La honradez los distingue también

SE LE cayeron las alas del corazón cuando vio bajo el limpiaparabrisas del automóvil la multa por estacionamiento indebido. La multa era de $25 (E.U.A.), y él estaba afligido porque era injusta. No había ningún letrero que prohibiera estacionarse. Peor aún era el hecho de que él provenía de un lugar distante y no podía darse el lujo de regresar a la ciudad para presentar una apelación. Así que sacó fotografías de la zona para probar que no se habían fijado reglas de advertencia en ningún lugar. Y como era testigo de Jehová, pidió a un compañero Testigo que compareciera por él ante el tribunal de violaciones de tráfico.

He aquí el informe de su amigo sobre lo que sucedió en el tribunal aquella mañana:

“Cuando a uno lo llaman para presentarse ante el juez, hay que dar el nombre y la dirección. Luego ellos toman el juramento de veracidad. Antes de jurar, el escribano forense, caballero de mayor edad, me pidió que repitiera la dirección. Cuando dije: ‘124 de Columbia Heights’, él evidentemente la reconoció como la dirección de la central mundial de la Sociedad Watch Tower y de los testigos de Jehová. Se volvió al juez y dijo: ‘No tiene por qué preocuparse en este caso, señor juez. Ellos son buenas personas. ¡No mienten! ¡Nunca mienten! ¡No pueden mentir! Su religión no se lo permite, y ellos se adhieren estrictamente a ella. Nunca he sabido de ningún hombre entre ellos, ni siquiera de una mujer, que haya dicho una mentira. No se puede encontrar a personas más honradas. He presenciado muchísimas ocasiones en que ellos pudieran haber evadido el pago de una multa por estacionamiento indebido con simplemente decir una mentirilla, pero no lo han hecho’.

”Entonces, se volvió a mí y declaró: ‘Yo sé que usted no diría una mentira porque ¿sabe quién daría una vuelta en la tumba si usted lo hiciera?’. ‘¿Quién?’, pregunté yo. ‘El juez, el juez Rutherford [ex presidente de la Sociedad Watch Tower] —contestó él—. Yo solía entregarle la correspondencia hace 47 años. Conocí a los testigos de Jehová antes que llegaran a ser numerosos. ¡El juez [Rutherford] era un hombre extraordinario!’

”Después de todo esto, el juez ni siquiera se tomó la molestia de hacerme prestar juramento. Me pidió que presentara mi caso, lo cual hice. ¿Cuál fue su veredicto? ‘Inocente’”.

Los testigos de Jehová ‘desean comportarse honradamente en todas las cosas’ (Hebreos 13:18). Y su adherencia a la honradez es una de las muchas maneras como difieren del mundo.