¿Son fidedignas las predicciones de la Biblia?
HOY abundan los libros de historia. Los relatos del pasado suelen ser fascinantes. Su lectura nos remonta a la antigüedad y la imaginación se desata con los personajes, lugares y acontecimientos que emanan de las silenciosas páginas.
La Biblia es esa clase de libro; está llena de emocionantes relatos históricos. Sus páginas nos permiten familiarizarnos con personajes como Abrahán, su esposa Sara, el rey David, la reina Ester y el Gran Maestro, Jesucristo. Podemos andar con ellos, oír lo que dijeron y ver lo que vieron. Sin embargo, muchas personas consideran que la Biblia es mucho más que solo un libro de historia. Creen que contiene lo que se ha denominado historia escrita de antemano. ¿Por qué? Porque está llena de predicciones, o profecías.
Pero ¿son fidedignas las predicciones de la Biblia? Si hubo profecías bíblicas que se cumplieron en el pasado, ¿no deberíamos esperar que las predicciones de acontecimientos futuros también tengan su cumplimiento? Examinemos algunos ejemplos para ver si las predicciones de la Biblia son fidedignas.
Israel y Asiria en el escenario mundial
Isaías, profeta de Dios que comenzó a profetizar aproximadamente en 778 a.E.C., predijo: “Con los pies serán holladas las coronas eminentes de los borrachos de Efraín [Israel]. Y la flor marchita de su decoración de hermosura que está sobre la cabeza del valle fértil tiene que llegar a ser como el higo temprano antes del verano, que, cuando lo ve el que está viendo, mientras todavía está en la palma de su mano, se lo traga”. (Isaías 28:3, 4.) Como se había predicho, a mediados del siglo VIII a.E.C., Samaria, la capital de Israel, llegó a ser como un higo maduro listo para que las fuerzas militares asirias lo cortaran y se lo tragaran. Eso fue precisamente lo que sucedió cuando los asirios conquistaron Samaria en 740 a.E.C. (2 Reyes 17:6, 13, 18.)
Con el tiempo le llegó a Asiria el turno de pasar a la historia. Su capital, Nínive, era tan célebre por la crueldad con que trataba a los cautivos, que se la llamaba “la ciudad de derramamiento de sangre”. (Nahúm 3:1.) Jehová Dios mismo decretó su ruina. Por ejemplo, por medio del profeta Nahúm, Dios dijo: “¡Mira! Estoy contra ti [...,] te haré despreciable; y ciertamente te pondré como espectáculo. Y tiene que ocurrir que todo el que te vea huirá de ti y ciertamente dirá: ‘¡Nínive ha sido despojada con violencia!’”. (Nahúm 3:5-7.) También Sofonías predijo la destrucción de Asiria y la desolación de Nínive. (Sofonías 2:13-15.) Estas profecías se cumplieron en 632 a.E.C., cuando las fuerzas conjuntas de Nabopolasar, rey de Babilonia, y Ciaxares, rey de Media, atacaron por sorpresa Nínive, arrasándola tan concienzudamente que su ubicación permaneció desconocida por casi dos mil años. Le sucedió el Imperio babilonio.
Se predice la ruina de Babilonia
La Biblia anunció la caída del Imperio babilonio y predijo cómo se tomaría su capital, Babilonia. Con casi dos siglos de antelación, el profeta Isaías advirtió que se secarían las aguas del río Éufrates. El río fluía por en medio de Babilonia, y las puertas que lo flanqueaban eran parte fundamental de las defensas de la ciudad. La profecía señaló que Ciro sería el conquistador, e indicó que las “puertas de dos hojas” no estarían cerradas ante los invasores. (Isaías 44:27–45:7.) De acuerdo con esta predicción, Dios se encargó de que las puertas de dos hojas de Babilonia que flanqueaban el Éufrates se quedaran abiertas durante una fiesta, la noche que las fuerzas de Ciro el Grande la tomaron por asalto. Por consiguiente, entraron sin dificultad siguiendo el camino del lecho del río y tomaron Babilonia.
El historiador Heródoto escribió: “Ciro [...] apostó el grueso de sus tropas en la parte por donde el río [Éufrates] entra en la ciudad [de Babilonia], y otro contingente en la parte opuesta, por donde el río sale de la ciudad, y ordenó a los soldados que, cuando vieran que la corriente permitía el paso, penetrasen en la ciudad por este camino. [...] Por medio de un canal desvió el río hacia el estanque, que a la sazón era un pantano, y así, al bajar el nivel del río, logró hacer vadeable el cauce primitivo. Y cuando esto se produjo, los persas que habían sido apostados a tal efecto penetraron en Babilonia por el cauce del río Éufrates, que había bajado hasta no llegar sino, aproximadamente, a la altura de medio muslo de un hombre. [...] Como dio la coincidencia [de] que era para ellos un día de fiesta, se hallaban en aquel momento bailando y divirtiéndose, hasta que al fin pudieron enterarse muy bien de todo”. (Historias, de Heródoto, I, 190, 191, traducción de Jaime Berenguer Amenós.)
Esa misma noche, Daniel, profeta de Dios, había advertido al gobernante babilonio del inminente desastre. (Daniel, capítulo 5.) La decadente Babilonia continuó existiendo algunos siglos más. Por ejemplo, el apóstol Pedro escribió desde esa ciudad su primera carta inspirada en el siglo I E.C. (1 Pedro 5:13.) Pero la profecía de Isaías afirmaba: “Y Babilonia [...] tiene que llegar a ser como cuando Dios derribó a Sodoma y Gomorra. Nunca será habitada”. Dios también había dicho: “Cortaré de Babilonia nombre y resto y descendencia y posteridad”. (Isaías 13:19-22; 14:22.) Según se predijo, con el tiempo llegó a ser un montón de ruinas. Aunque una posible reconstrucción de Babilonia podría atraer a los turistas, seguiría privada de “su descendencia y posteridad”.
Daniel, el profeta de Jehová que estaba en Babilonia cuando esta cayó, tuvo una visión referente a los conquistadores medos y persas. Vio un carnero de dos cuernos y un macho de las cabras con un cuerno enorme. El macho de las cabras se volvió contra el carnero, lo derribó y quebró sus dos cuernos. Más tarde, el cuerno prominente del macho de las cabras fue quebrado, y en su lugar subieron cuatro cuernos. (Daniel 8:1-8.) En conformidad con la predicción bíblica, la historia ha confirmado que Media y Persia fueron como el carnero de dos cuernos. El macho de las cabras representó a Grecia. ¿Y qué puede decirse del “gran cuerno”? Este resultó ser Alejandro Magno. Cuando el gran cuerno figurativo fue quebrado, cuatro cuernos simbólicos (o reinos) lo reemplazaron. En armonía con la profecía, tras la muerte de Alejandro, cuatro de sus generales se hicieron con el poder. Tolomeo Lago en Egipto y Palestina; Seleuco Nicátor en Mesopotamia y Siria; Casandro en Macedonia y Grecia, y Lisímaco en Tracia y Asia Menor. (Daniel 8:20-22.)
Predicciones de un futuro brillante
Las predicciones de la Biblia respecto a la desolación de Babilonia y la caída de Medopersia son tan solo unos ejemplos de las muchas profecías bíblicas que se cumplieron en el pasado. La Biblia también contiene predicciones sobre un futuro brillante que el Mesías, el Ungido de Dios, hará realidad.
Los escritores de las Escrituras Griegas Cristianas aplicaron a Jesucristo varias predicciones mesiánicas anotadas en las Escrituras Hebreas. Por ejemplo, los escritores de algunos Evangelios señalaron que Jesús había nacido en Belén en cumplimiento de la profecía de Miqueas. (Miqueas 5:2; Lucas 2:4-11; Juan 7:42.) Después que Jesús nació, algunos niños fueron asesinados, cumpliéndose así la profecía de Jeremías. (Jeremías 31:15; Mateo 2:16-18.) Las palabras de Zacarías (9:9) se cumplieron cuando Cristo entró en Jerusalén montado sobre un pollino. (Juan 12:12-15.) Y cuando los soldados se repartieron las prendas de Jesús después de colgarlo en el madero, se cumplieron las palabras del salmista: “Reparten entre sí mis prendas de vestir, y sobre mi ropa echan suertes”. (Salmo 22:18.)
Otras predicciones mesiánicas hablan de un tiempo feliz para la humanidad. Daniel vio en visión a “alguien como un hijo del hombre” que recibía de Jehová, el “Anciano de Días”, “gobernación y dignidad y reino”. (Daniel 7:13, 14.) Aludiendo a la gobernación mesiánica de dicho Rey celestial, Isaías afirmó: “Se le llamará Maravilloso Consejero, Dios Poderoso, Padre Eterno, Príncipe de Paz. De la abundancia del regir principesco y de la paz no habrá fin, sobre el trono de David y sobre su reino a fin de establecerlo firmemente y sustentarlo por medio del derecho y por medio de la justicia, desde ahora en adelante y hasta tiempo indefinido. El mismísimo celo de Jehová de los ejércitos hará esto”. (Isaías 9:6, 7.)
Pero antes de que el gobierno justo del Mesías se haga con el dominio total, debe suceder algo de gran trascendencia. Este suceso también se predijo en la Biblia. Con relación al Rey Mesiánico, el salmista cantó: “Cíñete la espada sobre tu muslo, oh poderoso [...]. En tu esplendor sigue adelante al éxito; cabalga en la causa de la verdad y la humildad y la justicia”. (Salmo 45:3, 4.) Las Escrituras también apuntaron a nuestro tiempo cuando predijeron: “En los días de aquellos reyes el Dios del cielo establecerá un reino que nunca será reducido a ruinas. Y el reino mismo no será pasado a ningún otro pueblo. Triturará y pondrá fin a todos estos reinos, y él mismo subsistirá hasta tiempos indefinidos”. (Daniel 2:44.)
El Salmo 72 nos permite vislumbrar las condiciones que existirán bajo el reinado mesiánico. Por ejemplo, “en sus días el justo brotará, y la abundancia de paz hasta que la luna ya no sea” (Sl 72 versículo 7). Ya no habrá opresión ni violencia (Sl 72 versículo 14). Nadie pasará hambre, porque “llegará a haber abundancia de grano en la tierra; en la cima de las montañas habrá sobreabundancia” (Sl 72 versículo 16). ¡Imagínese! Usted puede disfrutar de estas y otras bendiciones en una tierra paradisíaca, cuando el nuevo mundo prometido por Dios reemplace al presente sistema de cosas. (Lucas 23:43; 2 Pedro 3:11-13; Revelación 21:1-5.)
Con toda seguridad, pues, vale la pena que usted examine las predicciones de la Biblia. ¿Por qué no pide más información a los testigos de Jehová? Un examen de las profecías bíblicas puede mostrarle en qué punto estamos en la corriente del tiempo. También puede aumentar el aprecio que su corazón siente por Jehová Dios y por todo lo que él ha hecho para bendecir a todos los que lo aman y obedecen.
[Ilustración en la página 5]
¿Conoce el significado de la visión de Daniel respecto a un macho de las cabras y un carnero?
[Ilustración en la página 7]
¿Será uno de los que disfruten del cumplimiento de las predicciones de la Biblia sobre una vida feliz en el paraíso terrenal?