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  • ¿Están justificadas las dudas sobre Jesús?

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  • ¿Están justificadas las dudas sobre Jesús?
  • La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1995
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La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1995
w95 15/8 págs. 8-11

¿Están justificadas las dudas sobre Jesús?

¿REALMENTE hizo milagros Jesús de Nazaret? ¿Resucitó de entre los muertos, como proclamaron sus discípulos? Lo que es más, ¿existió? En nuestra era moderna, parece que muchas personas no pueden responder con certeza a estas preguntas. ¿Por qué? Porque tienen dudas sobre Jesús, y dudar es estar inseguro entre opciones contradictorias y no saber si una cosa es cierta. Pero ¿hay razón para tal inseguridad con respecto a Jesús? Veamos.

Cómo se sembraron las dudas sobre Jesús

Ciertos teólogos alemanes de finales del siglo XIX y principios del XX presentaron a Jesús como “un personaje ficticio de la Iglesia antigua”. Al impugnar su historicidad, se suscitó una controversia entre los eruditos de principios de este siglo, controversia que afectó a mucha gente de aquel tiempo y cuya influencia todavía perdura. Por ejemplo, una encuesta reciente llevada a cabo en Alemania reveló que el 3% de los entrevistados creían que Jesús “jamás existió” y que “es fruto de la invención de los apóstoles”. Sí, las dudas acerca de Jesús sembradas a principios de siglo han encontrado terreno fértil incluso en el corazón de la gente de hoy en día.

¿Por qué no es razonable la conclusión de que la figura de Jesús “es fruto de la invención”? El escriturario Wolfgang Trilling comenta: “La disputa de si Jesús ha existido, es decir, de si Jesús es una personalidad histórica o sólo un mito, quedó decidida entonces. El problema ha quedado aclarado científicamente: al menos en cuanto los historiadores solventes no lo consideran ya como un problema científico”. No obstante, algunas personas siguen dudando de la existencia de Jesús. Por consiguiente, investiguemos cómo podemos establecer la historicidad de Jesús y despejar otras dudas acerca de él.

Testimonios que disipan las dudas

La ignominiosa ejecución de Jesús como un criminal despreciable suministra “el argumento más contundente contra los impugnadores de la historicidad de Jesús”, dice Trilling. ¿Por qué? Porque la ejecución “era un obstáculo para la difusión de la nueva fe entre los judíos y paganos, y de hecho la dificultó gravemente”. (Compárese con 1 Corintios 1:23.) Si la ejecución de Jesús, el Mesías, suponía un obstáculo para judíos y gentiles, no puede haber sido fruto de la invención de los apóstoles. Además, su muerte ha sido atestiguada como hecho histórico, no solo en los cuatro Evangelios, sino también por el escritor romano Tácito y el Talmud judío.a

Hay otros sucesos de la vida de Jesús que también se consideran prueba interna de la credibilidad de los Evangelios y, por tanto, de lo que nos dicen acerca de él. Por ejemplo, ¿habrían inventado sus seguidores que procedía de Nazaret, un lugar que al parecer no gozaba de la estima de la gente? ¿Es probable que se inventaran la traición de Judas, un compañero de confianza? ¿Es realista pensar que habrían inventado el relato en el que sus discípulos lo abandonan cobardemente? No es lógico pensar que los discípulos hubieran elaborado detalles de su vida perjudiciales para ellos y que después los proclamaran por todas partes. Además, el arte de enseñar de Jesús poseía un estilo único. La literatura judía del siglo primero no contiene nada que pueda compararse a sus ilustraciones. ¿Qué persona anónima pudiera haberse “inventado” una obra maestra como el Sermón del Monte? Todos estos argumentos corroboran que los relatos evangélicos de la vida de Jesús son fidedignos.

También hay prueba externa de la historicidad de Jesús. Los cuatro Evangelios lo ubican en un entorno histórico específico y detallado con gran exactitud. No son producto de la imaginación lugares como Belén o Galilea, ni personajes o grupos importantes, como Poncio Pilato y los fariseos, ni las costumbres judías u otras peculiaridades. Todo ello formó parte de la vida del siglo primero y ha quedado confirmado por fuentes extrabíblicas y hallazgos arqueológicos.

De modo que hay prueba contundente, tanto interna como externa, de que Jesús es un personaje histórico.

No obstante, muchas personas ponen en duda que Jesús hiciera milagros. De hecho, según la encuesta mencionada al principio, solo una minoría de los alemanes que van a la iglesia creen firmemente que los milagros y la resurrección de Jesús “sucedieran realmente”. ¿Están justificadas las dudas sobre los milagros y la resurrección de Jesús?

Por qué se duda de los milagros de Jesús

Mateo 9:18-36 informa que Jesús sanó milagrosamente a los enfermos, resucitó a los muertos y expulsó demonios. El profesor e historiador Hugo Staudinger comenta: “Sencillamente es increíble, e imposible desde el punto de vista histórico, que estos extraordinarios relatos sean producto de una imaginación fértil”. ¿Por qué? Porque al parecer los primeros Evangelios se escribieron en una época en la que todavía estaban vivas la mayoría de las personas que presenciaron dichos milagros. El hecho de que, como pasa a decir Staudinger, los opositores judíos “jamás negaran que Jesús realizó obras extraordinarias”, confirma aún más este asunto. Esta prueba externa basta para hacernos creer en los milagros de Jesús, aun si no examináramos las demás. (2 Timoteo 3:16.)

Aunque “la mayoría de los alemanes están convencidos de que Jesús sanó a los enfermos”, muchos abrigan dudas en cuanto al poder que había tras estas curaciones. Por ejemplo, un reputado teólogo alemán dijo públicamente que las curaciones efectuadas por Jesús fueron el resultado del poder de la sugestión en personas que padecían angustia mental. ¿Es razonable esta explicación?

Piense en lo siguiente. Marcos 3:3-5 relata que Jesús sanó a un hombre que tenía una mano seca. Pues bien, ¿es una mano seca el resultado de angustia mental? Desde luego que no. En consecuencia, no podría atribuirse esta curación al poder de la sugestión. ¿Cómo, entonces, pudo efectuar Jesús estos milagros? El profesor Staudinger admite: “Si no hay leyes bien fundadas y no se niega por completo la intervención divina, no puede descartarse la posibilidad de que Dios, cuyo poder es muy superior al del hombre, pueda llevar a cabo hechos fuera de lo común”. No hay duda de que, con la ayuda del “poder de Dios”, Jesús sanó literalmente a personas enfermas. Por lo tanto, no hay razón para dudar de que sus milagros hayan sido auténticos. (Lucas 9:43; Mateo 12:28.)

Como dice The American Peoples Encyclopedia, si el mayor de todos los milagros, la resurrección de Jesús, ocurrió, todos los demás milagros mencionados en los Evangelios “caben dentro de lo posible”. ¿Realmente resucitó Jesús de entre los muertos?

¿Hay motivo para dudar de la resurrección de Jesús?

En primer lugar, examine una contundente prueba circunstancial que apoya la veracidad del relato de la resurrección de Jesús: su tumba vacía. El descubrimiento del sepulcro vacío de Jesús fue un hecho que no cuestionaron sus contemporáneos, ni siquiera sus opositores. (Mateo 28:11-15.) De haberse tratado de un engaño, se habría denunciado enseguida. La obra de consulta antes mencionada llega a esta lógica conclusión: “No hay explicación fundada del hecho de que la tumba estuviera vacía, excepto la declaración bíblica: ‘No está aquí, pues ha resucitado’ (Mat. 28:6.)”.

Hay quien objeta a esto, alegando que los discípulos de Jesús fueron los únicos que proclamaron por todas partes que él fue el Mesías resucitado. Es cierto. Pero ¿no estaba su mensaje fundado firmemente en hechos históricos, especialmente la muerte y resurrección de Jesús? Claro que sí. El apóstol Pablo estaba al tanto de esta relación, pues escribió: “Si Cristo no ha sido levantado, nuestra predicación ciertamente es en vano, y nuestra fe es en vano. Además, también se nos halla falsos testigos de Dios, porque hemos dado testimonio contra Dios de que él levantó al Cristo”. (1 Corintios 15:14, 15; compárese con Juan 19:35; 21:24; Hebreos 2:3.)

En el siglo primero hubo muchas personas bien conocidas que podían dar fe de que Jesús se apareció después de su muerte. Entre ellas estuvieron los doce apóstoles, Pablo y otros quinientos testigos.b (1 Corintios 15:6.) Recuerde también la razón por la que Matías reunió los requisitos para reemplazar al infiel apóstol Judas. Hechos 1:21-23 dice que Matías podía dar testimonio de la resurrección de Jesús y de otros acontecimientos anteriores relacionados con él. Si la vida y resurrección de Jesús hubieran sido ficción en vez de realidad, tal requisito para ser nombrado apóstol habría carecido de sentido.

Debido a que en el siglo primero había tantas personas que podían dar testimonio de la vida, milagros, muerte y resurrección de Jesús, el cristianismo se difundió con relativa rapidez por todo el Imperio romano, a pesar de los obstáculos ya mencionados. Sus seguidores estuvieron dispuestos a afrontar penalidades, persecución e incluso la muerte por declarar en todas partes la resurrección y la verdad fundamental que procede de ella. ¿Qué verdad? Que su resurrección había sido posible únicamente gracias al poder de Dios. ¿Y por qué había resucitado Jehová Dios a Jesucristo de entre los muertos? La respuesta a esa pregunta muestra quién es Jesús.

En el día del Pentecostés, el apóstol Pedro declaró francamente a los asombrados judíos de Jerusalén: “A este Jesús lo resucitó Dios, del cual hecho todos nosotros somos testigos. Por eso, debido a que fue ensalzado a la diestra de Dios y recibió del Padre el espíritu santo prometido, él ha derramado esto que ustedes ven y oyen. De hecho, David no ascendió a los cielos, sino que él mismo dice: ‘Jehová dijo a mi Señor: “Siéntate a mi diestra, hasta que coloque a tus enemigos como banquillo para tus pies”’. Por lo tanto, sepa con certeza toda la casa de Israel que Dios lo hizo Señor y también Cristo, a este Jesús a quien ustedes fijaron en un madero”. (Hechos 2:32-36.) Sí, Jehová Dios “hizo Señor y también Cristo” a Jesús de Nazaret. ¿Hay motivo para dudar del papel que él desempeña en este aspecto del propósito de Dios?

¿Por qué dudar del papel que desempeña ahora Jesús?

¿Qué puede despejar todas las dudas acerca de la identidad y el papel de Jesús? El hecho de que fue claramente un profeta verdadero. Predijo las guerras, el hambre, los terremotos, el crimen y la falta de amor que vemos hoy. Además dijo: “Estas buenas nuevas del reino se predicarán en toda la tierra habitada para testimonio a todas las naciones; y entonces vendrá el fin”. (Mateo 24:3-14.) El cumplimiento de estas profecías prueba que Jesús es el Cristo resucitado, que gobierna invisiblemente ‘en medio de sus enemigos’ y que pronto traerá el nuevo mundo de Dios. (Salmo 110:1, 2; Daniel 2:44; Revelación 21:1-5.)

Ahora más que nunca la humanidad necesita con urgencia un Salvador con sabiduría sobrehumana. ¿Por qué deberíamos dudar de que Jesús sea la persona seleccionada para salvar a la humanidad? Juan, que fue testigo presencial de los impresionantes milagros y la resurrección de Jesús, declaró: “Además, nosotros mismos hemos contemplado —y de ello estamos dando testimonio— que el Padre ha enviado a su Hijo como Salvador del mundo”. (1 Juan 4:14; compárese con Juan 4:42.) Tal como no tenemos base razonable para dudar de la existencia, milagros, muerte y resurrección de Jesús, tampoco tenemos razón para dudar de que Jehová Dios lo haya entronizado a su diestra como Rey legítimo. No cabe duda al respecto: Jesús de Nazaret es el Rey del Reino de Dios y el “Salvador del mundo”. (Mateo 6:10.)

[Notas a pie de página]

a No todos los eruditos consideran auténticas las polémicas referencias a Jesús que aparecen en el Talmud. Pero las referencias que hacen a él Tácito, Suetonio, Plinio el Joven y por lo menos una vez Flavio Josefo sí suelen aceptarse como prueba de la historicidad de Jesús.

b En cierta ocasión, el resucitado Jesús comió pescado con sus discípulos, lo que prueba que su aparecimiento no fue simplemente una visión, como afirman algunas personas. (Lucas 24:36-43.)

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