BIBLIOTECA EN LÍNEA Watchtower
Watchtower
BIBLIOTECA EN LÍNEA
español
  • BIBLIA
  • PUBLICACIONES
  • REUNIONES
  • w86 1/1 págs. 8-9
  • Enseña a una samaritana

No hay ningún video disponible para este elemento seleccionado.

Lo sentimos, hubo un error al cargar el video.

  • Enseña a una samaritana
  • La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1986
  • Información relacionada
  • Enseña a una samaritana
    El hombre más grande de todos los tiempos
  • Habla con una mujer samaritana
    Jesús: el camino, la verdad y la vida
  • Jesús habla con una mujer en un pozo
    Lecciones que aprendo de la Biblia
  • Con la mujer en el pozo
    Mi libro de historias bíblicas
Ver más
La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1986
w86 1/1 págs. 8-9

La vida y el ministerio de Jesús

Enseña a una samaritana

EN EL camino de Judea a Galilea, Jesús y sus discípulos viajan por el distrito de Samaria. Cansados de viajar, se detienen para descansar a eso del mediodía cerca de un pozo en las cercanías de la ciudad de Sicar. Este pozo fue cavado siglos antes por Jacob y aún permanece hasta hoy, cerca de la ciudad moderna de Nablus.

Mientras Jesús descansa allí, sus discípulos van a la ciudad a comprar alimento. Cuando una samaritana acude al pozo a sacar agua, él le dice: “Dame de beber”.

Los judíos y los samaritanos generalmente no tienen tratos unos con otros debido a prejuicios profundamente arraigados. Por eso, con asombro, la mujer pregunta: “¿Cómo es que tú, a pesar de ser judío, me pides de beber a mí, que soy mujer samaritana?”.

En respuesta, Jesús le dice que si ella supiera quién es él, le pediría “agua viva”. Esta agua, dice él, llegará a ser “una fuente de agua que brotará para impartir vida eterna”.

“Señor, dame esta agua”, contesta la mujer.

Jesús le dice: “Ve, llama a tu esposo”.

“No tengo esposo”, contesta ella.

Jesús confirma su declaración. “Bien dijiste: ‘No tengo esposo’. Porque has tenido cinco esposos, y el que ahora tienes no es tu esposo.”

“Señor, percibo que eres profeta”, dice la mujer con asombro. Ella manifiesta tener interés en asuntos espirituales, y comenta que los samaritanos adoran en el monte Gerizim, pero los judíos en Jerusalén.

Sin embargo, lo que importa no es dónde se adora, señala Jesús. “Dios es un Espíritu, y los que lo adoran tienen que adorarlo con espíritu y con verdad.”

La mujer queda profundamente impresionada. “Yo sé que el Mesías viene, el que se llama Cristo —dice ella—. Cuando llegue ése, él nos declarará todas las cosas abiertamente.”

“Yo, el que habla contigo, soy ése”, declara Jesús. ¡Imagínese! Esta mujer que acude al pozo a mediodía para sacar agua, quizás para evitar encontrarse con las mujeres del pueblo que la desprecian debido a su modo de vivir, es favorecida de manera maravillosa por Jesús. Sin rodeos él le dice algo que no había revelado abiertamente a ninguna otra persona. ¿Cuáles son las consecuencias? El artículo de nuestro siguiente número las explicará. (Juan 4:3-26.)

◆ ¿Por qué se sorprendió la samaritana de que Jesús le hablara?

◆ ¿Qué le enseñó Jesús respecto al agua viva y en cuanto a dónde adorar?

◆ ¿Cómo le revela Jesús su propia identidad y por qué es tan asombrosa dicha revelación?

[Ilustración de la página 9 (completa)]

    Publicaciones en español (1950-2025)
    Cerrar sesión
    Iniciar sesión
    • español
    • Compartir
    • Configuración
    • Copyright © 2025 Watch Tower Bible and Tract Society of Pennsylvania
    • Condiciones de uso
    • Política de privacidad
    • Configuración de privacidad
    • JW.ORG
    • Iniciar sesión
    Compartir