BIBLIOTECA EN LÍNEA Watchtower
Watchtower
BIBLIOTECA EN LÍNEA
español
  • BIBLIA
  • PUBLICACIONES
  • REUNIONES
  • w85 1/2 págs. 4-7
  • ¿Por qué tiene que pelearse el Armagedón?

No hay ningún video disponible para este elemento seleccionado.

Lo sentimos, hubo un error al cargar el video.

  • ¿Por qué tiene que pelearse el Armagedón?
  • La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1985
  • Subtítulos
  • Información relacionada
  • Una expresión del amor de Dios
  • La cuestión de la soberanía
  • Para satisfacer las necesidades del hombre
  • Armagedón: un feliz comienzo
    La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 2005
  • ¿Qué es el Armagedón?
    Preguntas sobre la Biblia
  • El Armagedón... ¿cuándo?
    La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1990
  • ¿Qué, realmente, significará Armagedón para la humanidad?
    La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1976
Ver más
La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1985
w85 1/2 págs. 4-7

¿Por qué tiene que pelearse el Armagedón?

“DIOS ES AMOR.” Dios no solo muestra amor —dice el apóstol Juan—, sino que es amor... la mismísima personificación del amor. (1 Juan 4:8.)

No obstante, algunas personas representan frecuentemente a este mismísimo Dios de amor como un dios vengativo que inflige castigo cruel a los que han perdido Su favor. Por consiguiente, muchas personas o han perdido la fe en Dios o han ridiculizado la Biblia al afirmar que tal Dios no podría ser el autor de ella. Censuran especialmente porciones del libro de Revelación, donde se describen los juicios de Dios contra los inicuos, y la culminación de dichos juicios en la batalla de Armagedón.

Por ejemplo, Joseph Wheless escribe en su libro Is It God’s Word? (¿Es la Palabra de Dios?): “Sin duda el apreciado lector no aguantaría la visión apocalíptica en que se revela a la arrepentida alma afable entre los pobres pecadores (ya sea culpables del pecado original o del pecado mortal), quienes allí son ‘atormentados con fuego y azufre en presencia de los santos ángeles, y en presencia del Cordero’, todos los cuales miran complacidos mientras ‘el humo del tormento de ellos asciende para siempre jamás: y ellos no tienen descanso ni de día ni de noche’ del ardor de la ira del Dios Todopoderoso (Rev. xiv, 10, 11). Ésta es la revelación inspirada del Dios de todo amor”.

También el profesor Gerald A. Larue, de la Universidad del Sur de California, está en desacuerdo con el relato de Revelación, y escribió hace poco en la revista Free Inquiry: “A los no creyentes se les lanza a un abismo de sufrimiento que aturde la imaginación. El castigo no es la lex talionis, la justicia de ojo por ojo; tampoco es como la justicia de tipo vendetta, que puede resultar en que se aniquile a un grupo entero (cf. Gén. 4:23,[24]; Jos. 6; etc.). En este caso el castigo es por la eternidad. No hay misericordia; el castigo es interminable. No hay perdón; solo castigo que priva de la paz de la aniquilación. Esto no es ninguna representación del manso y apacible Jesús”. Luego citó Revelación 14:9-11 y continuó diciendo: “Aquí no se vuelve la otra mejilla... solo hay represalia rencorosa y violenta junto con salvajismo que hace que, en comparación, las torturas de los nazis parezcan aburridas”.

Es comprensible que ideas de sufrimiento cruel experimentado por pecadores mientras son torturados eternamente puedan hacer surgir preguntas acerca de un ‘Dios de amor’. Pero tales ideas se basan en un concepto erróneo con relación a la Biblia y los simbolismos que se usan en ella. En ninguna parte de la Biblia se enseña que el alma sea inmortal. Más bien, las Escrituras indican que “el salario que el pecado paga es muerte” —no tormento eterno—, y que, al morir, cesan los sentidos de uno, incluso la facultad de sentir dolor. (Romanos 6:23; Eclesiastés 9:5, 10.)

El castigo, no el castigar, es lo que dura eternamente... pues los inicuos son aniquilados totalmente en “el lago de fuego”, símbolo de destrucción completa (Revelación 20:14, 15; 21:8). Con todo, la batalla de Armagedón causará sufrimiento inaudito y dificultades a la humanidad, y será la guerra más sangrienta que se haya peleado (Mateo 24:21, 22; Revelación 14:20; 19:17, 18). ¿Procede del ‘Dios de amor’? ¿Ocasionará realmente Dios una guerra como ésa?

Una expresión del amor de Dios

En realidad, es debido al amor de Dios por lo que tiene que pelearse la batalla de Armagedón. El propósito de Jehová Dios para la Tierra es restaurarla a su estado paradisíaco original, y tener viviendo en ella a los seres humanos en paz y perfección, ‘sin nadie que los haga temblar’ (Ezequiel 34:28; Miqueas 4:3, 4; Revelación 21:4). ¿Qué ha de hacerse, pues, con los que, por sus delitos y violencia, echarían a perder la seguridad del Paraíso restaurado? Hasta ahora ningún sistema concebido por el hombre ha resuelto un problema como ése. La única manera de asegurar la paz perfecta es eliminando hasta la amenaza de iniquidad. Sí; por el bien de los que quieren hacer lo correcto, Dios tiene que destruir a los inicuos incorregibles. Por amor, él obra para eliminar de la Tierra a los que la arruinarían. (Revelación 11:18.)

Pero nadie tiene que morir. “[La] voluntad [de Dios] es que hombres de toda clase sean salvos”, escribe el apóstol Pablo (1 Timoteo 2:4). Y Pedro, quien también escribió bajo inspiración, declara: “[Él] no desea que ninguno sea destruido, sino desea que todos alcancen el arrepentimiento” (2 Pedro 3:9). Dios ha hecho arreglos para que las “buenas nuevas del reino” se proclamen y que cada persona tenga la oportunidad de obrar su propia salvación (Mateo 24:14; Filipenses 2:12; Gálatas 6:5). Usted puede vivir para siempre en perfección en una Tierra paradisíaca. A usted le toca escoger (Romanos 2:5-9; Ezequiel 18:23, 32). ¿No es esto lo que usted esperaría de un Dios de amor?

La cuestión de la soberanía

A fin de asegurar perfecta paz y tranquilidad, habrá un solo gobierno que regirá toda la Tierra... el Reino de Dios. ¿No son todos los diversos gobiernos humanos, que luchan por sus propias ventajas nacionalistas egoístas, los que han causado gran parte de la contienda y el derramamiento de sangre que ha habido por toda la Tierra? Estos gobiernos tienen que ser eliminados para dejar paso a la justa gobernación del Reino de Dios en manos de Cristo (Daniel 2:44). Usted ha orado por ese gobierno celestial al repetir la oración modelo que Jesús dio a sus discípulos: “Venga tu reino. Efectúese tu voluntad, como en el cielo, también sobre la tierra”. (Mateo 6:10.)

Pero ¿qué gobierno conoce usted que esté dispuesto a renunciar a su propia soberanía y someterse plenamente al Reino de Dios? Más bien, ¿no se adhieren los gobiernos tenazmente a sus propias soberanías y procuran de continuo expandir su esfera de influencia en abierta oposición al Reino establecido de Dios? (Salmo 2:1-9.) ¿Ha habido alguna vez algún indicio de que las naciones hayan de ceder sus gobernaciones a Dios y a Cristo? La ineficacia de la Organización de las Naciones Unidas como instrumento para la paz mundial muestra que las naciones no están dispuestas a ceder, respecto a sus propios intereses nacionales egoístas, y someterse a una sola autoridad. Las naciones están resueltas a dirigir los asuntos de la Tierra a su manera (Revelación 17:13, 14; 19:19). De modo que la batalla de Armagedón tiene que pelearse para poner fin a este estancamiento y resolver para siempre la cuestión de quién tiene el derecho de gobernar la Tierra.

Para satisfacer las necesidades del hombre

Las acciones de Jehová en Armagedón tendrán en cuenta el bienestar de la humanidad. Piense por un momento. ¿Qué opina usted de las condiciones actuales del mundo? ¿Le agrada como están? ¿Disfruta de seguridad en medio de la amenaza de una aniquilación nuclear? ¿Tiembla al ver el aumento de la violencia y la disminución de la seguridad en su propio vecindario? ¿Teme por sus hijos y el porvenir de ellos? ¿Qué alivio ve usted? ¿Ha demostrado alguna vez algún gobierno que podría traer paz y prosperidad a toda la humanidad? ¿Ha podido alguna vez algún gobierno eliminar de la Tierra las enfermedades o la muerte? En vez de eso, ¿no han empeorado las condiciones mundiales a pesar de los logros tecnológicos del hombre, y en muchos casos debido a tales adelantos? Solo el justo Reino de Dios satisfará plenamente las necesidades de la humanidad. Solo por medio de éste reinará la verdadera paz sobre toda la Tierra. ¡La batalla de Armagedón tiene que pelearse!

Pero ¿qué hay del sufrimiento y las dificultades que tendrán los seres humanos cuando Dios pase a limpiar la Tierra? Éstos siempre han sido los resultados de la guerra. Ocurrirán en Armagedón sólo porque las naciones se aferran a oponerse a la gobernación teocrática. Están resueltas a luchar y oponer resistencia (Salmo 2:2, 3). Dios no tiene culpa de eso. Él les da debida advertencia: “Y ahora, reyes, sean sensatos, escarmienten los que rigen el mundo; sirvan al Señor con temor, ríndanle homenaje temblando; no sea que se irrite y vayan a la ruina si llega a inflamarse su ira. ¡Dichosos los que se refugian en él!”. (Salmo 2:10, 11, Nueva Biblia Española—Latinoamericana.)

Ahora considere esto. ¿En qué condiciones se hallaría el mundo si Dios no interviniera y enderezara los asuntos mundiales? ¿No continuarían, sin disminuir, las guerras, la violencia y el odio, como ha sucedido durante los siglos de gobernación humana? ¿No se han intensificado ya tales condiciones hasta tal grado que toda la humanidad está amenazada por los horrores de una guerra nuclear y el resultante envenenamiento por radiación? ¡El Armagedón es realmente lo mejor que podría ocurrir en nuestro globo terráqueo! Pondrá fin al derrotero suicida y egoísta de las naciones. Eliminará los sistemas que están causando desgracia a la humanidad, y dejará paso a un nuevo sistema de cosas verdaderamente justo, donde todo el sufrimiento, el dolor y la muerte causados por el hombre serán eliminados para siempre. Entonces, ‘las cosas anteriores habrán pasado’, de acuerdo con la promesa de Dios. (Revelación 21:4; 2 Pedro 3:13.)

Tenemos que recordar que Dios, por su sabiduría, sabe lo que es mejor para la humanidad y lo que se necesita para lograrlo. Hasta los gobiernos humanos han propuesto la guerra, y participado en ella, para corregir supuestas injusticias o para luchar por lo que ellos han considerado una causa noble. Pero solo Dios tiene la sabiduría para pelear una guerra verdaderamente justa. Solo él puede pelear una guerra verdaderamente selectiva en la que serán protegidas las personas de corazón recto, dondequiera que se encuentren en la Tierra (Mateo 24:40, 41; Revelación 7:9, 10, 13-17). Y solo Dios tiene el derecho de imponer Su soberanía en toda la Tierra, pues ésta es creación de él. Sí; a fin de eliminar todo vestigio de iniquidad para siempre, poner fin a la injusticia, la opresiva adoración falsa, incluso la causa del pecado, y santificar cabalmente el santo nombre de Dios... el Armagedón tiene que pelearse. ¡Y se peleará porque “Dios es amor”!

[Ilustración en las páginas 6, 7]

El ARMAGEDÓN... prepara el terreno para la paz

    Publicaciones en español (1950-2025)
    Cerrar sesión
    Iniciar sesión
    • español
    • Compartir
    • Configuración
    • Copyright © 2025 Watch Tower Bible and Tract Society of Pennsylvania
    • Condiciones de uso
    • Política de privacidad
    • Configuración de privacidad
    • JW.ORG
    • Iniciar sesión
    Compartir