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  • Necesitamos un nuevo mundo
  • La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1990
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La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1990
w90 1/10 págs. 4-5

Necesitamos un nuevo mundo

DETÉNGASE y eche una mirada a las condiciones a su alrededor. ¿Le agrada lo que ve?

Puede que usted tenga un hogar cómodo en un vecindario agradable y bien atendido. Tal vez también tenga un empleo bien remunerado y del cual disfruta. Además, quizás usted y sus seres queridos gocen, hasta cierto punto, de buena salud. Considerándolo todo, es probable que se sienta relativamente seguro y feliz.

Pero piense en otros vecindarios, en otras regiones del país donde usted vive, en otros países. Eche una mirada al mundo entero. ¿Ve un cuadro bonito? ¿Es realmente un cuadro de contentamiento, paz y prosperidad?

Según predicciones hechas a principios de este siglo, la ciencia ya debería haber erradicado todas las enfermedades graves, provisto alimento en abundancia para todos, estabilizado y mejorado el ambiente, e introducido una era de paz. Pero ¿qué ha ocurrido en realidad?

No es difícil reconocer que no se ha podido disfrutar de paz en nuestro planeta. “Desde tiempos bíblicos se ha exhortado a la gente a batir las espadas en rejas de arado —escribe Michael Renner en State of the World 1990 (Estado del mundo, 1990)—. Nunca había sido más apropiado ese consejo. La constante búsqueda de poder militar ha llevado a la humanidad al borde de la aniquilación.”

Abundan los informes de contiendas civiles y guerras que causan gran destrucción en muchos países por toda la Tierra. Según una fuente, durante 1988 todavía se peleaban 22 guerrasa. ¿Cuántas personas habían muerto en aquellas guerras? Hasta ese año, e incluyéndolo, “la cantidad total de muertos en todas las guerras que se pelearon en 1988 fue de 4.645.000. El 76% de esos muertos fueron civiles”, dice el periódico St. Louis Post-Dispatch.

¿Indican los sucesos mundiales de la actualidad que pronto habrá un mundo pacífico? “Se dice que la guerra fría se ha detenido y que la paz ha recibido una oportunidad. Pero considérelo nuevamente —dice el periódico San Jose Mercury News, de California, E.U.A.—. La guerra sigue rabiando en el Tercer Mundo, sin que haya mucha esperanza de que termine. Estas son las guerras ocultas del mundo. Mayormente son conflictos entre los gobiernos y sus propios pueblos: sangrientos combates civiles por terrenos, por motivos religiosos, o diferencias étnicas y tribuales, o poder político y hasta drogas. [...] Desde El Cabo de África hasta Asia sudoriental, la guerra ha obligado a millones de personas a huir de sus hogares. No hay siembra, las clínicas son objeto de ataque, se degüella el ganado, se mata atrozmente a los padres ante los ojos de sus hijos, se obliga a los niños de 10 años de edad a llevar cargas para otros y luego a servir de soldados, se viola a las jóvenes. En estos países generalmente olvidados, la guerra ha dejado rastros de escombros y desorden social de los cuales puede que nunca se recobren por completo estas sociedades. [...] Las investigaciones muestran que en los años ochenta ha habido más guerras que en toda otra década de la historia.”

Muchos de los que logran huir a países de mayor desarrollo hallan que la paz que buscaban queda en nada debido a la amenaza de la violencia y el crimen. “En [los Estados Unidos] el delito y el crimen han seguido amenazando durante los años ochenta a pesar de que se había predicho que disminuirían”, informa la revista U.S.News & World Report. “En un año típico: Se cometen 8.100.000 delitos graves como asesinato, asalto y robo con allanamiento de morada. [...] Lo más perturbador es que el homicidio se ha difundido por todas partes y se hace imprevisible. El ataque a inocentes es un problema crónico. La Oficina de Estadísticas de la Justicia de E.U.A. calcula que, si la proporción actual del delito continúa, el 83% de los niños que ahora tienen 12 años de edad serán víctimas de actos violentos o atentados. [...] El castigo de los que causan daño a la sociedad no es ni seguro ni rápido. De cada 5 crímenes que se cometen en el país, la policía solo resuelve 1.” Por todo el mundo la situación es similar. La Asamblea General de la ONU informa que ha habido un “incremento tanto de la frecuencia como de la gravedad de los delitos en muchas partes del mundo”.

Pero aunque todas las guerras, los armamentos y los delitos desaparecieran súbitamente de la Tierra, la vida todavía estaría bajo amenaza. “En los países en desarrollo la vida de centenares de millones de personas se caracteriza por pobreza abrumadora, mucha enfermedad y extenso analfabetismo”, señala el instituto Worldwatch en su informe State of the World 1990. “Toda la humanidad —ricos o pobres, fuertes o débiles en sentido militar— afronta la amenaza de una devastación sin precedente del ambiente.”

Sí, se socavan los mismísimos sistemas que sostienen la vida, y de los cuales toda la humanidad depende para seguir viviendo. “La Tierra en general está en peores condiciones [que en 1970] —escribe el editor Paul Hoffman en la revista Discover—. La basura rebosa de nuestros terraplenados. Los gases que producen un efecto de invernadero calientan la atmósfera. La capa de ozono que protege al planeta va desapareciendo. Los desiertos están extendiéndose, y las selvas tropicales van disminuyendo. Especies de plantas y animales se van extinguiendo a razón de 17 por hora.”

Añada a eso los efectos causados por la contaminación persistente del terreno y del agua. Además, tome en cuenta el constante aumento demográfico que tiene como resultado que se construyan más y más edificios en terreno productivo o que el terreno sea pavimentado, lo que contribuye a la extinción de especies de animales y plantas. Considere también la escasez del suministro de agua potable, y los problemas que causa la lluvia ácida. Agregue a eso las malsanas consecuencias del aire sumamente contaminado y los desechos peligrosos. En conjunto, estos problemas significan desastre para la raza humana. Prescindiendo de quiénes seamos o dónde vivamos, necesitamos aire, alimento, agua y materia prima para vivir. Y los necesitamos incontaminados y en alguna medida definida. Ya, “para los pobres, los años ochenta fueron un desastre total, un tiempo en que hubo poco alimento para ellos y aumento en la tasa de mortalidad”, dice State of the World 1990.

En vista de que la humanidad está bajo tantas amenazas, ¿puede negarse que necesitamos desesperadamente un nuevo mundo? Pero ¿hay verdadera posibilidad de que eso suceda? ¿De qué fuente vendría ese mundo? ¿Qué obstáculos hay que vencer antes de que en verdad pueda considerarse seguro y próspero nuestro planeta? Veamos.

[Nota a pie de página]

a Se ha dicho que “guerra” es un conflicto que implica a por lo menos un gobierno y en el que se mata a por lo menos 1.000 personas en un año.

[Reconocimiento en la página 4]

Foto WHO por P. Almasy

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