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  • Pastorean compasivamente a las ovejitas
  • La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1993
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La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1993
w93 15/9 págs. 20-23

Pastorean compasivamente a las ovejitas

DE TODOS los animales acostumbrados a la compañía del hombre, ninguno es como la oveja doméstica. La mayoría de los animales tiene la fuerza y los instintos necesarios para conseguir alimento y eludir a sus depredadores, pero el caso de la oveja es distinto. Sus limitados mecanismos de defensa la hacen vulnerable a los depredadores. Sin su pastor, la oveja se amedrenta y se siente desamparada. Si se separa del rebaño, se pierde con facilidad. Por consiguiente, la dócil oveja tiene poderosas razones para depender de su pastor. Sin este, sus posibilidades de supervivencia son muy escasas. Debido a esas características, la Biblia utiliza el término oveja para representar a las personas inocentes, maltratadas o indefensas.

Para ser justos, debemos decir que el pastor tiene bien merecidas las recompensas. Su vida no es fácil. Trabaja a la intemperie soportando el frío y el calor, y pasa noches de desvelo. Debe proteger al rebaño de los depredadores, arriesgando a veces su propia vida. A fin de mantener el hato agrupado, pasa gran parte de su tiempo buscando a las ovejas dispersas o perdidas. Tiene que sanar a las enfermas o heridas, y cargar a las que son débiles o están exhaustas. Tener suficiente agua y alimento es su preocupación constante. No es extraño que un pastor pase la noche a campo raso velando por el bienestar del rebaño. La vida del pastor es, por ende, una vida dura, propia de hombres valientes, diligentes y audaces. El pastor debe tener, ante todo, verdadero interés en el rebaño que se le ha confiado.

El pastoreo del rebaño de Dios

La Biblia asemeja el pueblo de Dios a ovejas dóciles, y los que se encargan de él, a pastores. Jehová mismo es el “pastor y superintendente de sus almas”. (1 Pedro 2:25.) Jesucristo, “el pastor excelente”, expresó su deseo de que las ovejas recibieran pastoreo amoroso. Dijo al apóstol Pedro: ‘Apacienta mis corderos, pastorea mis ovejitas, apacienta mis ovejitas’. (Juan 10:11; 21:15-17.) Los superintendentes cristianos han recibido la solemne comisión de ‘pastorear la congregación de Dios’. (Hechos 20:28.) La obra de los pastores espirituales exige las cualidades de un buen pastor literal: valentía, diligencia, audacia y, sobre todo, interés de corazón en el bienestar del rebaño.

En los días del profeta Ezequiel, la mayoría de los pastores encargados de cuidar al pueblo de Jehová en Israel no cumplió con sus deberes. El rebaño de Dios sufrió mucho, y la mayoría dejó de adorar a Dios conforme a la verdad. (Ezequiel 34:1-10.) Hoy día, los clérigos de la cristiandad se han erigido en pastores de lo que llaman la congregación cristiana, pero su estado de enfermedad espiritual prueba que el clero es como los infames impostores que en los días de Jesús maltrataban al pueblo y lo desatendían. Los guías religiosos de la cristiandad son como “el asalariado” a quien “no le importan las ovejas”. (Juan 10:12, 13.) No tienen ni el interés ni la capacidad ni las cualidades necesarias para pastorear el rebaño de Dios.

Pastores que se interesan sinceramente

Jesús fijó el modelo perfecto para todos los pastores del rebaño de Dios. En toda circunstancia fue amoroso, compasivo y atento con sus discípulos. Tomó la iniciativa en la búsqueda de los necesitados. Aunque estaba ocupado, y a menudo cansado, siempre tuvo tiempo para escuchar sus preocupaciones e infundirles ánimo. Su mayor expresión de amor consistió en dar su vida a favor de ellos. (Juan 15:13.)

Hoy día, todos los ancianos nombrados de las congregaciones, así como los siervos ministeriales, tienen esta responsabilidad para con el rebaño. De ahí que ni siquiera las ventajas materiales que posiblemente tendrían en otro país puedan inducir a la mayoría de estos hombres responsables a mudarse, dejando a las congregaciones sin la ayuda y la supervisión adecuadas. Por causa de los “tiempos críticos, difíciles de manejar”, es preciso infundir ánimo en el rebaño y darle orientación. (2 Timoteo 3:1-5.) Existe el peligro siempre latente de que algunos lleguen a ser presa de Satanás, que anda “como león rugiente, procurando devorar a alguien”. (1 Pedro 5:8.) Ahora es más necesario que nunca que los pastores cristianos “amonesten a los desordenados, hablen confortadoramente a las almas abatidas, [y] den su apoyo a los débiles”. (1 Tesalonicenses 5:14.) La vigilancia continua es esencial para prevenir que los inconstantes se aparten del rebaño. (1 Timoteo 4:1.)

¿Cómo puede saber un pastor si una oveja necesita ayuda? Algunos de los síntomas más patentes son la inasistencia a las reuniones cristianas, la participación irregular en el servicio del campo y la tendencia a eludir el compañerismo con los hermanos. También pueden detectarse debilidades observando con cuidado el comportamiento de las ovejas y el tenor de sus conversaciones. Tal vez muestren resentimiento al hablar de los demás con un tono crítico. Su conversación quizás gire en torno a los logros materialistas, en lugar de las metas espirituales. La falta de entusiasmo, optimismo y gozo puede ser un síntoma de que su fe se está debilitando. Un semblante desencajado pudiera indicar que están siendo presionados por familiares o amigos. Advertir estos síntomas puede ayudar al pastor a determinar la clase de ayuda que se requiere.

Los pastores cristianos deben tener claro cuál es el objetivo principal de sus visitas a los hermanos. No se trata de visitas sociales para conversar sobre asuntos triviales. Al visitar a los hermanos, Pablo tenía como meta ‘impartirles algún don espiritual a fin de hacerlos firmes y para que hubiera un intercambio de estímulo entre ellos’. (Romanos 1:11, 12.) Para alcanzar este fin, es necesario prepararse con antelación.

En primer lugar analice a la persona y procure determinar cuál es su estado espiritual. Partiendo de esa base, piense qué orientación, estímulo o consejo sería de mayor beneficio en su caso. La Palabra de Dios, la Biblia, debe ser la principal fuente de información, pues “ejerce poder”. (Hebreos 4:12.) En las revistas La Atalaya y ¡Despertad! se pueden buscar artículos que versen sobre los problemas específicos que afrontan las ovejas. En el Anuario de los testigos de Jehová pueden hallarse experiencias que las refresquen y les infundan ánimo. El objetivo es dejarles una enseñanza espiritual ‘que sea buena para su edificación’. (Romanos 15:2.)

El pastoreo que edifica

El pastor de un rebaño de ovejas literales sabe que su responsabilidad es protegerlas y cuidarlas. Los peligros más comunes son que se extravíen, enfermen, se cansen, se lesionen y que sean atacadas por depredadores. Del mismo modo, el pastor espiritual debe identificar y afrontar los peligros similares que amenazan el bienestar de la grey. A continuación mencionaremos algunos problemas típicos y unas cuantas sugerencias sobre lo que se puede hacer para dar consejo espiritual constructivo.

1) A la manera de ovejas desprevenidas, algunos cristianos se extravían al apartarse del rebaño de Dios por buscar placeres que en apariencia son inocentes. Quizás se descuiden y hasta se dejen llevar por la corriente en la búsqueda de bienes materiales, esparcimiento o diversión. (Hebreos 2:1.) A tales personas conviene recordarles la urgencia de los tiempos, la necesidad de acercarse a la organización de Jehová y la importancia de poner el Reino en primer lugar. (Mateo 6:25-33; Lucas 21:34-36; 1 Timoteo 6:8-10.) Puede hallar consejo útil en el artículo “Mantenga su equilibrio cristiano”, de La Atalaya del 15 de septiembre de 1982, páginas 30, 31.

2) El pastor debe someter a tratamiento a las ovejas que enferman. Del mismo modo, los pastores espirituales deben ayudar a los cristianos que enferman en sentido espiritual por causa de las adversidades de la vida. (Santiago 5:14, 15.) Quizás se han quedado sin empleo, han tenido serios problemas de salud o están atravesando dificultades familiares. Es probable que estas personas tengan poco apetito espiritual o pocos deseos de relacionarse con el pueblo de Dios, lo que los lleva a aislarse y sentirse desanimados. Es necesario convencerlas de que Jehová se interesa en ellas y de que las sostendrá en los momentos difíciles. (Salmo 55:22; Mateo 18:12-14; 2 Corintios 4:16-18; 1 Pedro 1:6, 7; 5:6, 7.) También puede ser provechoso repasar con ellas el artículo “Mire directamente adelante como cristiano”, de La Atalaya del 15 de octubre de 1980, páginas 28-31.

3) El pastor debe estar alerta a las ovejas que se sienten agotadas. Algunas han perseverado por años en el servicio fiel a Jehová. Han aguantado muchas pruebas y circunstancias adversas. Pero puede que ahora presenten síntomas de agotamiento en lo referente a hacer el bien, y quizás hasta expresen dudas sobre la necesidad de predicar con asiduidad. Es necesario reavivar su espíritu, hacerles apreciar de nuevo los gozos y las bendiciones que resultan de servir a Dios de todo corazón, como lo hizo Jesucristo. (Gálatas 6:9, 10; Hebreos 12:1-3.) Tal vez se les pueda ayudar a comprender que Jehová aprecia su servicio fiel y que puede fortalecerlas para que hagan obras futuras que resulten en Su alabanza. (Isaías 40:29, 30; Hebreos 6:10-12.) Puede ser provechoso comunicarles ideas del artículo “No desista de hacer lo que es excelente”, de La Atalaya del 15 de julio de 1988, páginas 9-14.

4) Algunos cristianos, como ovejas lesionadas, han sido lastimados por lo que les ha parecido conducta impropia. No obstante, si aprendemos a perdonar a los demás, nuestro Padre celestial nos concederá el perdón que necesitamos. (Colosenses 3:12-14; 1 Pedro 4:8.) Es probable que algunos hermanos hayan recibido consejo o disciplina que consideraron injustos. Sin embargo, el consejo y la disciplina nos benefician a todos, y nos consuela saber que Jehová disciplina a los que ama. (Hebreos 12:4-11.) Otros, quizás por no haber recibido privilegios para los cuales creen estar preparados, han permitido que el resentimiento levante una barrera entre ellos y la congregación. No obstante, si nos alejamos de la organización de Jehová, no tendremos otro lugar al cual dirigirnos en busca de salvación y gozo verdadero. (Compárese con Juan 6:66-69.) Puede hallarse información valiosa sobre este tema en el artículo “En unidad como cristianos”, de La Atalaya del 15 de agosto de 1988, páginas 28-30.

5) Debe protegerse a las ovejas de los depredadores. Del mismo modo, es posible que algunos tengan oposición de familiares o compañeros de trabajo y permitan que esta los intimide. Su integridad puede verse sometida a prueba cuando se les presiona para que disminuyan su servicio a Dios o dejen de participar en el ministerio cristiano. No obstante, cuando se les ayuda a comprender que todos debemos esperar oposición, ya que en realidad es una de las pruebas de que somos verdaderos discípulos de Jesucristo, se sienten fortalecidos. (Mateo 5:11, 12; 10:32-39; 24:9; 2 Timoteo 3:12.) Puede ser útil recordarles que, si se mantienen fieles, Jehová nunca los abandonará y recompensará su aguante. (2 Corintios 4:7-9; Santiago 1:2-4, 12; 1 Pedro 5:8-10.) El artículo titulado “Aguantando con gozo a pesar de la persecución”, que apareció en las páginas 21-27 de La Atalaya del 15 de octubre de 1982, también puede infundirles ánimo.

Pastores, asuman su responsabilidad

Las necesidades del rebaño de Dios son muchas, y cuidarlo de manera apropiada es una labor que exige dedicación. Por eso, los pastores cristianos deben ser compasivos y tener verdadero interés en el hato, así como el deseo de ayudarlo. La paciencia y el discernimiento son importantes. Algunas ovejas necesitan consejo y advertencias, mientras que a otras les viene mejor un poco de estímulo. En algunos casos bastará con unas cuantas visitas, pero en otros quizás se requiera un estudio regular de la Biblia. En todas las ocasiones, el objetivo principal es brindar guía espiritual constructiva o consejo amoroso que motiven a la persona a adquirir buenos hábitos de estudio, a asistir (o seguir asistiendo) con asiduidad a las reuniones de la congregación y a participar con gusto en el ministerio cristiano. Estos son los medios principales con los cuales asistir a los hermanos y ayudarles a franquear la vía para que el espíritu santo de Jehová fluya con libertad.

Los ancianos que brindan esa clase de apoyo desempeñan un servicio muy valioso a favor del rebaño de Dios. (Véase La Atalaya del 15 de noviembre de 1985, páginas 23-27.) El rebaño aprecia profundamente el trabajo de los pastores. Un padre de familia dijo después de recibir ayuda: ‘Tras haber estado en la verdad por veintidós años, el mundo nos absorbió con el materialismo. Había muchas ocasiones en que deseábamos asistir a las reuniones, pero nos parecía imposible llegar a tiempo. En realidad, no encajábamos en el mundo de Satanás, así que nos sentíamos desconcertados, aislados. Esa situación nos frustraba y deprimía. Necesitábamos palabras de estímulo. Cuando un anciano nos visitó, aceptamos con gusto un estudio bíblico en el hogar. Ahora todos estamos de nuevo en la organización segura de Jehová. No puedo expresar mi felicidad’.

Cuando vemos que hermanos que se habían descarriado se reavivan en sentido espiritual y vuelven a estar activos, tenemos verdaderas razones para estar contentos. (Lucas 15:4-7.) La voluntad de Jehová para su pueblo se cumple cuando estos se unen “como rebaño en el aprisco”. (Miqueas 2:12.) En ese refugio seguro, ‘hallan refrigerio para sus almas’ con la ayuda del Pastor excelente, Jesucristo. (Mateo 11:28-30.) El rebaño mundial unido recibe guía, consuelo, protección y alimento espiritual abundante.

Mediante esta labor de pastoreo, hoy día Jehová efectúa una obra amorosa en consonancia con su promesa de tiempos antiguos: “Aquí estoy, yo mismo, y ciertamente buscaré a mis ovejas y las cuidaré. [...] Las libraré de todos los lugares a los cuales han sido esparcidas [...]. En buenos pastos las apacentaré [...]. A la perdida buscaré [...], y a la quebrada vendaré y a la doliente fortaleceré”. (Ezequiel 34:11-16.) ¡Cómo nos consuela saber que Jehová es nuestro Pastor! (Salmo 23:1-4.)

Gracias a la provisión que Jehová ha hecho para pastorear el rebaño, sus siervos podemos compartir el sentir de David, que dijo: “En paz ciertamente me acostaré y también dormiré, porque tú, sí, tú solo, oh Jehová, me haces morar en seguridad”. (Salmo 4:8.) Sí, el pueblo de Jehová se siente seguro bajo su cuidado amoroso, y está agradecido de que los ancianos cristianos pastoreen compasivamente a las ovejitas.

[Reconocimiento en la página 20]

Potter’s Complete Bible Encyclopedia

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