¿Qué carrera escogerás?
¿ERES joven y vas a la escuela? En tal caso, tú probablemente disfrutas de las ventajas de la juventud, como la buena salud, energía inagotable y vigor. La vida se abre ante ti como una carretera por recorrer. ¿Cómo la vas a usar en los años por venir?
Al pensar en el futuro, sin duda te asaltan algunas preguntas. ¿Debo ir a la universidad y cursar una carrera de medicina, derecho o ciencia? ¿Me fascina el sueño de escalar los peldaños del éxito y reconocimiento financiero? ¿Podría llegar a ser un artista o pintor famoso? O, como joven dedicado a Jehová Dios, ¿debería escoger el ministerio de tiempo completo como mi carrera en la vida, ‘recordando de este modo a mi Creador en los días de mi juventud’? (Eclesiastés 12:1.)
Los periódicos y revistas suelen crear la impresión de que la vida de la gente conocida es emocionante y animada, pero ¿qué sabes de la vida de un ministro de tiempo completo? ¿Es insulsa o aburrida? ¿O es verdaderamente interesante y emocionante? La consideración de algunas experiencias reales de aquellos que han estado en el ministerio de tiempo completo por muchos años puede ayudarte a decidir.
Por qué escogieron el ministerio de tiempo completo
Mientras la guerra rabiaba en Vietnam, Harry cursaba en la Universidad de Hawai estudios para ser profesor de historia. También estudiaba la Biblia con los testigos de Jehová. Como muchos de sus condiscípulos, llegó a estar envuelto en el radicalismo popular estudiantil de aquel tiempo, empezó a experimentar con las drogas y le fascinó especialmente el LSD. Al levantarse una mañana en su apartamento se encontró con un tremendo desorden de botellas de licor rotas, colillas, y hombres y mujeres esparcidos por el suelo. Harry tenía solamente un vago recuerdo de una discusión con la policía sobre una orden judicial de registro y las subsiguientes amenazas de desahucio por parte del propietario. Fue en ese momento que él decidió o dejar de estudiar la Biblia o limpiar su vida. Sabiamente, escogió lo último.
A medida que Harry fue aumentando en conocimiento bíblico, la educación universitaria y la carrera de profesor perdió interés para él. Dejó la universidad, consiguió un trabajo de media jornada, se bautizó y pronto reunió los requisitos para ser precursor: un predicador de tiempo completo. De ese modo Harry se embarcó en una nueva carrera, una carrera con muchos incentivos, sanos e interesantes.
Después de servir como precursores especiales por un tiempo, Harry y su esposa fueron asignados como misioneros a las hermosas islas de Belau, en el Pacífico occidental, donde aún están sirviendo. ¿Cómo es la vida misional en esas islas?
Testificación en barco
Gran parte de la testificación en las islas de Micronesia se realiza en barco y a pie. Harry y su esposa, René, recuerdan la primera vez que testificaron en barco en otra isla. “Nos quedamos en una casa que estaba a muchos kilómetros río arriba. Este río, largo y serpenteante, pasaba por bosquecillos de manglares y otra vegetación tan densos que tejían un techo verde sobre nuestras cabezas —recuerda Harry—. Desde nuestra casa viajábamos por el río y nos deteníamos para predicar a la gente que vivía en sus riberas. Un día, poco antes de anochecer, volvíamos del servicio del campo navegando por el río hacia nuestra casa para pasar la noche. De repente, René gritó. Me di la vuelta a tiempo para ver un chapoteo y como se introducía en el agua la larga cola de un reptil. Era un cocodrilo de agua salada: la especie más grande del mundo. Afortunadamente, llegamos sanos y salvos a casa. Aunque era tiempo de darse un baño en el río, después de haber visto aquel enorme cocodrilo, pensamos que sería más seguro atar una cuerda a un cubo y subir el agua al barco.”
Ya que no se puede llegar por vehículo terrestre ni por mar a muchos pueblos y casas, los misioneros dedican horas andando por bonitos senderos que atraviesan bosques de cocoteros hasta llegar a la gente amigable y humilde que vive en esos lugares. Harry explica: “Siempre hallamos oídos receptivos a la verdad. Esta gente que vive en lugares aislados suele mostrar hospitalidad. Suben a un cocotero, cogen un coco fresco, le cortan la parte superior con el machete y le ofrecen una bebida en el envase original. Es muy refrescante, gustosa y nutritiva”.
¿Qué recompensa han tenido los esfuerzos en la predicación de los misioneros de Belau? Ahora hay una congregación de 42 cristianos verdaderos. El año pasado participaron como promedio 10 hermanos en el ministerio de tiempo completo cada mes, y 193 asistieron a la Conmemoración de la muerte de Cristo en 1985.
Después de 17 años en el servicio de tiempo completo, ¿cómo se siente ahora Harry respecto a su decisión de usar su vida completamente en el servicio a Jehová? “Si no hubiera encontrado la verdad de Dios hace 17 años, hubiera malgastado mi vida y tiempo tras metas mundanas —dice él—. Nunca hubiera encontrado la paz mental y seguridad que he tenido durante los años de servicio de precursor y misionero, primero soltero por varios años y después con René, con quien he compartido los últimos ocho años del servicio misional.”
Recomendando el servicio de tiempo completo
Milton iba a la escuela secundaria en Hawai. Otros le animaban a empezar una carrera prometedora que le diera seguridad económica, pero el ejemplo de su hermana y dos hermanos mayores, que ya estaban en el servicio de tiempo completo, lo animaron a dar consideración al ministerio de tiempo completo. Además, oyó un discurso sobre las bendiciones del servicio de tiempo completo y cómo Jehová provee las necesidades materiales si confiamos en él y le ponemos en primer lugar en nuestra vida. Milton relata: “Esto me motivó a escoger el ministerio de tiempo completo como la carrera de mi vida. Por lo tanto, antes de terminar la escuela secundaria, me bauticé y empecé el servicio de tiempo completo”.
Cuando Milton empezó a servir de precursor, había menos de diez precursores en la congregación. ¿Qué hizo él al respecto? “Invité a algunos jóvenes a trabajar conmigo en el servicio del campo —dice—. Como resultado, muchos de esos se unieron a mí más tarde en el servicio de tiempo completo.”
“Mi cuñado era un anciano y precursor —continúa Milton—. Estábamos en la misma congregación y trabajábamos juntos para animar a otros al precursorado. Se decidió que yo animara a los adolescentes, y que él haría lo mismo con las amas de casa. Después de varios meses, había 25 ministros de tiempo completo en la congregación. Cuando vino el superintendente de circuito, invitó a diez de estos a solicitar el servicio de precursor especial y a trasladarse a congregaciones vecinas. Entonces nos pusimos la meta de ayudar a 10 más a empezar el servicio de precursor para reemplazar a aquellos que habían sido enviados a otro lugar. Para la próxima visita del superintendente de circuito, habían empezado el servicio de tiempo completo 15 hermanos más. Ahora teníamos 30 precursores. De nuevo el superintendente de circuito pidió a diez de ellos que se trasladaran a otras congregaciones. Y de nuevo nos dispusimos a reemplazar a estos. ¡Antes de la próxima visita del superintendente de circuito, 20 más habían solicitado el servicio de precursor!”
El espíritu de precursor se ha contagiado a los jóvenes. Para cuando llegan a la escuela secundaria, prácticamente todos ellos tienen ya la meta del servicio de tiempo completo. A los 13 años de edad, una hermana decidió ser precursora. Ella dijo: “Parecía que era la opción más natural”. Ni ella ni otros jóvenes de la congregación jamás dieron atención a otra meta que a esta. Después de la escuela salían a predicar en grupo, y con el tiempo 60 estudiantes de diferentes escuelas estaban apoyando esta obra de predicación junto con los precursores. ¡Durante los meses de verano, era muy animador ver hasta 130 reunirse para la testificación en grupo!
El servicio de precursor conduce a mayores privilegios
“En 1974 —recuerda Milton— fui invitado a aceptar la obra misional en una asignación a unos 6.400 kilómetros (4.000 millas) de casa: las islas de Belau en Micronesia.” Un desafío al que me costó tiempo acostumbrarme era andar largas distancias por paisajes tropicales y viajar en barco.
Milton recuerda lo que sucedió cierto día húmedo y caluroso después de andar varias horas por caminos polvorientos: “Estábamos muy cansados cuando llegamos a la casa de una familia interesada. La madre envió a su hijo al río. Este volvió con una enorme sandía enfriada en el agua para nosotros. ¡Nos comimos más de la mitad, y qué refrescante fue!”.
Después de un año en su asignación misional, Milton deseaba ver tres metas cumplidas en Belau, a saber, que los hermanos locales con el tiempo asumieran las responsabilidades de la congregación, que los jóvenes empezaran el servicio de tiempo completo y que la congregación construyera su propio Salón del Reino. Él ahora comenta: “Después de diez años mis oraciones por esas tres metas han sido contestadas”.
¿Piensa Milton que escogió lo mejor 14 años atrás cuando empezó el servicio de tiempo completo como la carrera de su vida? “Una cosa que he aprendido de todos mis años de servicio de tiempo completo es esto: Si estamos dispuestos, Jehová nos usará en el momento apropiado —dice él—. Nunca debemos darnos por vencidos sino seguir ofreciéndonos voluntariamente para su servicio. Nunca te arrepentirás de seguir la carrera de servir a Jehová como ministro de tiempo completo.”
¿Cómo usarás tu vida?
Jóvenes, ¿cómo usarán su futuro? ¿Para ustedes mismos, o plenamente para Jehová? (Romanos 14:8.) Considera con oración la meta del servicio de tiempo completo ahora en tu juventud. Imita a Jesús viviendo el resto de tu vida “para la voluntad de Dios”. (1 Pedro 4:2.) Te resultará ser una protección de las dañinas ambiciones, carreras y asociaciones del mundo. Analiza tus circunstancias y ponte una fecha específica para empezar el servicio de tiempo completo. Esfuérzate en esa dirección. Pide a Jehová la ayuda para conseguirlo. (Efesios 6:18.)
El escoger el servicio de precursor como tu carrera puede conducirte a muchos privilegios de servicio que no puedas ahora imaginar. Tu vida rebosará de felicidad, seguridad y amor. Será emocionante, interesante y satisfaciente. Pero sobretodo, será una vida que agradará a Jehová. (Proverbios 27:11.)