¿Astrología en las sinagogas?
La revista Biblical Archaeology Review de mayo/junio de 1984 informó acerca de una bien conservada obra en mosaico descubierta durante una excavación arqueológica donde está ubicada una antigua sinagoga. Se halla a orillas del mar de Galilea en un lugar conocido como Hammat Tiberíades. El nivel de la excavación ha sido fechado aproximadamente entre el segundo y el quinto siglo E.C. El artículo declara: “Hay gran confusión entre los eruditos respecto a la datación de antiguas sinagogas”.
Pero ¿qué hace que el mosaico sea tan excepcional? “Se compone del dios griego Helios [el dios del Sol] rodeado por un zodíaco. [...] Los signos de los 12 meses están representados en una cinta alrededor del círculo de Helios.” Después de considerar la pregunta en cuanto a si la obra fue realizada por un judío o un no judío, el artículo dice: “No obstante, el problema principal es, ¿qué hace un zodíaco y un dios griego en una sinagoga? [...] El problema se hace más complicado por el hecho de que el zodíaco y Helios forman parte de un tema que se repite en varias sinagogas antiguas, de las cuales Hammat Tiberíades es solo la primera”.
Pero ¿sería esa la primera vez que los judíos de tiempos antiguos combinaron símbolos y dioses paganos con su adoración? No, pues la Biblia muestra que para los días del rey Manasés (716-661 a.E.C.) la astrología ya se había infiltrado en la adoración de los judíos. El relato bíblico nos dice: “Así que volvió a construir los lugares altos que Ezequías su padre había destruido, y erigió altares a Baal e hizo un poste sagrado, tal como había hecho Acab el rey de Israel; y se puso a inclinarse ante todo el ejército de los cielos y a servirles”. (2 Reyes 21:3.)
Luego el rey Josías, reformador celoso, eliminó estas prácticas falsas. “Y el rey pasó a mandar a Hilquías el sumo sacerdote y a los sacerdotes del segundo rango y a los guardas de la puerta que sacaran del templo de Jehová todos los utensilios hechos para Baal y para el poste sagrado y para todo el ejército de los cielos. Entonces los quemó fuera de Jerusalén, en los terraplenes de Cedrón, y trajo el polvo de ellos a Betel. Y a fuerza dejó sin negocio a los sacerdotes de dioses extranjeros, que los reyes de Judá habían colocado para que hicieran humo de sacrificio en los lugares altos de las ciudades de Judá y en los alrededores de Jerusalén, y también a los que hacían humo de sacrificio a Baal, al sol y a la luna y a las constelaciones del zodíaco y a todo el ejército de los cielos.” (2 Reyes 23:4, 5.)
¿Qué lecciones nos enseñan estos acontecimientos históricos? Primero, que no hay lugar para la astrología, los horóscopos ni otras prácticas espiritistas en la adoración del Dios verdadero, Jehová. Segundo, aprendemos que es muy fácil caer en estas prácticas si uno descuida su relación con Jehová y presta atención a la filosofía humana y a la llamada sabiduría. En tal caso sería fácil ‘venerar y rendir servicio sagrado a la creación más bien que a Aquel que creó’. La protección contra tales prácticas es “tener a Dios en conocimiento exacto”, realmente conocer al Señor Soberano del universo, Jehová, y a su Hijo, Cristo Jesús. (Romanos 1:20-25, 28; Juan 17:3.)