Los proclamadores del Reino informan
La verdad bíblica resulta en unidad y felicidad familiar
CIERTA pareja casada de la India, que pertenecía a una iglesia de la cristiandad, reñía con frecuencia. A menudo el marido le pegaba a su esposa. ¡Hasta trataron de matarse el uno al otro! En una ocasión ella hirvió ghee (mantequilla clarificada) y se la presentó a él como si fuera té, pero entonces se la tiró en la cara. Por fin, la esposa decidió suicidarse.
¿Podía algo traer la unidad y la felicidad a esta pareja? Muchos dirían que no era posible. Pero antes de suicidarse, la esposa visitó a su hija y a su yerno. Ellos estaban estudiando la Biblia con los testigos de Jehová. Decidió escuchar, y lo que oyó la conmovió muchísimo. Después del estudio, habló con los Testigos sobre los problemas que tenía. Ellos le mostraron con la Biblia cuáles realmente eran sus responsabilidades como esposa. Además, hablaron con el esposo y comenzaron un estudio bíblico con él. ¿En qué resultó esto? Puesto que el esposo y la esposa aplicaron los principios bíblicos, pudieron sobreponerse a los problemas familiares. Al presente, la pareja ha progresado hasta el punto de dedicar su vida a Jehová y bautizarse.
Otra cantidad incontable de parejas ha hallado que la Palabra inspirada de Dios sí tiene la solución a los problemas familiares. Al aplicar su consejo, como el que se registra en Colosenses 3:12-14 y el capítulo 5 de Efesios, han logrado vencer estos problemas y han podido alcanzar la unidad y la felicidad.
□ Otro ejemplo de cómo la verdad bíblica puede unir a la familia proviene del Líbano. En 1973 un testigo de Jehová empezó a estudiar la Biblia con una familia de cierta aldea. Dos jóvenes del vecindario, hermanas, también tomaban el estudio. Pero cuando el sacerdote de la localidad manifestó su oposición, la familia dejó de estudiar. Las dos jóvenes continuaron estudiando por correspondencia valiéndose de la dirección del domicilio de su cuñada. Después de estudiar las cartas que el Testigo enviaba, las pasaban a su cuñada para que esta las leyera, aunque su esposo ya se oponía. Cuando surgían preguntas, se las planteaban al Testigo por carta.
Sin embargo, el hermano de ellas continuaba oponiéndose. Él rompió las publicaciones bíblicas de sus hermanas y su esposa y hasta quemó sus Biblias. Pero a pesar de esta severa desaprobación por parte de la familia, del sacerdote y de otras personas de la aldea, las jóvenes continuaron estudiando. Con el tiempo, se bautizaron. Otros parientes también empezaron a estudiar la Biblia y se bautizaron. Además, el hermano de las dos jóvenes, el que se oponía, aprendió la verdad, se bautizó, y sirve de siervo ministerial en la congregación, además de ser precursor auxiliar regular. Para fines de 1985, ¡un total de 23 miembros de esta familia habían aprendido la verdad y se habían bautizado!
¡Qué felices se sienten estas dos hermanas por haberse apegado a la verdad a pesar de la oposición! ¡Qué gozo les da ver la unidad y la felicidad que reina en su familia debido a que aceptaron la verdad bíblica! Esto confirma las palabras del salmista que declaró: “¡Feliz es el pueblo cuyo Dios es Jehová!”. (Salmo 144:15.)
□ Otra experiencia viene de la ciudad de Nueva York, E.U.A. Cierto joven comenzó a abusar de las drogas a los 13 años de edad, ¡y se envició tanto que ni siquiera podía comer sin antes fumar marihuana! Su vicio de la cocaína le costaba $100 diarios, y mientras vendía drogas siempre llevaba un par de armas de fuego. Se casó y llegó a ser padre de cuatro hijos. Cuando su esposa se hizo testigo de Jehová, él se opuso. Pero con el tiempo él se cansó de su modo de vivir, de estar drogado y de andar por las calles cometiendo adulterio.
Gracias al continuo estímulo de su esposa y la ayuda amorosa de los ancianos, aceptó un estudio bíblico un año después de bautizarse su esposa. Esto le ayudó a encararse al grave problema del síndrome de abstinencia, incluso a las alucinaciones. Él progresó hasta el grado de bautizarse, y ahora le regocija ver a su familia felizmente unida y a sus cuatro hijos progresando en la verdad. Ahora que tiene un empleo fijo y disfruta de buenos ingresos, tanto él como su esposa esperan con anhelo participar en el servicio de precursor auxiliar.
[Comentario en la página 21]
“¡Feliz es el pueblo cuyo Dios es Jehová!” (Salmo 144:15.)