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  • El monte en que todo “se conmueve”

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  • El monte en que todo “se conmueve”
  • La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1995
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La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1995
w95 15/4 págs. 26-28

El monte en que todo “se conmueve”

ENTRE las montañas del oeste de Irlanda se destaca Croagh Patrick por su singular forma cónica. El último domingo de julio, cuando llegan a ascender 30.000 personas de todas las edades en peregrinación anual hasta la cima (765 metros), da la impresión de que esta se conmueva.

En esa fecha los peregrinos suben y bajan por un sendero angosto, desigual y, en algunos trechos, escabroso. De hecho, el tramo final (de unos 300 metros) es muy empinado y consiste casi por completo en piedras sueltas, por lo que el ascenso resulta agotador y peligroso.

Hay quienes hacen el recorrido descalzos, y unos cuantos incluso completan algunos tramos de rodillas. En el pasado, la peregrinación se iniciaba en la oscuridad de la noche.

¿Por qué es tan importante para tantas personas subir al monte Croagh Patrick?

Centro ancestral de peregrinaje

A principios del siglo V E.C., la Iglesia Católica Romana envió a Patricio como obispo misionero a Irlanda. Su principal objetivo era convertir a los irlandeses a la fe cristiana, y se cree que todos sus años de predicación y labor entre la gente cimentaron el catolicismo en la isla.

Su obra le llevó a diversos puntos del país. En la parte occidental de Irlanda, según algunas fuentes, pasó cuarenta días en la cima de una montaña a la que posteriormente le pusieron su nombre: Croagh Patrick (que significa “Monte de Patricio”). Allí ayunó y rezó por el éxito de su misión.

Con el transcurso de los años han surgido muchas leyendas sobre sus hazañas. Una de las más famosas es la que cuenta que, estando en esa montaña, expulsó de Irlanda a todas las serpientes.

Según la tradición, Patricio levantó una ermita en la cumbre. Aunque el edificio desapareció hace mucho tiempo, todavía se conservan los fundamentos. Tanto el lugar donde estos se encuentran como toda la montaña han sido un centro de peregrinaje a lo largo de los años.

Características de la peregrinación

Para las personas mayores y las que no practican el montañismo, el mero hecho de caminar los 5 kilómetros cuesta arriba y después bajarlos sin ningún percance representa todo un logro.

En puntos estratégicos del recorrido se apostan equipos de primeros auxilios preparados para atender diferentes lesiones.

A lo largo del camino hay tres paradas o estaciones en las que los peregrinos realizan varios ejercicios penitenciales. Al inicio del ascenso se explican estos con detalle en un tablero. (Véase el recuadro.)

¿Por qué ascienden?

¿A qué se debe que tantas personas emprendan esta dificultosa peregrinación? ¿Por qué hay quien se va a los extremos en la forma de ejecutarla?

Pues bien, algunos creen que las oraciones por el bien propio tienen más probabilidades de recibir respuesta si se efectúan mientras se está peregrinando. Hay quienes buscan el perdón de sus faltas. Para otros es una manera de expresar su gratitud. También es cierto que a muchos les atrae simplemente el aspecto social de la peregrinación. Un entendido señaló que se trataba de “una expresión de civismo y de amor comunitario”. Dijo asimismo que, para la gente, el ascenso a Croagh Patrick “era el modo de seguir los pasos de san Patricio y de reconocer su endeudamiento con él en lo que respecta a la fe”. Añadió que la marcha es por encima de todo “una forma de penitencia, porque el esfuerzo físico realizado es un auténtico ejercicio penitencial. La lenta subida hasta la cima es un acto prolongado de contrición”.

Un señor afirmó con orgullo que había ascendido veinticinco veces al monte. El móvil, según él, era “hacer un poco de penitencia”. Otro hombre alegó simplemente que “el que algo quiere, algo le cuesta”.

Aunque no es imprescindible subir descalzo a la montaña, muchos lo hacen. ¿Por qué? En primer lugar, porque consideran que están pisando tierra “santa” y que, por lo tanto, deben quitarse los zapatos. Una segunda razón es que de ese modo cumplen su objetivo de “hacer un poco de penitencia”. Esto explica también por qué algunos efectúan de rodillas los ejercicios penitenciales de las estaciones.

Conmovidos, damos gracias al Creador

Pero ¿y si alguien no comparte el sentir religioso de los que peregrinan hasta la cima en una fecha determinada? Con las condiciones climáticas adecuadas y un calzado resistente, se puede subir a la montaña en cualquier momento. Nosotros escogimos un día en que el monte no era un hervidero de peregrinos. En nuestras frecuentes pausas para descansar, reflexionamos en el ascenso mismo y en el efecto que ha tenido en tantas personas. Al imaginarnos los miles de peregrinos realizando el agotador recorrido y los diversos ejercicios penitenciales, nos preguntamos: ‘¿Requiere Dios todo esto? ¿Realmente nos acerca más a él el rito de subir hasta ciertos monumentos o caminar alrededor de ellos a la vez que recitamos las mismas plegarias repetidamente?’. ¿Concuerda esto con el consejo que dio Jesús sobre las oraciones reiterativas en Mateo 6:6, 7?

Nosotros no subimos al monte en busca de una experiencia religiosa, desde luego. No obstante, nos sentimos más cerca de nuestro Creador porque pudimos apreciar su obra, pues todas las montañas forman parte de las maravillas de la Tierra. Desde la cumbre contemplamos sin estorbos el hermoso paisaje; divisamos incluso la costa atlántica. Los islotes relucientes de la bahía que teníamos a un lado ofrecían un agudo contraste con el terreno accidentado y árido de la región montañosa del lado opuesto.

Las tres estaciones de la peregrinación nos recordaron las siguientes palabras de Jesús a sus verdaderos discípulos: “Al orar, no digas las mismas cosas repetidas veces, así como la gente de las naciones, porque ellos se imaginan que por su uso de muchas palabras se harán oír”. (Mateo 6:7.)

Nos dimos cuenta de que el monte había llegado a formar parte de una tradición que ha atado a miles de personas a un rito penoso. Pensamos en cuánto difería aquella atadura de la libertad a la que se refirió el apóstol Juan cuando dijo: ‘Observamos los mandamientos de Dios; y, sin embargo, sus mandamientos no son gravosos’. (1 Juan 5:3.)

Disfrutamos mucho de la excursión, en especial del ascenso a Croagh Patrick. Nos conmovió y nos hizo anhelar el día en que toda la humanidad se libere de las tradiciones antibíblicas y pueda adorar al Creador amoroso de la Tierra “con espíritu y con verdad”. (Juan 4:24.)

[Recuadro en la página 27]

Características principales de la peregrinación

Todo peregrino que suba al monte en el día de san Patricio, en la octava de esa festividad o en cualquier día de los meses de junio, julio, agosto y septiembre, y que ORE DENTRO DE LA CAPILLA O EN SUS PROXIMIDADES por las intenciones del Papa, puede ganar una indulgencia plenaria a condición de que se confiese y reciba la Sagrada Comunión ese mismo día en la cima o en algún momento de esa semana.

LAS ESTACIONES TRADICIONALES

Hay tres “estaciones”: 1) en la base del monte, llamada Leacht Benain, 2) en la cima y 3) Roilig Muire, situada en el camino de descenso de la vertiente de Lecanvey [nombre de una ciudad].

Primera estación: LEACHT BENAIN

El peregrino da siete vueltas al montón de piedras mientras reza siete padrenuestros, siete avemarías y un credo

Segunda estación: LA CIMA

a) El peregrino se arrodilla y reza siete padrenuestros, siete avemarías y un credo

b) El peregrino ora cerca de la capilla por las intenciones del Papa

c) El peregrino da quince vueltas a la capilla a la vez que reza quince padrenuestros, quince avemarías y un credo

d) El peregrino da siete vueltas a Leaba Phadraig [la cama de Patricio] pronunciando siete padrenuestros, siete avemarías y un credo

Tercera estación: ROILIG MUIRE

El peregrino da siete vueltas a cada montón de piedras mientras reza siete padrenuestros, siete avemarías y un credo en cada uno de ellos [hay tres] y finalmente rodea todo el recinto de Roilig Muire siete veces rezando.

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