Las bestias del Apocalipsis... ¿por qué interesarse en ellas?
¡APOCALIPSIS! Este es uno de los impresionantes nombres que se le dan al último libro de la Biblia. También se conoce por Revelación. El libro está lleno de imágenes literarias vívidas, entre las que se destacan la de un dragón y tres bestias salvajes. Hay quienes califican a estas bestias de espantosas. Mientras que otros consideran que son fruto de la imaginación de un hombre ya envejecido. ¿Por qué, entonces, debe usted interesarse en leer acerca de las bestias del Apocalipsis? Porque su felicidad está en juego.
Es cierto que, cuando el apóstol Juan escribió el libro de Revelación, hace unos 1.900 años, era un hombre de edad avanzada. Pero ¿significa eso que las bestias que él describe eran meras alucinaciones de una mente senil? No, pues Juan no fue la primera persona anciana en tener tal clase de visiones. Un hombre llamado Daniel también había tenido en su avanzada edad visiones de bestias, y estas visiones demostraron ser profecías exactas sobre la evolución de la gobernación humana. (Daniel, capítulos 7 y 8.) Además, el propio Jesucristo consideró que Daniel estaba divinamente inspirado, pues se refirió a él como profeta y citó de sus escritos. (Mateo 24:15.)
Jesús indicó que después de su muerte sus apóstoles recibirían instrucción divina adicional. (Juan 16:12, 13.) Y, dado que muchos rasgos del libro de Revelación se han cumplido de una manera sorprendente, podemos estar seguros de que las visiones de las bestias del Apocalipsis, que Juan tuvo, también fueron inspiradas por Dios. (2 Timoteo 3:16.)
La introducción al libro de Revelación dice: “Una revelación por Jesucristo, que Dios le dio [...] Y él envió a su ángel y mediante este la presentó en señales a su esclavo Juan”. (Revelación 1:1.) Por lo tanto, las imágenes del libro de Revelación, incluidas las bestias, son simbólicas y no literales. No hay por qué tener miedo de leer acerca de ellas. La información sobre estas bestias simbólicas le proporciona al cristiano conocimiento esencial que le permite mantener su relación con Dios. Por eso el apóstol Juan pudo escribir: “Feliz es el que lee en voz alta, y los que oyen, las palabras de esta profecía, y que observan las cosas que se han escrito en ella; porque el tiempo señalado está cerca”. En efecto, el que usted entienda el significado de estos símbolos puede hacerle feliz ahora y en el futuro. (Revelación 1:3.)