BIBLIOTECA EN LÍNEA Watchtower
Watchtower
BIBLIOTECA EN LÍNEA
español
  • BIBLIA
  • PUBLICACIONES
  • REUNIONES
  • w91 15/11 págs. 27-28
  • El bondadoso centurión romano

No hay ningún video disponible para este elemento seleccionado.

Lo sentimos, hubo un error al cargar el video.

  • El bondadoso centurión romano
  • La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1991
  • Información relacionada
  • Julio
    Perspicacia para comprender las Escrituras, volumen 2
  • ¡Ánimo! Jehová está ahí para ayudarnos
    La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová (estudio) 2020
  • Centurión (Oficial del ejército)
    Ayuda para entender la Biblia
  • Oficial del ejército
    Perspicacia para comprender las Escrituras, volumen 2
Ver más
La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1991
w91 15/11 págs. 27-28

El bondadoso centurión romano

A LOS centuriones romanos no se les conocía por su bondad. El centurión tenía que ser un sargento e instructor duro y estricto, tenía que administrar disciplina y, a veces, hasta servir de verdugo, pues estaba asignado a dirigir una banda de 100 soldados endurecidos por las batallas. Con todo, la Biblia nos informa de un centurión romano de la banda de Augusto que fue verdaderamente generoso y compasivo con el apóstol Pablo. ¿Cómo se llamaba? Julio.

La Biblia nos presenta a este hombre en el capítulo 27 de Hechos. El apóstol Pablo había pedido que César diera audiencia a su apelación en Roma. Por eso Pablo, junto con otros presos, fue puesto al cuidado de “un oficial del ejército de nombre Julio, de la banda de Augusto”. Se hicieron a la vela desde Cesarea, una ciudad portuaria al noroeste de Jerusalén que servía como el cuartel principal de las tropas romanas. El historiador Lucas dice: “Al día siguiente arribamos a Sidón, y Julio trató a Pablo con bondad humana y le permitió ir a donde sus amigos y disfrutar de su atención”. (Hechos 27:1-3.)

La Biblia no indica qué impulsó a Julio a mostrar tal bondad. Puede que haya recibido del gobernador Festo órdenes de dar trato especial a Pablo. O tal vez Julio, al enterarse de las razones por las cuales se había arrestado a Pablo, simplemente admiraba su valor e integridad. En todo caso, parece que Julio comprendía que Pablo no era un preso cualquiera.

Con todo, Julio optó por no hacer caso de la advertencia de Pablo de no hacerse a la vela desde Bellos Puertos. Pronto el barco fue azotado por un viento tempestuoso que amenazó encallarlo en los bancos de arena cerca de la costa norte de África. (Hechos 27:8-17.) En medio de la tempestad Pablo se puso de pie y aseguró a los pasajeros asustados que ‘no se perdería ni un alma de entre ellos, sino solo el barco’. Con todo, algunos marineros trataron de escapar. Pablo entonces dijo a Julio: “A menos que estos hombres permanezcan en el barco, ustedes no pueden salvarse”. (Hechos 27:21, 22, 30, 31.)

Esta vez Julio optó por prestar atención a Pablo, y no se permitió que los marineros escaparan. Tal como Pablo había predicho, la nave encalló sobre un bajío y se quebró. Porque temían que los presos escaparan, los soldados a bordo decidieron matarlos a todos. Sin embargo, una vez más Julio intervino y restringió a sus hombres, y así le salvó la vida a Pablo. (Hechos 27:32, 41-44.)

La Biblia no nos dice qué le sucedió a aquel bondadoso centurión, ni si llegó a abrazar la fe cristiana o no. Cualquier bondad que mostró fue una demostración del funcionamiento de la conciencia que Dios ha dado al hombre. (Romanos 2:14, 15.) No obstante, los cristianos van más allá de solo la bondad humana, y despliegan la bondad piadosa que es resultado de tener el espíritu de Dios. (Gálatas 5:22.) Ciertamente si un soldado pagano que no conocía a Dios podía mostrar bondad, ¡cuánto más debe ser movido a hacerlo el pueblo de Dios!

    Publicaciones en español (1950-2025)
    Cerrar sesión
    Iniciar sesión
    • español
    • Compartir
    • Configuración
    • Copyright © 2025 Watch Tower Bible and Tract Society of Pennsylvania
    • Condiciones de uso
    • Política de privacidad
    • Configuración de privacidad
    • JW.ORG
    • Iniciar sesión
    Compartir