Los proclamadores del Reino informan

Un niño de cinco años despierta el interés

ENTRE los más de cuarenta mil Testigos de Jehová en Venezuela hay un niñito de cinco años que tuvo una bonita experiencia. Él había escuchado cuidadosamente la serie de discursos públicos basada en la publicación La vida... ¿cómo se presentó aquí? ¿Por evolución, o por creación? y conversaciones que su familia tuvo después sobre ese libro. El niñito, cuya familia es teocrática, entendió así que la teoría de la evolución afirma que el hombre provino de una “sopa”. Un pasaje del libro considera la enseñanza evolucionista de que la vida evolucionó a partir de una sopa orgánica.

Por 14 años una familia vecina (esposo, esposa, dos hijos adolescentes y una hijita de siete años) había sido indiferente cuando la familia de Testigos instaba a sus miembros a examinar la Biblia y los invitaba a las reuniones del Salón del Reino.

Cierto día, mientras la esposa de la familia de Testigos fregaba los platos, oyó una conversación interesante entre su hijo y la hijita de los vecinos junto a la cerca que dividía las propiedades. El niñito dijo: “¡Tú qué sabes! ¡Los mundanos dicen que el hombre salió de una sopa!”. La niñita respondió como de costumbre: “¿Estás loco?”. Él contestó: “No, no estoy loco. Los mundanos dicen que el hombre salió de una sopa; pero el hombre fue hecho por Jehová”. El niño se burló de aquella idea, porque creía que se trataba de la sopa común que la gente consume, algo que a él no le gustaba. Entonces dijo a la niñita: “Mi papá debe darle a tu papá el libro Creación, para que él vea que Dios creó al hombre”. Sin embargo, la niñita dijo que su familia era católica, y aquello puso fin a la conversación.

Al llegar del trabajo su esposo, quien es anciano en su congregación, la hermana le contó lo que había oído por casualidad. Aunque la conversación de los niños les causó risa, el hermano pensó que tal vez Jehová quería que le testificara una vez más a su vecino. Por eso, unos días después habló con el vecino y le contó la conversación de los niños. Le dijo que por el buen deseo de su hijo quería darle un ejemplar del libro Creación. El Testigo le sugirió al vecino que lo leyera sin prejuicio, pues le mostraría el origen de la vida.

Para sorpresa del hermano, unos días después el matrimonio vecino, que por tanto tiempo había sido indiferente a la verdad, vino a la casa del hermano y se disculpó por su actitud de tantos años. El hombre y su esposa dijeron que les había asombrado la admirable calidad del libro Creación.

El resultado fue que se comenzó un estudio bíblico con aquella familia. Empezaron a asistir regularmente a las reuniones y poco tiempo después eran publicadores de las buenas nuevas. El hombre, su esposa y sus dos hijos adolescentes se bautizaron en una asamblea de distrito, y la niña también es publicadora del Reino. La esposa empezó a servir como precursora auxiliar tan pronto como se bautizó.

Jesucristo conoce a los de buen corazón y puede utilizar hasta a pequeñuelos —y lo hace— para llegar a tales personas. (Juan 10:14.)