¿Qué nombre personal usa usted para Dios?
¿Sabe usted qué nombre se emplea en la Biblia con mayor frecuencia que cualquier otro nombre? ¿Diría usted que es David?, ¿Abrahán?, o ¿Jesús?
Si le vino a la mente cualquiera de estos nombres, usted debería hallar muy interesante esta serie de artículos, pues el nombre más importante de la Biblia se emplea en ésta con mayor frecuencia que todos esos nombres en conjunto.
CIERTA publicación religiosa indica que cuando se dice que se ama a alguien se llama a dicha persona por su nombre. Usted no diría: “Hombre, te amo”. O: “Mujer, te amo”. Más bien, diría: “Juan, te amo”. O: “Margarita, te amo”. Luego dicha publicación plantea la siguiente pregunta: “¿Qué nombre puede usted dar a Dios para que [su relación con él] sea más personal e íntima?”.
La publicación dedica toda una página a la consideración de esta pregunta, sin mencionar una sola vez el nombre que Dios mismo se ha dado. Concluye diciendo: “El nombre que usted escoja al establecer una relación íntima con Dios debería depender de usted”. Pero ¿no sería mejor usar el nombre que Dios escogió para sí mismo, el cual se emplea miles de veces en la Biblia?
¿Realmente tiene Dios un nombre?
Sí, lo tiene. En el hebreo y el griego, idiomas en los que originalmente se escribió la Biblia, la palabra “dios” no siempre se refiere al Dios verdadero. Como es el caso en español, puede usarse con referencia a dioses falsos e ídolos. Por lo tanto, ¿cómo había de distinguirse de los dioses de hechura humana el Creador y Dios verdadero? Lo haría por medio de usar un nombre personal. Pero pocas personas conocen el nombre de Dios, y aún menos lo emplean hoy día.
De hecho, quizás usted nunca haya visto el nombre de Dios en su propia Biblia. ¿Por qué no? Porque tal vez lo cambiaron los hombres que tradujeron el ejemplar de la Biblia que usted tiene en español. Puede que éstos no hayan estado de acuerdo con los escritores bíblicos, a quienes Dios inspiró para que usaran el nombre de él miles de veces en las Escrituras Hebreas.
La Versión Autorizada, que los lectores de habla inglesa han usado por largo tiempo, contiene el nombre de Dios, no casi 7.000 veces, como aparece en el hebreo, sino únicamente cuatro veces por sí solo... en Éxodo 6:3; Salmo 83:18 e Isaías 12:2; 26:4. Hay otras traducciones en las que no se usa el nombre de Dios en absoluto. ¡Han omitido el nombre de Dios de Su propio libro!
Obviamente, este NOMBRE era más importante que las palabras que los traductores usaron para reemplazarlo, y por eso algunas traducciones al inglés tienen impresas en mayúsculas las palabras sustitutivas, para que los lectores bien informados sepan dónde aparece el nombre de Dios en el texto original. Cierta enciclopedia bien conocida explica: “Debe tenerse presente que el nombre hebreo Jehová generalmente se traduce, en la versión inglesa, Señor (a veces Dios), y que la palabra se escribe con letras mayúsculas pequeñas”. Así, cuando los lectores de habla inglesa ven la palabra “Señor” escrita de esa manera, pueden saber que el traductor les está diciendo que en el lenguaje original se usa el propio nombre de Dios, JEHOVÁ. (Cyclopedia de McClintock y Strong, 1981, tomo IV, página 811.)
Sea que usted lo haya visto en su propia Biblia o no, ese nombre sí apareció en el texto hebreo original. Los eruditos alemanes Keil y Delitzsch indican que la expresión “Jehová Elohim” (Jehová Dios) aparece 20 veces en menos de 50 versículos de los capítulos 2 y 3 de Génesis. Dicen que “se lo usa con un énfasis especial, para hacer resaltar el hecho de que Jehová verdaderamente es Elohim”, o Dios. (Commentary on the Old Testament, por Keil y Delitzsch, 1973, tomo I, páginas 72, 73.)
De hecho, el propio nombre de Jesús significa “Salvación de Jah [Jehová]”. Y usted pronuncia una forma poética abreviada del nombre Jehová cuando dice la palabra “Aleluya”. Usted puede consultar la palabra Aleluya en un diccionario y comprobar por sí mismo que significa ‘Alabad a Jah’, o ‘Alabad a Jehová’.
Recuerde que Jehová es el nombre personal de Dios. Es el nombre que ÉL escogió para ser identificado. ¿Quisiera usted saber cómo puede hacer que usted aprecie más plenamente a Dios y sus propósitos el emplear ese nombre? Éste es el tema de los siguientes artículos.