino la tuya”. (Lucas 22:42; Isaías 53:12.)
Aquélla fue una noche muy dura para Jesús. La Biblia dice: “Entrando en agonía continuó orando más encarecidamente; y su sudor se hizo como gotas de sangre que caían al suelo” (Lucas 22:44). ¿Fueron contestadas las oraciones de Jesús?
Sin duda el apóstol Pablo tuvo presente esta ocasión al escribir: “Cristo ofreció ruegos [súplicas sinceras] y también peticiones al que podía salvarlo de la muerte, con fuertes clamores y lágrimas, y fue oído favorablemente por su temor piadoso”. (Hebreos 5:7.)
Sí, Dios oyó las oraciones de Jesús. Note por qué: “Por su temor piadoso”. Jesús tenía un temor sano de desagradar a Dios. “Yo siempre hago las cosas que le agradan”, dijo él (Juan 8:29). Sí, Jesús amaba a su Padre celestial, y siempre hacía la voluntad de Él. Por eso la Biblia dice: “No importa qué sea lo que pidamos conforme a su voluntad, él nos oye”. (1 Juan 5:14.)
¿Cómo contestó Dios las oraciones de Jesús? Bueno, no sacó a Jesús de aquella situación. A Jesús se le arrestó, se le trató como a un criminal despreciable y se le sometió a una muerte terrible. Pero fíjese en la ilustración. Ésta muestra cómo Jesús fue fortalecido para poder encararse a la situación. Dice la Biblia que mientras estuvo orando, “se le apareció un ángel del cielo y lo fortaleció”. (Lucas 22:43; 1 Corintios 10:13.)
Podemos aprender una lección importante de este relato bíblico. Es la siguiente: Si queremos que Dios oiga nuestras oraciones, tenemos que hacer su voluntad; tenemos que obedecer sus leyes. La Biblia declara esto claramente: “Cualquier cosa que le pedimos la recibimos de él, porque estamos observando sus mandamientos y estamos haciendo las cosas que son gratas a sus ojos” (1 Juan 3:22). Esto significa que tenemos que obrar en armonía con lo que pedimos en oración. Tenemos que demostrarle a Dios, por medio de nuestras acciones, que lo que decimos realmente lo decimos en serio. ¿Obramos así?