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  • ‘¿Debería bautizarme?’

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  • ‘¿Debería bautizarme?’
  • La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1992
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La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1992
w92 1/10 págs. 20-23

‘¿Debería bautizarme?’

DE TODAS las decisiones que tenemos que tomar en la vida, quizás ninguna sea más importante que esta: ‘¿Debería bautizarme?’. ¿Por qué es tan importante? Porque nuestra decisión con relación a esta pregunta no solo tiene que ver con el curso de nuestra vida ahora, sino también con nuestro bienestar eterno.

¿Tiene usted que tomar esta decisión? Tal vez ha estado estudiando la Biblia con los testigos de Jehová por algún tiempo. O, si eres joven, quizás tus padres te han estado instruyendo en las Escrituras desde la infancia. Ahora has llegado a la etapa en que debes decidir lo que tienes que hacer. A fin de tomar la decisión correcta, es necesario comprender lo que encierra el bautismo y quién debería bautizarse.

Lo que encierra el bautismo

El bautismo es una ceremonia que solemniza una relación, parecido en cierto modo a una boda. En el caso de una boda, el hombre y la mujer comprometidos ya han cultivado una relación estrecha. La ceremonia solo hace público lo que se ha acordado en privado, a saber, que ambos entran en la unión del matrimonio. También permite que la pareja disfrute de privilegios y trae responsabilidades que deben cumplir en su vida de casados.

La situación es muy parecida con relación al bautismo. A medida que estudiamos la Biblia, nos enteramos de las cosas amorosas que Jehová ha hecho por nosotros. No solo nos ha dado la vida y todo lo que necesitamos para sostenerla, sino también a su Hijo unigénito a fin de abrir el camino para que la humanidad pecaminosa pueda entrar en una relación con Él y conseguir vida eterna en una Tierra paradisíaca. Cuando pensamos en todo esto, ¿no nos sentimos motivados a actuar?

¿Qué podemos hacer? Jesucristo, el Hijo de Dios, nos dice: “Si alguien quiere venir en pos de mí, repúdiese a sí mismo y tome su madero de tormento y sígame de continuo”. (Mateo 16:24.) Sí, podemos llegar a ser discípulos de Jesucristo, siguiendo su ejemplo al servir en favor de los intereses de su Padre, Jehová. No obstante, para hacer esto se requiere que nos ‘repudiemos’ a nosotros mismos, es decir, que nos resolvamos con gusto a poner la voluntad de Dios por encima de la nuestra; esto implica ofrecer, o dedicar, nuestra vida a hacer su voluntad. A fin de dar a conocer esta decisión voluntaria y privada, se efectúa una ceremonia pública. El bautismo en agua es la ceremonia que simboliza públicamente nuestra dedicación a Dios.

¿Quién debería bautizarse?

Jesucristo les dijo a sus seguidores que debían ‘ir y hacer discípulos de gente de todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del espíritu santo, enseñándoles a observar todas las cosas que él les había mandado’. (Mateo 28:19, 20.) Está claro que los que han de bautizarse deben tener un grado de madurez mental y emocional. Mediante su estudio personal de la Palabra de Dios han llegado a reconocer la necesidad de ‘arrepentirse y volverse’ de su derrotero anterior en la vida. (Hechos 3:19.) Posteriormente, sintieron la necesidad de participar en la obra evangelizadora que Jesucristo efectuó, llegando a ser sus discípulos. Todo esto tiene lugar antes de dar el paso del bautismo.

¿Ha llegado usted a esta etapa en su desarrollo espiritual? ¿Desea usted servir a Dios? Si así es, considere con oración el relato bíblico sobre el eunuco etíope, registrado en el capítulo 8 de Hechos. Cuando a este hombre se le explicaron las profecías acerca de Jesús el Mesías, escudriñó su mente y corazón, y entonces preguntó: “¿Qué impide que yo sea bautizado?”. Al parecer, nada lo impedía, de modo que fue bautizado. (Hechos 8:26-38.)

Hoy muchos están haciendo la misma pregunta: “¿Qué impide que yo sea bautizado?”. Como resultado, 300.945 que se habían dedicado recientemente se bautizaron en 1991. Esto ocasionó mucho gozo a todo el pueblo de Jehová, y los ancianos de las congregaciones se complacen en ayudar a otras personas de corazón recto a progresar y satisfacer los requisitos para el bautismo.

Sin embargo, puede ser que los ancianos de su congregación le recomienden esperar. O, si eres un jovencito, puede que tus padres te digan que debes esperar. Entonces, ¿qué? No hay que desanimarse. Hay que tener presente que el entrar en una relación personal con el Altísimo es un asunto muy serio. Deben alcanzarse y mantenerse elevadas normas. De modo que, escuche las sugerencias que se le dan y aplíquelas de todo corazón. Si no comprende plenamente las razones que se le han dado, no se abstenga de preguntar hasta comprender lo que tiene que hacer.

Por otra parte, algunas personas pudieran vacilar en cuanto a dar el paso definitivo, como ellas lo llaman. ¿Es usted una de ellas? Por supuesto, pudiera haber razones específicas por las cuales ha pospuesto su dedicación y bautismo. Sin embargo, si usted satisface los requisitos pero aún tiene dudas, haría bien en preguntarse: “¿Qué impide que yo sea bautizado?”. Analice su situación, ore al respecto y vea si en verdad hay una razón válida para que siga eludiendo aceptar la invitación de Jehová de entrar en una relación personal con él.

‘Aún soy muy joven’

Si eres joven, quizás estés pensando ‘aún soy muy joven’. Es verdad que si los jóvenes son obedientes y sumisos a sus padres cristianos y aplican las Escrituras de la mejor manera posible, pueden esperar con confianza que Jehová los considere “santos”. En realidad la Biblia nos dice que la aprobación divina de los padres justos se extiende a los hijos que dependen de ellos. (1 Corintios 7:14.) Sin embargo, en la Biblia no se da ninguna edad límite en la que haya de terminar este período de dependencia. Por lo tanto, es importante que los jóvenes cristianos consideren seriamente la pregunta: ‘¿Debería bautizarme?’.

La Biblia anima a los jóvenes a ‘acordarse de su Magnífico Creador en los días de su mocedad’. (Eclesiastés 12:1.) Tenemos el ejemplo del joven Samuel, quien “estaba ministrando delante de Jehová, como muchacho”. También está el ejemplo de Timoteo, quien desde la infancia aceptó de corazón la verdad que su madre y su abuela le enseñaron. (1 Samuel 2:18; 2 Timoteo 1:5; 3:14, 15.)

Hoy muchos jóvenes han dedicado igualmente su vida a servir a Jehová. Akifusa, de 15 años de edad, dijo que una parte de la Reunión de Servicio lo ayudó a tomar su decisión de bautizarse. Ayumi se bautizó cuando tenía 10 años de edad. Quería servir a Jehová porque realmente había llegado a amarlo. Ahora tiene 13 años y acaba de tener la experiencia de ver bautizarse a su estudiante de la Biblia, de 12 años de edad, quien también ha llegado a amar a Jehová. Hikaru, hermano menor de Ayumi, también se bautizó a los 10 años. “Algunos decían que era muy joven —recuerda—, pero Jehová sabía lo que sentía. Estaba resuelto a bautizarme una vez que decidí dedicar mi vida para servirle de todo corazón.”

El ejemplo de los padres es también un factor importante, como puede verse en la experiencia de una hermana joven. Su padre le prohibió a su madre estudiar la Biblia con ella y con su hermano y hermana. Los azotaría y les quemaría los libros si lo hacían. Pero, al observar el aguante y la fe que su madre mostraba, los niños pudieron ver la importancia de servir a Jehová Dios. Esta jovencita se bautizó a la edad de 13 años, y su hermano y hermana menores siguieron su ejemplo.

‘Ya soy muy viejo’

El salmista dijo: ‘Viejos junto con muchachos, alaben el nombre de Jehová’. (Salmo 148:12, 13.) Sí, los que han envejecido también deben reconocer la necesidad que tienen de ponerse de parte de Jehová. No obstante, la tendencia de algunas personas mayores es la de evitar hacer cambios. Creen que “no se puede conseguir que un viejo cambie de ideas”. Sin embargo, recuerde que el fiel Abrahán tenía 75 años de edad cuando Jehová le dijo: “Sal de tu tierra y de tus parientes y ve a la tierra que yo te mostraré”. (Hechos 7:3; Génesis 12:1, 4.) Moisés tenía 80 años cuando Jehová le encomendó: “Saca tú de Egipto a mi pueblo”. (Éxodo 3:10.) Estos y otros hombres estaban bien arraigados en su modo de vivir cuando Jehová les pidió que demostraran su amor y dedicación a él. No titubearon en responder a la invitación de Jehová.

¿Qué puede decirse de nuestro tiempo? Shizumu había sido budista por 78 años cuando comenzó a estudiar la Biblia. Su familia se opuso hasta el grado de no permitir que estudiara en su propia casa. Después de solo un año, comprendió la necesidad de dedicarse a Jehová y se bautizó. ¿Por qué hizo el cambio? Dice: “Por muchos años la religión falsa me había engañado, y ahora deseaba seguir recibiendo la verdad de Jehová para siempre”.

‘Lo que ahora los está salvando’

El tiempo se está acabando. Muchas vidas, incluida la suya, están en peligro. Es urgente que considere seriamente la dedicación a Jehová y simbolice esta por bautismo en agua. El apóstol Pedro enfatizó esta idea al decir: “Lo que [...] ahora también los está salvando a ustedes, a saber, el bautismo”. Más adelante explica que el bautismo no es “el desechar la suciedad de la carne” (algo que debe hacerse antes de bautizarse), “sino la solicitud hecha a Dios para una buena conciencia”. (1 Pedro 3:21.)

Al cumplir con los requisitos de Jehová, el discípulo bautizado llega a poseer una buena conciencia. Si continúa haciendo todo lo posible para servir a Jehová, disfrutará de paz mental y satisfacción. (Santiago 1:25.) Sobre todo, puede esperar las interminables bendiciones de Jehová en el nuevo sistema venidero. Que este llegue a ser su galardón al responder positivamente a la pregunta: ‘¿Debería bautizarme?’.

[Fotografías en la página 23]

Hoy, tanto los jóvenes como los mayores que se bautizan pueden esperar interminables bendiciones en el nuevo sistema de Dios

[Ilustración en la página 21]

Samuel ministró delante de Jehová siendo muchacho

[Ilustración en la página 22]

Moisés tenía 80 años de edad cuando Jehová lo comisionó

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