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  • De nuevo intentan matar a Jesús

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  • De nuevo intentan matar a Jesús
  • La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1988
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La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1988
w88 15/11 págs. 8-9

La vida y el ministerio de Jesús

De nuevo intentan matar a Jesús

PUESTO que es invierno, Jesús anda bajo el abrigo de la columnata de Salomón. Esta se halla a un lado del templo. Aquí unos judíos lo rodean y empiezan a decir: “¿Hasta cuándo has de tener nuestras almas en suspenso? Si eres el Cristo, dínoslo francamente”.

“Se lo dije a ustedes —responde Jesús—, y sin embargo no creen.” Jesús no les había dicho directamente que era el Cristo, como se lo había dicho a la samaritana al lado del pozo. Pero en verdad había revelado su identidad cuando les había explicado que era de las regiones de arriba y había existido antes de Abrahán.

Sin embargo, Jesús desea que la gente, al comparar Sus actividades con lo que la Biblia predijo que el Cristo lograría, llegue por sí misma a la conclusión de que él es el Cristo. Por eso, antes había mandado a sus discípulos que no dijeran a nadie que él era el Cristo. Y por eso ahora pasa a decir a estos judíos hostiles: “Las obras que hago en el nombre de mi Padre, estas dan testimonio acerca de mí. Pero ustedes no creen”.

¿Por qué no creen? ¿Porque les falta prueba de que Jesús sea el Cristo? No, sino por la razón que Jesús da cuando les dice: “No son de mis ovejas. Mis ovejas escuchan mi voz, y yo las conozco, y ellas me siguen. Y yo les doy vida eterna, y no serán destruidas nunca, y nadie las arrebatará de mi mano. Lo que mi Padre me ha dado es algo mayor que todas las otras cosas, y nadie puede arrebatarlas de la mano del Padre”.

Jesús entonces describe la relación estrecha que existe entre él y su Padre, al explicar: “Yo y el Padre somos uno”. Puesto que Jesús está en la Tierra y su Padre está en el cielo, está claro que él no está diciendo que él y su Padre sean uno literalmente, físicamente. Más bien, quiere decir que son uno en propósito, o que están en unidad.

Encolerizados por las palabras de Jesús, los judíos recogen piedras para matarlo, tal como habían hecho dos meses antes, durante la fiesta de las Cabañas. Jesús se enfrenta valerosamente a los que quieren asesinarlo, y dice: “Muchas obras excelentes les exhibí de parte del Padre. ¿Por cuál de esas obras me apedrean?”.

“No por obra excelente te apedreamos —responden—, sino por blasfemia, sí, porque tú, aunque eres hombre, te haces a ti mismo un dios.” Puesto que Jesús nunca ha alegado que sea un dios, ¿por qué dicen esto los judíos?

Parece que se debe a que Jesús se atribuye a sí mismo poderes que ellos creen que solo Dios tiene. Por ejemplo, acababa de decir de las “ovejas”: “Les doy vida eterna”, que es algo que ningún humano puede hacer. Sin embargo, los judíos pasan por alto el hecho de que Jesús reconoce que recibe autoridad de su Padre.

A continuación Jesús afirma que es menor que Dios, al preguntar: “¿No está escrito en su Ley [en Salmo 82:6]: ‘Yo dije: “Ustedes son dioses”’? Si él llamó ‘dioses’ a aquellos contra quienes vino la palabra de Dios, y sin embargo la Escritura no puede ser nulificada, ¿me dicen ustedes a mí, a quien el Padre santificó y despachó al mundo: ‘Blasfemas’, porque dije: Soy Hijo de Dios?”.

Sí, puesto que las Escrituras llaman “dioses” hasta a jueces humanos injustos, ¿cómo pueden criticar estos judíos a Jesús por decir: “Soy Hijo de Dios”? Jesús añade: “Si no hago las obras de mi Padre, no me crean. Pero si las hago, aun cuando no me crean a mí, crean las obras, a fin de que lleguen a saber y continúen sabiendo que el Padre está en unión conmigo y yo estoy en unión con el Padre”.

Cuando Jesús dice esto, los judíos tratan de apoderarse de él. Pero él escapa, como había hecho antes en la fiesta de las Cabañas. Sale de Jerusalén y cruza el río Jordán hacia el lugar donde Juan empezó a bautizar a la gente casi cuatro años antes. Este lugar no está lejos de la orilla sur del mar de Galilea, más o menos a dos días de viaje de Jerusalén.

Muchas personas vienen a Jesús en este lugar y empiezan a decir: “Juan, en realidad, no ejecutó una sola señal, pero cuantas cosas dijo Juan acerca de este hombre, todas eran verdaderas”. Por eso, muchos ponen fe en Jesús allí. Juan 10:22-42; 4:26; 8:23, 58; Mateo 16:20.

◆ ¿Cómo quiere Jesús que la gente perciba que él es el Cristo?

◆ ¿Cómo son uno Jesús y su Padre?

◆ ¿Qué razón parece haber para que los judíos digan que Jesús se está haciendo un dios?

◆ ¿Cómo muestra la cita que Jesús hace de los Salmos que él no se pone en igualdad con Dios?

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