Los proclamadores del Reino informan
La perseverancia de un esposo une a su familia
¿QUÉ haría usted si aceptara la verdad y entonces su cónyuge se le opusiera enconadamente e hiciera todo cuanto pudiera para que usted quebrantara su integridad? ¿Le fortalecerían las palabras de Pablo en 2 Timoteo 3:12, donde dice: “Todos los que desean vivir con devoción piadosa en asociación con Cristo Jesús también serán perseguidos”? ¿Aguantaría usted, o se daría por vencido? En Italia, un cristiano se enfrentó a ese desafío. No cedió, y Jehová lo bendijo por ello.
El hombre en cuestión había sido comunista celoso, a la vez que católico fervoroso. Creía en la igualdad de la gente y le parecía que aquellos movimientos predicaban dicho ideal. Cuando uno de sus compañeros de trabajo le habló sobre el Reino de Dios, este hombre no tardó en darse cuenta de que esta era la única manera de alcanzar la igualdad. Se adhirió a la verdad con el mismo fervor que había desplegado respecto al comunismo y el catolicismo, y se bautizó en 1972. ¿Qué hizo su esposa? Se le opuso enconadamente. Ella relata lo siguiente:
“Fue en 1970 cuando mi esposo se comunicó por primera vez con los testigos de Jehová en su empleo. A medida que él estudiaba la Biblia me fui dando cuenta de que esta era una nueva religión, y yo no concordaba con algunos puntos de ella. En seguida otros miembros de la familia y yo empezamos a causarle problemas a mi esposo”.
Continúa: “Los padres de mi esposo lo hostigaban y usaban todo medio posible para impedirle estudiar. El conocimiento que él adquirió le hizo ver que era necesario eliminar de la casa los ídolos. Yo le dije que no lo hiciera, porque algo grave podría suceder. Él destruyó un cuadro religioso, y yo lo ataqué verbal y físicamente, e hice trizas varias de sus revistas. Al oír mis gritos, mis suegros también vinieron y lo atacaron, pero él no se desquitó.
”Los desacuerdos siguieron hasta que, cuando él se opuso a que nuestra hija asistiera al catecismo en la iglesia, yo lo abandoné. Mi esposo me dijo que si yo no regresaba él presentaría un cargo formal de abandono del hogar. Una semana después regresé.
”Hice otro esfuerzo por detenerlo: fui a un médium espiritista y le pedí que lo hechizara. El médium me hizo algunas preguntas y le expliqué la situación. Cuando se enteró de lo que sucedía, me dijo que los hechizos no tienen efecto en los testigos de Jehová.
”Pensamos en consultar con el párroco. Este nos aconsejó que viéramos a un abogado. Para sorpresa mía, el abogado me dijo que fuera a las reuniones de los testigos de Jehová con mi esposo. Mi suegro, que estaba conmigo, objetó, diciendo que su familia era muy devota a san Rocco, ‘el santo patrón’ de nuestro pueblo. Sin embargo, el abogado le explicó que ese ‘santo’, como todos los demás ídolos, era falso. Entonces dijo que él era presidente de la Acción Católica, y nos aclaró que no participaba en las fiestas religiosas porque, cuando leyó la Biblia, se dio cuenta de que todas eran falsas. Para concluir, dijo: ‘Acompañe a su esposo y esté en paz con él. Escúchele, y empiece usted también a estudiar la Biblia’.
”Este estímulo me ayudó a reflexionar en la conducta, los cambios y la perseverancia de mi esposo; de modo que empecé a asistir con él a las reuniones de los testigos de Jehová. Me impresionó tanto el amor que me mostraron allí que empecé a estudiar, me matriculé en la Escuela del Ministerio Teocrático y empecé a participar en el servicio del campo. Al fin simbolicé mi dedicación en 1977, y ahora me alegro de estar en la verdad, y agradezco a Jehová que él ayudara a mi esposo a perseverar y a unir a toda la familia en Su adoración”.