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  • Papías estimaba las sentencias del Señor
  • La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1993
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La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1993
w93 15/9 págs. 7-8

Papías estimaba las sentencias del Señor

“JAMÁS he seguido [...] a los que abundan en palabras, sino más bien a los que enseñan la verdad”, escribió Papías, cristiano del siglo II de nuestra era.

Papías vivió en los años que siguieron a la muerte de los apóstoles de Jesucristo. De hecho, era compañero de Policarpo, del que a su vez cuentan que era discípulo del apóstol Juan. Estas credenciales, aunadas al método que seguía para obtener conocimiento, permiten suponer que Papías estaba bien informado.

Método cuidadoso

En los cinco libros que componen su obra sobre las sentencias del Señor, se hace patente que Papías ansiaba la verdad. De joven debió de aprenderse de memoria muchas de las sentencias de verdad que escuchó. Más tarde, desde su casa de la ciudad frigia de Hierápolis (Asia Menor), preguntó a los cristianos de edad avanzada si habían visto u oído a algún apóstol de Jesús. Les interrogó con gran interés y puso por escrito lo que le dijeron.

Papías explica: “No pesará escribir [...] las cosas que en otro tiempo aprendí de los más antiguos y encomendé a la memoria, para que se afirme la verdad de las mismas con nuestra aserción. Pues jamás he seguido, como muchos acostumbran, a los que abundan en palabras, sino más bien a los que enseñan la verdad; ni tampoco a los que recuerdan preceptos nuevos e inusitados, sino a los que recordaban los mandatos del Señor entregados en figuras y sacados de la misma verdad. Porque si entretanto me salía al encuentro alguno que había tratado con los ancianos, le preguntaba curiosamente cuáles fuesen los dichos de los ancianos; qué acostumbraban a decir Andrés, Pedro, Felipe, Tomás, Santiago, Juan, Mateo, y qué los demás discípulos del Señor”.

Obra

Sin duda, Papías tenía acceso a un copioso conocimiento espiritual. No podemos más que imaginar con cuánto interés debió escuchar los detalles de la vida y el ministerio de cada uno de los apóstoles. Hacia el año 135 E.C., Papías recogió en un libro lo que tenía que contar. Lamentablemente, esta obra ha desaparecido. Citan de ella Ireneo, supuesto cristiano del siglo II, y Eusebio, historiador del siglo IV. El hecho es que aún se leía en el siglo IX y quizás haya existido hasta el siglo XIV.

Papías creía en el venidero Reino Milenario de Cristo. (Revelación [Apocalipsis] 20:2-7.) Según Ireneo, Escribió que esperaba el tiempo en que “la creación, renovada y hecha libre, fructifique en abundancia toda suerte de manjares, del rocío del cielo y de la grosura de la tierra. Los Presbíteros [o ancianos], que vieron a Juan el discípulo del Señor, recuerdan haberle oído cómo, sobre los tiempos aquellos, enseñaba el Señor”. Papías escribió después: “Estas cosas son creíbles a los que tienen fe. El traidor Judas —dice— no creía y preguntaba: ¿Cómo va a llevar a cabo el Señor tales frutos? Díjole el Señor: (Ya lo) verán los que lleguen a aquello”.

Papías escribió en un momento en que el gnosticismo estaba muy extendido. Los gnósticos fusionaron la filosofía, la especulación y el misticismo paganos con el cristianismo apóstata. En realidad, la exposición que Papías hizo de los oráculos, o sentencias, del Señor intentaba detener la ola de gnosticismo. Después de él, Ireneo siguió combatiendo la espiritualidad falsa y exagerada de los gnósticos. La literatura gnóstica debe de haber sido voluminosa, lo que llevó a Papías a aludir con sarcasmo a “los que abundan en palabras”. Su objetivo era claro: contrarrestar la falsedad con la verdad. (1 Timoteo 6:4; Filipenses 4:5.)

Comentarios sobre los evangelios

En los fragmentos que se conservan de los escritos de Papías se hace mención de las narraciones de Mateo y Marcos. Por ejemplo, Papías dice tocante al documento de este último: “Marcos, que fue intérprete de Pedro, escribió con exactitud todo lo que recordaba”. Además, añade en testimonio de la exactitud de este Evangelio: “Marcos en nada se equivocó al escribir algunas cosas tal como las recordaba. Y es que puso toda su preocupación en una sola cosa: no descuidar nada de cuanto había oído ni engañar en ello lo más mínimo”.

Los escritos de Papías constituyen un testimonio externo de que Mateo escribió su obra originalmente en hebreo. Dice: “Mateo ordenó en lengua hebrea las sentencias, y cada uno las interpretó conforme a su capacidad”. Es probable que Papías también se refiriera a los relatos evangélicos de Lucas y Juan, al igual que a otras porciones de las Escrituras Griegas Cristianas. Si así fuera, sería uno de los testigos más antiguos que corroboran su autenticidad e inspiración divina. Lamentablemente, solo se conservan exiguos fragmentos de sus escritos.

Tenía conciencia de su necesidad espiritual

Como superintendente de la congregación de Hierápolis, Papías fue un investigador incansable. Además de afanarse en el estudio, apreciaba profundamente las Escrituras. Papías estimaba acertadamente que era mucho más provechoso explicar las sentencias doctrinales de Jesucristo y sus apóstoles que los comentarios caprichosos que aparecían en las obras de su época. (Judas 17.)

Se cuenta que Papías padeció el martirio en Pérgamo en el año 161 o en 165 E.C. No podemos determinar con certeza el grado al que influyeron las enseñanzas de Jesucristo en su vida y conducta. Lo cierto es que tenía un deseo ardiente de aprender de las Escrituras y hablar de ellas. Lo mismo les ocurre a los cristianos de la actualidad, pues tienen conciencia de su necesidad espiritual. (Mateo 5:3.) Como Papías, estiman las sentencias del Señor.

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