BIBLIOTECA EN LÍNEA Watchtower
Watchtower
BIBLIOTECA EN LÍNEA
Español
  • BIBLIA
  • PUBLICACIONES
  • REUNIONES
  • w84 1/10 págs. 27-30
  • ¡Deje que Josué le ayude a servir con ánimo a Jehová!

No hay ningún video disponible para este elemento seleccionado.

Lo sentimos, hubo un error al cargar el video.

  • ¡Deje que Josué le ayude a servir con ánimo a Jehová!
  • La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1984
  • Subtítulos
  • Información relacionada
  • Un hombre de ánimo
  • Fe y acciones animosas
  • Animosamente firme, pero razonable
  • Otras lecciones que nos enseña Josué
  • Josué 1:9 | “¡Sé fuerte y valiente!”
    Textos bíblicos explicados
  • Los recuerdos de Josué
    La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 2002
  • Libro bíblico número 6: Josué
    “Toda Escritura es inspirada de Dios y provechosa”
  • Él quiere que nos vaya bien
    La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 2009
Ver más
La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1984
w84 1/10 págs. 27-30

¡Deje que Josué le ayude a servir con ánimo a Jehová!

“EN EL mundo están teniendo tribulación, pero ¡cobren ánimo! yo he vencido al mundo.” Puede que usted reconozca que esas palabras las dijo el hombre llamado Jesús. No obstante, si usted hablara hebreo, pudiera recordar el nombre Josué, pues Jesús es una forma en griego del nombre hebreo Josué. (Juan 16:33.)

Apropiadamente, el ser animoso, o valeroso, también es una idea clave en el libro bíblico que escribió el predecesor de Jesús, Josué hijo de Nun. Pero, usted pudiera preguntarse, ¿cómo podemos beneficiarnos personalmente del libro de Josué? Bueno, comencemos con la idea de ser animosos.

Un hombre de ánimo

Cuando a Moisés le faltaba poco para morir, Jehová seleccionó como sucesor de éste a Josué, quien ciertamente no era ningún novato ni joven inexperto. Josué había nacido como esclavo en Egipto, pero, después del Éxodo, se distinguió como un líder valiente al repeler el ataque no provocado de los amalequitas (Éxodo 17:8-16). Josué confirmó su valor y fe cuando, de entre los 12 hombres a quienes se envió a espiar la tierra de Canaán, solo él y Caleb informaron intrépidamente que con la ayuda de Jehová se podía vencer a los inmorales cananeos y capturar la Tierra Prometida. (Números 13:1–14:9.)

Puesto que a Moisés no se le permitió entrar en la Tierra Prometida, él dijo a Josué: “Sé animoso y fuerte, porque tú... tú introducirás a este pueblo en la tierra que Jehová juró a sus antepasados que les daría, y tú mismo se la darás como herencia”. (Deuteronomio 31:7, 23.)

Se puede ver, pues, por qué podemos esperar aprender del libro de Josué cómo fue él animoso y cómo podemos serlo nosotros. De hecho, más de la mitad de las veces en que aparecen juntas en un versículo bíblico las palabras “animoso” y “fuerte” se las encuentra en el libro de Josué o en comentarios que se hacen acerca de él. Por ejemplo, cuando comenzamos a leer este libro hallamos el siguiente consejo que Jehová da a Josué: “Sé animoso y muy fuerte para cuidar de hacer conforme a toda la ley que Moisés mi siervo te mandó. No te desvíes de ella a la derecha ni a la izquierda, para que actúes sabiamente adondequiera que vayas” (Josué 1:7). Observemos algunas de las ocasiones en que Josué dio evidencia de tener el ánimo o valor interno relacionado con la fe y el ánimo externo para obrar. Luego podemos ver qué lecciones podemos aprender personalmente de esto.

Fe y acciones animosas

Poco después que Jehová instó a Josué a que fuera “animoso y muy fuerte”, éste comenzó los preparativos para dirigir a Israel a través del Jordán y entrar en la tierra de Canaán. Josué ordenó: “Prepárense provisiones, porque de hoy a tres días están cruzando este Jordán para entrar y tomar posesión de la tierra que Jehová su Dios les está dando” (Josué 1:11). Así que la fe animosa no llevó a Josué a creer que podían simplemente sentarse a esperar que Jehová lo hiciera todo por ellos. Se requería esfuerzo personal. De igual manera, necesitamos fe y ánimo para seguir el consejo de Jesús de que confiemos en que Dios nos ayudará a conseguir suficiente alimento y ropa. Sin embargo, la promesa de tal ayuda no quiere decir que sencillamente podemos recostarnos y no hacer nada para ganarnos la vida. (Mateo 6:25-33.)

El problema inmediato al que se encaraba Josué era vadear el río Jordán en la primavera, cuando estaban altas las aguas y era muy peligroso cruzar el río (Josué 5:10). Josué no razonó: ‘Tal vez sea mejor esperar hasta pleno verano, cuando baje el nivel de las aguas’. Dios dijo que actuaran, y Josué lo hizo animosamente, con valor. ¿Ve usted la lección que esto encierra? Cuando es tiempo de que hagamos algo que se relaciona con la adoración verdadera, es necesario que actuemos animosamente, más bien que tender a demorarnos hasta que las condiciones parezcan más favorables o convenientes. Sí, actúe, como lo hizo Josué. (Eclesiastés 11:4; Santiago 4:13, 14.)

Para mostrar que Él estaba con Josué, Dios le ordenó que hiciera que los sacerdotes llevaran el arca del pacto al río crecido. Cuando pusieron pie en las aguas, éstas se partieron. La nación entonces pudo cruzar como si fuera por tierra seca. Más bien que atribuirse a sí mismo el mérito por esto, Josué siguió la dirección de Jehová y erigió en Guilgal (a salvos en la ribera occidental) un monumento conmemorativo hecho de piedras que se tomaron del lecho del río. Aquello era para recalcar que ‘la mano de Jehová es fuerte, a fin de que fuera temido siempre’ (Josué 3:5–4:24). Aunque personalmente no podamos ver aquel monumento conmemorativo hecho de piedras, lo que Jehová hizo por medio de Josué debe edificar nuestra confianza en que Dios puede obrar a favor de su pueblo. Aquel monumento conmemorativo ciertamente sería muy importante para los israelitas, que estaban enfrente de la fortificada ciudad cananea de Jericó.

¿Conduciría Josué, intrépido comandante del ejército, a los israelitas en un ataque en masa contra aquella ciudad amurallada? Quizás usted sepa que, más bien, Josué siguió las instrucciones de Dios. ¿Para hacer qué? Para que sus hombres armados marcharan silenciosamente cada día alrededor de la ciudad y que los siguieran los sacerdotes, algunos de ellos tocando cuernos de carnero, y otros llevando el Arca. Durante el séptimo día marcharon siete veces, después de lo cual “gritó el pueblo, cuando procedieron a tocar los cuernos. [...] Entonces el muro [de Jericó] empezó a desplomarse”. Aquello permitió a los hombres de Josué atacar la ciudad y darla a la destrucción. ¡Sí, la victoria fue completa! (Josué 6:20.)

Animosamente firme, pero razonable

Podemos apreciar otro aspecto del ánimo que caracterizó a Josué mediante dos sucesos que tuvieron lugar a continuación. El primero tuvo que ver con la cercana ciudad de Hai. Cuando los israelitas la atacaron, fueron derrotados. ¿Por qué? Porque contrario al mandamiento de Dios, Acán había tomado parte del botín de Jericó. Algunas personas quizás excusen las acciones de él, puesto que las cosas que había tomado eran útiles y no parecía que el haberlo hecho perjudicara a nadie. Puede que usted haya oído un razonamiento similar con relación a robos insignificantes que se hacen a un patrono u otros delitos “menores”. ¿Cómo reaccionó Josué?

Con ayuda divina, Josué entresacó al malhechor y confirmó el delito al localizar los efectos robados. ¡Qué insignificantes deben haber parecido aquellos artículos! Pero Josué llegó al fondo del asunto y dijo a Acán: “¿Por qué nos has acarreado ostracismo? Jehová te acarreará ostracismo a ti en este día” (Josué 7:25). Josué, firme a favor de la justicia, hizo que se ejecutara al pecador, lo cual abrió camino para conquistar a Hai. Al tener presente la manera como Josué trató el caso de Acán, pudiéramos preguntarnos: ‘¿Soy yo tan firme cuando compañeros de trabajo o de la escuela no toman en serio actos ilegales o inmorales?’.

Considere ahora el segundo suceso, que tuvo que ver con los habitantes cananeos de Gabaón. Al oír de la victoria que Josué obtuvo sobre Jericó y Hai, ellos astutamente enviaron a hombres que fingieron ser viajeros de una tierra lejana que querían hacer un pacto de paz con Israel, y lo lograron. Entonces se descubrió que los hombres eran realmente de la cercana ciudad de Gabaón, y muchos de los israelitas se pusieron a murmurar sobre la manera como se había manejado el asunto. ¿Se pondría furioso Josué por el engaño y mandaría destruir a Gabaón?

Se había hecho un pacto, y Josué lo respetó. Ordenó que desde aquel día en adelante se asignara a los gabaonitas a sacar agua y a recoger leña para la casa de Dios. Los gabaonitas convinieron en honrar ese arreglo, y pronto los sucesos mostraron que Josué, también, lo honraría. ¿Cómo? Bueno, cinco reyes cananeos de la región formaron una liga y marcharon contra Gabaón. Josué actuó rápidamente, y, después de marchar toda la noche, atacó la confederación. Jehová lo ayudó por medio de arrojar mortíferas piedras de granizo sobre el ejército cananeo y entonces mantener inmóvil milagrosamente el Sol por un día para que los israelitas pudieran completar la derrota. Al recordar a los gabaonitas, si llegamos a un acuerdo o damos nuestra palabra respecto a un asunto que no esté en conflicto con los principios de Dios, ¿seremos tan firmemente animosos como lo fue Josué? ¿Cumplimos con nuestra palabra aunque sea difícil o inconveniente? (Salmo 15:4.)

Es significativo el hecho de que, después de la batalla que se acaba de mencionar, y cuando se iba a ejecutar a los cinco reyes enemigos, Josué instó al pueblo: “No tengan miedo ni se aterroricen. Sean animosos y fuertes, porque así les hará Jehová a todos sus enemigos contra quienes estén guerreando” (Josué 10:25). El que fueran fuertes y animosos sería de gran utilidad para los israelitas a medida que extendieran la conquista ordenada por Dios, primero hacia el sur y luego hacia el norte, donde el rey de Hazor también formó una alianza inútil contra Israel. Aunque en lo tecnológico no estaban tan adelantados como los cananeos, quienes tenían ciudades fortificadas y carros armados, los israelitas cumplieron animosamente la voluntad de Jehová.

Otras lecciones que nos enseña Josué

Particularmente hemos tomado nota de las lecciones que hay en el libro de Josué relacionadas con el ánimo que él desplegó. Pero a medida que uno lee el libro, muy bien puede que encuentre otras lecciones útiles.

Por ejemplo, a muchas mujeres les ha impresionado la actitud de Rahab, quien protegió a dos israelitas que vinieron a espiar a Jericó. La mayoría de los cananeos, al oír acerca de las grandes obras de Dios a favor de Israel, se pusieron a la defensiva y temerosamente hicieron frente a Israel. No fue así en el caso de Rahab. Ella estuvo dispuesta a enemistarse con su propio pueblo y arriesgar la vida a fin de recibir la bondad amorosa de Jehová. También hizo lo que pudo para ayudar a sus parientes para que aprendieran qué tenían que hacer para salvar su vida. Sin duda, podemos valernos de ese relato para ayudar a las mujeres hoy día a comprender que la adoración verdadera tiene prioridad sobre las relaciones con sus vecinos o hasta con su propia nación. (Josué 2:8-14.)

En el libro de Josué se halla una buena lección sobre el no juzgar mal los motivos de otros. Tiene que ver con el tiempo en que, después que se había sojuzgado a gran parte de Canaán, Josué había repartido la tierra según las herencias tribuales. Los hombres de dos tribus y media iban de regreso a su territorio, al este del Jordán. En camino, erigieron un altar. Las demás tribus hicieron una deducción precipitada —y equivocada— en cuanto a lo que significaba el altar. Surgió la amenaza de una guerra entre las tribus. A medida que lea el relato del capítulo 22 de Josué, note la lección acerca de tener cuidado de no imputar malos motivos a las acciones de otros. También, observe qué sería apropiado que usted hiciera si creyera que otra persona lo ha ofendido o ha actuado incorrectamente.

Ningún repaso del libro de Josué debe omitir el énfasis que éste da a aprender acerca de la adoración verdadera, que se basa en la Palabra de Dios, y adherirse a ella. Dios aconsejó a Josué que leyera con regularidad Su palabra y que no se apartara de ella (Josué 1:8). Después de la victoria sobre Hai, Josué condujo a toda la nación al norte, a la zona de Siquem, entre el monte Ebal y el monte Gerizim. Allí edificó un altar para sacrificios, y entonces “escribió allí sobre las piedras una copia de la ley de Moisés” (Josué 8:32). Además, leyó la ley al pueblo. “Resultó que no hubo ni una sola palabra de todo lo que Moisés había mandado que Josué no leyese en voz alta enfrente de toda la congregación de Israel, junto con las mujeres y los pequeñuelos y los residentes forasteros que andaban en medio de ellos.” (Josué 8:35.)

Posteriormente, después que Josué había vivido por un tiempo en el pueblo que modestamente había pedido como herencia, volvió a reunir al pueblo y dijo: “En cuanto a mí, yo me he hecho viejo, he avanzado en días. Y en cuanto a ustedes, ustedes han visto todo lo que Jehová su Dios les hizo a todas estas naciones por causa de ustedes, porque Jehová su Dios era el que estaba peleando por ustedes”. Así que los instó como sigue: “Ustedes tienen que ser muy animosos para guardar y hacer todo lo que está escrito en el libro de la ley de Moisés, nunca apartándose de ello a la derecha ni a la izquierda [...] Antes bien, es a Jehová su Dios que deben adherirse”. Como estímulo para lograr ese fin les recordó: “Ustedes bien saben [...] que ni una sola palabra de todas las buenas palabras que Jehová su Dios les ha hablado ha fallado. Todas se han realizado”. (Josué 23:2-8, 14.)

Finalmente, volvió a congregar al pueblo para darle exhortaciones de despedida y suplicarle: “Escójanse hoy a quién quieren servir, [...] pero en cuanto a mí y a mi casa, nosotros serviremos a Jehová”. Cuando le aseguraron que ellos también lo harían, él hizo un pacto con ellos. El registro divino dice: “Aconteció que después de estas cosas Josué hijo de Nun, el siervo de Jehová, por fin murió a la edad de ciento diez años”. Ciertamente este adorador leal de Jehová nos suministra un poderoso aliciente para que nosotros, también, seamos animosos, o valerosos, y fuertes mientras ‘tememos a Jehová y le servimos exentos de tacha y en verdad’. (Josué 24:14, 15, 29.)

    Publicaciones en español (1950-2025)
    Cerrar sesión
    Iniciar sesión
    • Español
    • Compartir
    • Configuración
    • Copyright © 2025 Watch Tower Bible and Tract Society of Pennsylvania
    • Condiciones de uso
    • Política de privacidad
    • Configuración de privacidad
    • JW.ORG
    • Iniciar sesión
    Compartir