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  • Un muchacho librado de un demonio

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  • Un muchacho librado de un demonio
  • La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1988
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La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1988
w88 15/1 págs. 8-9

La vida y el ministerio de Jesús

Un muchacho librado de un demonio

EN LA ausencia de Jesús y Pedro y Santiago y Juan, que quizás están en un ramal del monte Hermón, los demás discípulos afrontan un problema. Cuando Jesús regresa, inmediatamente nota que algo anda mal. Una muchedumbre rodea a sus discípulos, y unos escribas arguyen con ellos. Cuando la gente ve venir a Jesús, muestra gran sorpresa y corre a encontrarse con él. “¿Qué disputan con ellos?”, pregunta él.

De entre la muchedumbre sale un hombre, se arrodilla delante de Jesús, y explica: “Maestro, te traje a mi hijo porque tiene un espíritu mudo; y dondequiera que lo prende lo echa al suelo, y el muchacho echa espumarajos y hace rechinar los dientes y pierde la fuerza. Y dije a tus discípulos que lo expulsaran, pero no pudieron”.

Parece que los escribas están aprovechándose de que los discípulos no hayan podido sanar al muchacho, y quizás burlándose de sus esfuerzos. Precisamente en ese momento crítico se presenta Jesús. “Oh generación falta de fe —dice—, ¿hasta cuándo tengo que continuar con ustedes? ¿Hasta cuándo tengo que soportarlos?”

Aparentemente Jesús dirige a todos los presentes lo que dice, pero no hay duda de que particularmente lo dirige a los escribas, que han estado irritando a sus discípulos. Después, Jesús dice en cuanto al muchacho: “Tráiganmelo”. Pero cuando el muchacho viene a Jesús el demonio que lo posee derriba al joven al suelo y lo convulsiona violentamente. El muchacho se revuelca en el suelo y echa espuma por la boca.

“¿Cuánto tiempo hace que le sucede esto?”, pregunta Jesús.

“Desde niño —contesta el padre—; y repetidas veces [el demonio] lo echaba en el fuego así como en el agua para destruirlo.” Entonces el padre suplica: “Si puedes hacer algo, compadécete de nosotros y ayúdanos”.

Quizás por años aquel padre ha estado buscando ayuda. Y ahora, cuando los discípulos de Jesús no pueden hacer nada, verdaderamente se desespera. Jesús repite palabras de la solicitud desesperada del hombre y le infunde ánimo diciendo: “Esa expresión: ¡‘Si puedes’! ¡Todas las cosas son posibles para uno si tiene fe!”.

“¡Tengo fe! —clama el padre inmediatamente, pero suplica—: ¡Ayúdame donde necesite fe!”

Al notar que la muchedumbre viene corriendo en masa hacia ellos, Jesús reprende al demonio: “Espíritu mudo y sordo, yo te ordeno: sal de él y no entres más en él”. Al partir el demonio, de nuevo hace que el muchacho clame, y le causa muchas convulsiones. Entonces el muchacho queda inmóvil en el suelo, y la mayoría de la gente empieza a decir: “¡Está muerto!”. Pero Jesús lo toma de la mano, y él se levanta.

Antes, los discípulos habían expulsado demonios cuando se les había enviado a predicar. Por eso ahora, al entrar en una casa, le preguntan en privado a Jesús: “¿Por qué no pudimos expulsarlo nosotros?”.

En su respuesta, Jesús indica que esto se debió a falta de fe por parte de ellos: “Este género con nada puede salir salvo con oración”. Era evidente que se necesitaba preparación para expulsar al demonio especialmente poderoso implicado en este caso. Se necesitaba fe firme junto con oración por la ayuda del poder de Dios.

Entonces Jesús añade: “En verdad les digo: Si tienen fe del tamaño de un grano de mostaza, dirán a esta montaña: ‘Transfiérete de aquí allá’, y se transferirá, y nada les será imposible”.

¡Qué poderosa puede ser la fe! Quizás haya obstáculos y dificultades que impidan el progreso en el servicio de Jehová y parezcan tan infranqueables e inmovibles como una gran montaña literal. Sin embargo, Jesús muestra que si cultivamos fe en nuestro corazón, y si la regamos y estimulamos su crecimiento, alcanzará madurez y podremos remover esos obstáculos y dificultades parecidos a montañas. (Marcos 9:14-29; Mateo 17:19, 20; Lucas 9:37-43.)

◆ ¿Qué situación halla Jesús al regresar del monte Hermón?

◆ ¿Cómo animó Jesús al padre del muchacho poseído por un demonio?

◆ ¿Por qué no habían podido expulsar al demonio los discípulos?

◆ ¿Hasta qué grado puede ser poderosa la fe, como lo muestra Jesús?

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