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  • Su vida, su integridad y la tarjeta

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  • Su vida, su integridad y la tarjeta
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La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1984
w84 1/12 págs. 25-26

Su vida, su integridad y la tarjeta

“CUANDO se acercan males, el hombre prudente está escondido: pero los simples pasan adelante con pesar para sí.” (Proverbios 27:12, Septuaginta, de Charles Thomson.)

Ese proverbio inspirado confirma el valor de la previsión. La violación de la integridad es un ‘mal’, o una calamidad, que los siervos de Dios quieren evitar. Por algunos años los testigos de Jehová han evitado diligentemente tal mal en relación con el mandato de Dios de que los cristianos se ‘abstengan de la sangre’. (Hechos 15:28, 29.)

Los cristianos se dan cuenta de que, después de un accidente, pudieran quedar inconscientes o verse en la imposibilidad de dar una explicación detallada de por qué no pueden aceptar transfusiones de sangre. Aunque un Testigo herido pudiera hablar y decir que —en armonía con el principio de consentimiento informado— no quiere que se le transfunda sangre, algunos médicos o miembros del personal del hospital pudieran preocuparse respecto a verse implicados en un litigio si no siguieran el tratamiento acostumbrado. Por eso, durante algunos años los testigos de Jehová han llevado consigo la tarjeta de Aviso al Personal Médico (“Medical Alert”, en inglés). Ésta es un documento que tiene la firma del portador y de testigos, y exonera de responsabilidad a médicos y funcionarios del hospital por cualesquiera complicaciones que parezcan derivarse de haberse enterado de la negativa a aceptar sangre. Cada año se firma y se pone fecha a una nueva tarjeta; así, el documento siempre está vigente y es válido.

Si usted quiere obedecer la ley de Dios sobre la sangre, ¿lleva consigo regularmente uno de estos documentos? ¿Se asegura usted de que está vigente y, si es posible, que lo ha firmado su pariente más cercano? Note en la siguiente carta por qué debe hacerlo:

“Mi esposo y yo queremos darles muchísimas gracias por suministrarnos el alimento espiritual al debido tiempo y el material de instrucción que nos ayuda. Quiero relatarles cómo dicho material nos salvó la vida.

”Era el 6 de junio de 1983, y aquella tarde estaba lloviendo copiosamente mientras regresábamos a casa después del trabajo. Habíamos estado trabajando como contratistas en un nuevo proyecto de viviendas a 30 millas [48 kilómetros] de casa, y acabábamos de recoger de la escuela a nuestros tres hijitos. Mientras mi esposo, John, conducía nuestra camioneta hacia el norte por la carretera, estábamos hablando de la venidera asamblea de distrito. Vi que un camión tractor de arrastre que iba hacia el sur coleó, dio una vuelta y chocó contra la franja de terreno divisoria con tanta fuerza que envió lodo y grama por el aire. En un abrir y cerrar de ojos, el camión había atravesado la barrera divisoria y había quedado plantado enfrente de nosotros como un enorme muro de ladrillos.

”A menudo nos habíamos preguntado qué sucedería si tuviéramos un accidente. Habíamos seguido las instrucciones acerca de hablar a nuestro médico de cabecera y al hospital de la localidad acerca del uso de transfusiones de sangre. Pero ¿qué hay si quedábamos inconscientes, estábamos fuera del pueblo y nos veíamos imposibilitados de rechazar una transfusión sanguínea? Fue en esta situación cuando una de las ayudas que ustedes [la Sociedad Watchtower] han suministrado tan amorosamente dio verdadero resultado: la tarjeta de Aviso al Personal Médico. Las llevamos con nosotros en todo momento. Están debidamente llenas, tienen fecha y están firmadas.

”Mientras me hallaba inconsciente entre los restos retorcidos, una señora que era enfermera titulada se detuvo. Ella quería llevarse a los dos niños que podían ser sacados, pues uno de ellos estaba sangrando mucho por una herida en el cuero cabelludo, y John le dio permiso. La otra niñita y yo quedamos pilladas en la camioneta hasta que pudiera abrirse la puerta con una palanca.

”Cuando llegó el Servicio Médico de Emergencia, John pidió al encargado que se comunicara de antemano por radio con el hospital y dijera al personal que de ninguna manera habían de administrar sangre a los niños. El encargado rehusó hacer esto, hasta que John le dio a leer la tarjeta de Aviso al Personal Médico. Ésta lo convenció de transmitir el mensaje por radio al hospital.

”John estaba en mal estado, tenía heridas graves en la cabeza, la muñeca izquierda fracturada y muchas contusiones. Pero siguió orando que pudiera permanecer consciente por suficiente tiempo como para poder ver que se atendieran las necesidades y los deseos de su familia.

”Yo sufrí la fractura de ambas caderas, una de las cuales quedó hecha pedazos, y una fractura en el fémur izquierdo, que produjo una hemorragia interna. Cuando llegamos al hospital, todavía me hallaba inconsciente. El médico dijo a John que en las siguientes horas yo perdería más de la mitad de la sangre y moriría si no recibía una transfusión de sangre. John, a pesar de su estado, continuó diciéndoles: ‘No le pongan sangre’. Con todo y eso, lo atormentaban diciéndole que quedaría sin esposa, y le decían: ‘¿Quién cuidará de los niños entonces?’. Finalmente hallaron mi tarjeta de Aviso al Personal Médico. El médico hizo que se sacaran copias y se guardaran en los registros. Por ser un documento legal, la respetaron y dejaron de insistir en administrar una transfusión de sangre. Seis horas después recobré completamente el conocimiento y pude hablar por mí misma. Pero la tarjetita maravillosa —aunque algunos creerían que es insignificante— me salvó de recibir una transfusión de sangre sin consentimiento mientras estaba inconsciente.

”Estuve en el hospital por casi siete semanas, pero creo que el restablecimiento fue considerablemente rápido debido, en parte, a no haber recibido sangre ajena, junto con sus complicaciones. Todos estamos juntos como familia y nos estamos recuperando muy bien. Gracias a Jehová por suministrarnos ayudas tan maravillosas como la tarjeta de Aviso al Personal Médico. ¡Realmente cumple su propósito!”.

Los testigos de Jehová consiguen estos valiosos documentos mediante los ancianos de sus congregaciones. La experiencia anterior ilustra por qué usted y su familia deben ser ‘prudentes’ y llevar con regularidad una tarjeta, debidamente llena y vigente, de Aviso al Personal Médico. (Proverbios 22:3.)

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