¿Qué esperanza hay para los ciegos?
JOHN MILTON compuso sus obras épicas Paradise Lost y Paradise Regained estando completamente ciego. El ser ciega y sorda no impidió a Helen Keller enseñar y ayudar a los disminuidos físicos. Sí, muchas personas superan las dificultades que la ceguera conlleva. ¡Pero qué maravilloso sería que todo el mundo pudiera disfrutar de buena visión! Probablemente esté de acuerdo si tiene algún familiar o amigo ciego o con visión disminuida.
Es verdad que en algunos países hay programas de rehabilitación para ayudar a los impedidos visuales a valerse por sí mismos en las tareas cotidianas. El braille y los perros entrenados ayudan a los ciegos a atender muchas de sus necesidades. No obstante, mucha gente considera que la ceguera es el impedimento más espantoso. Un escritor dijo: “Estar ciego significa no tener acceso a la parte más importante de nuestro mundo perceptivo”. Al mismo tiempo, muchos ciegos dependen cada vez más de otras personas.
Es posible que se pregunte por qué está tan extendida la ceguera. Pues bien, ¿ha oído hablar del tracoma? Es la causa de aproximadamente nueve millones de casos de ceguera. The New Encyclopædia Britannica dice: “La enfermedad es contagiosa, y medra donde la gente vive en lugares atestados y sin las debidas condiciones higiénicas. La escasez de agua para lavar y las miríadas de moscas atraídas por el excremento humano contribuyen a la propagación de la enfermedad. En algunos aspectos, el tracoma es un problema social más que médico; si se mejoran las condiciones de vida, se reduce la masificación, se eliminan las moscas y se asegura el suministro adecuado de agua, la incidencia del tracoma disminuye rápidamente”. Otro millón de personas aproximadamente sufre de oncocerciasis, o ceguera de los ríos. Y ¿qué puede decirse de la xeroftalmía? No por tener un nombre difícil deja de ser una causa común de ceguera. La diabetes, la difteria, el sarampión, la fiebre escarlata y las enfermedades de transmisión sexual también pueden producir ceguera.
Al hacernos mayores, es posible que nuestra visión se deteriore debido a la degeneración macular y el glaucoma, y no podemos omitir las cataratas. The New Encyclopædia Britannica explica: “Las cataratas aún ocupan uno de los primeros lugares en la lista de las causas de ceguera en muchos países del mundo, lo que es trágico, pues son fácilmente curables mediante una intervención quirúrgica”.
A pesar de los nuevos descubrimientos en oftalmología, la erradicación de la ceguera parece remota. La misma enciclopedia dice: “Los adelantos en la prevención y el tratamiento médico y quirúrgico de la ceguera solo pueden beneficiar a la población que tiene acceso a la atención médica. Hasta que no se mejoren las condiciones alimentarias e higiénicas de una gran parte de la población mundial, la ceguera evitable seguirá tan extendida como en la actualidad”.
Aunque los antibióticos y la cirugía ciertamente tienen su importancia en la lucha contra la ceguera, la esperanza de una curación permanente tiene que ver con algo que sucedió hace casi dos mil años.
Curación de los ciegos en el tiempo de Jesús
Imagínese a un hombre de poco más de 30 años andando por un camino polvoriento. Dos ciegos sentados junto al camino oyen que está pasando por allí y claman: “¡Ten misericordia de nosotros!”. Aunque se les manda callar, los ciegos gritan con fuerza: “¡Ten misericordia de nosotros!”. El hombre les pregunta amablemente: “¿Qué quieren que les haga?”. Ellos contestan con presteza: “Que se abran nuestros ojos”. Ahora imagínese: el hombre les toca los ojos e inmediatamente reciben la vista. (Mateo 20:29-34.)
¡Qué alegría para esos hombres que habían sido ciegos! No obstante, la ceguera sigue siendo común. Aquel fue un caso aislado. ¿Por qué debe merecer nuestra atención? Porque fue Jesús de Nazaret quien otorgó el favor de la vista a aquellos dos ciegos. Jesús no solo fue ‘ungido para declarar las buenas nuevas’, sino también ‘enviado para dar un recobro de vista a los ciegos’. (Lucas 4:18.)
Estas curaciones milagrosas realizadas mediante el poderoso espíritu santo de Dios asombraron a la gente. Leemos: “La muchedumbre se asombró al ver que los mudos hablaban y los cojos andaban y los ciegos veían, y glorificaron al Dios de Israel”. (Mateo 15:31.) Jesús no buscó beneficio material ni gloria personal al realizar esas curaciones, sino poner de manifiesto el amor y la misericordia de Jehová Dios. Sin embargo, Jesús se compadeció también de los ciegos y desvalidos en sentido espiritual, de aquellas personas que “estaban desolladas y desparramadas como ovejas sin pastor”. (Mateo 9:36.)
Aunque esta historia no carece de interés, es posible que usted se pregunte qué podemos esperar hoy en día. Como en la actualidad nadie sana a la gente como lo hizo Jesús, ¿tienen algún significado para nosotros aquellas curaciones? ¿Hay alguna esperanza para los ciegos? Tenga la bondad de leer el siguiente artículo.
[Recuadro en la página 4]
“Hasta que no se mejoren las condiciones alimentarias e higiénicas de una gran parte de la población mundial, la ceguera evitable seguirá tan extendida como en la actualidad.”
(The New Encyclopædia Britannica)