Babilonia: sede de la adoración falsa
“¡HA CAÍDO! ¡Babilonia ha caído, y todas las imágenes esculpidas de sus dioses él ha quebrado hasta la tierra!” ¿Qué clase de ciudad era la Babilonia acerca de la cual profetizó Isaías? Esa es una clave importante para entender el significado de la moderna Babilonia la Grande. (Isaías 21:9.)
La antigua Babilonia era famosa por su adoración de dioses y diosas paganos. En su libro Babylonian and Assyrian Religion, el profesor S. H. Hooke dice: “Babilonia era la ciudad donde Marduk ocupaba el lugar principal entre los dioses adorados allí. [...] En el tiempo de Nabucodonosor II, en Babilonia había no menos de 58 templos que pertenecían a dioses designados, sin mencionar muchos otros templos que no habían sido asignados específicamente. Esto manifiesta la prominencia de la casta sacerdotal en la vida de una gran ciudad”. Se dice que el templo de Marduk en Babilonia tenía 55 capillas secundarias. ¡Cómo nos recuerda esto los muchos templos, iglesias y catedrales de hoy que tienen capillas secundarias para dioses menores, santos y vírgenes!
Babilonia era un centro de idolatría en el culto de los dioses. Un relato señala que los sacerdotes y los feligreses “colmaban a las imágenes sagradas de mil atenciones, considerando a las estatuas como intermediarios de los dioses. Se cubrían las estatuas con ricas vestiduras, se las adornaba con collares, brazaletes y anillos; descansaban en lechos suntuosos y se las sacaba en procesión por tierra y agua en andas, carros y navíos particulares”a. ¡Cuán similar a la adoración que se da a dioses, santos y vírgenes en el hinduismo, el budismo y el catolicismo de la actualidad, en los cuales también se pasea a las imágenes por calles y ríos y el mar!
Vemos otro ejemplo del paralelo entre la Babilonia antigua y la religión moderna en la siguiente descripción tomada de la misma enciclopedia: “Sus fieles la llaman con los nombres más dulces: no es sólo diosa y señora, sino también madre misericordiosa, la que escucha las plegarias, la que intercede [...] la que ha dado vida al universo y a la humanidad”. Compárese eso con la siguiente oración de El Santo Rosario: “Gracias os damos, Soberana Princesa, por los favores que todos los días recibimos de vuestra benéfica mano; dignaos, Señora, tenernos ahora y siempre bajo vuestra protección y amparo”.
¿A quién se describe aquí, y a quién se dirige la oración? Inmediatamente muchos dirían: “A la Virgen María”. Esa respuesta no sería del todo correcta. La oración se ofrece a María. Sin embargo, como nos informa la obra Las Grandes Religiones Ilustradas, la primera cita es una descripción de Ishtar (Istar), la “Señora del amor”, la diosa babilónica de la fecundidad, el amor y la guerra. A veces se la presenta en imágenes “como una madre que amamanta a su niño”b. ¡Otro ejemplo que muestra que la religión moderna no es tan diferente de la religión de la Babilonia antigua!
También podemos ver un parecido entre la Babilonia antigua con sus conceptos del alma humana y sus tríadas de dioses y, hoy, los conceptos similares del alma inmortal y las tríadas de la religión moderna. La evidencia confirma nuestro entendimiento de que “Babilonia la Grande” es un símbolo apropiado del imperio mundial de la religión falsa bajo el control de Satanás.
Babilonia, enemiga arrogante de la adoración verdadera
Babilonia fue también una enemiga arrogante del pueblo antiguo de Jehová, Israel, y despreció la adoración verdadera de este pueblo. Babilonia destruyó el templo de Jerusalén en 607 a.E.C., se llevó todos los valiosos utensilios de la adoración de Jehová, y profanó estos vasos en el festín de Belsasar. (Daniel 5:3, 4.)
De manera parecida, en nuestros tiempos Babilonia la Grande se ha opuesto cruel e incesantemente a la adoración verdadera. En la mayoría de los casos en que se ha perseguido a los testigos de Jehová, la persecución ha sido promovida por el clero, que frecuentemente ha usado para ello sus alianzas con los gobernantes políticos.
Un ejemplo claro de oposición inspirada por el clero se remonta al año 1917, y este patrón de acción se ha repetido vez tras vez. En aquel año los Estudiantes Internacionales de la Biblia, como se conocía entonces a los Testigos, publicaron el libro The Finished Mystery (El misterio terminado). El clero de Canadá y de los Estados Unidos, países entonces envueltos en la I Guerra Mundial, interpretó como subversivas algunas páginas de este libro. Se apresuró a avisar a sus amantes políticos sobre esta publicación. ¿Qué resultado tuvo esto? Según el profesor Martin Marty, en su libro Modern American Religion—The Irony of It All (La religión estadounidense moderna.—La ironía implicada): “El clero se volvió contra los russelistas [los Testigos] y se alegró de oír que se impondrían sentencias de 20 años [por la sedición alegada] a los líderes convictos de los testigos de Jehová”.
Pero ¿cómo reaccionó el clero pocos meses después, cuando se exoneró de las acusaciones a estos líderes? “No hubo alegría entre los miembros de las iglesias ortodoxas.” Solo los Testigos se mantuvieron firmemente a favor de los principios bíblicos, “hasta el punto de ganarse el antagonismo del gobierno federal debido a su religión”. Los Testigos no estuvieron dispuestos a hacerse consortes complacientes de los gobernantes políticos, y nunca han estado dispuestos a ello, ni bajo la gobernación nazi en Alemania ni bajo la gobernación fascista en Italia, España y Portugal.
Babilonia denunciada y avergonzada
En vista de lo anterior, ¡cuán apropiado es que Revelación diga que Babilonia la Grande está “borracha con la sangre de los santos y con la sangre de los testigos de Jesús” y que “en ella se halló la sangre de profetas y de santos y de todos los que han sido degollados en la tierra”! A través de los siglos puede verse la culpa de derramamiento de sangre que tiene la religión del mundo por participar activamente en guerras y perseguir a los verdaderos cristianos, o por aprobar tácitamente esas guerras y persecuciones. (Revelación 17:6; 18:24.)
Babilonia la Grande, el imperio mundial de la religión falsa, ha disfrutado de lujos y poder durante toda la historia. Pero un ángel le advirtió a Juan que a la gran ramera le llegaría su día. El relato nos dice: “Y él clamó con voz poderosa, y dijo: ‘¡Ha caído! ¡Babilonia la Grande ha caído, y ha llegado a ser lugar de habitación de demonios y escondite de toda exhalación inmunda y escondite de toda ave inmunda y odiada!’”. (Revelación 18:2.)
¿Cuándo caerá Babilonia? ¿Habrá caído ya? ¿Cómo sucede que sufre una caída? ¿Y qué efecto tiene esa caída en usted? Estas preguntas, y otras relacionadas, se contestarán en nuestro siguiente número de La Atalaya.
[Notas a pie de página]
a Las Grandes Religiones Ilustradas: Asirio-Babilónica, tomo 20, Mateu-Rizzoli, Barcelona, España, 1963, página 53.
b Tomo 19, páginas 19, 20.
[Ilustración en las páginas 8, 9]
Babilonia la Grande tiene sus raíces en la antigua religión babilónica