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  • ¿Hay acuerdo entre el “templo de Dios” y los ídolos en Grecia?

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  • ¿Hay acuerdo entre el “templo de Dios” y los ídolos en Grecia?
  • La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1997
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La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1997
w97 15/2 págs. 25-29

¿Hay acuerdo entre el “templo de Dios” y los ídolos en Grecia?

ES UN caluroso día de verano y los rayos del sol reverberan en los adoquines del camino. Sin embargo, el calor sofocante no parece atenuar la voluntad y la resolución decidida de una multitud de devotos peregrinos griegos ortodoxos que se dirigen a la capilla situada en la cima de la colina.

Una anciana extenuada, venida del otro extremo del país, lucha por conseguir que sus agotados pies sigan caminando. Un poco más arriba, un hombre, empapado en sudor y deseoso de llegar, trata de abrirse camino entre los empujones de la muchedumbre. Y una joven, claramente dolorida y con un rictus de desesperación, se arrastra sobre sus rodillas ensangrentadas. ¿Cuál es su objetivo? Llegar a tiempo para orar y, de ser posible, tocar y besar el icono de un famoso “santo”.

Escenas como estas se repiten alrededor del mundo en lugares donde se venera a los “santos”. Al parecer, todos estos peregrinos están convencidos de que así siguen la manera señalada por Dios de acercarse a él, expresando de este modo su devoción y fe. El libro Our Orthodox Christian Faith (Nuestra fe cristiana ortodoxa) explica: “Celebramos [los “santos”] y otorgamos gloria y honra a sus santas personas [...], y suplicamos sus oraciones ante Dios a favor nuestro y sus ruegos y ayuda en las muchas necesidades de nuestra vida. [...] Acudimos a los Santos milagrosos [...] para atender nuestras necesidades espirituales y corporales”. Además, según los cánones fijados por los sínodos de la Iglesia Católica Romana, han de invocarse los “santos” como intercesores ante Dios, y venerarse tanto sus reliquias como sus imágenes.

La principal preocupación del verdadero cristiano debería ser adorar a Dios “con espíritu y con verdad”. (Juan 4:24.) Por este motivo, analicemos algunos hechos relativos a la forma en que la veneración de los “santos” llegó a formar parte de las prácticas religiosas de la cristiandad. Dicho análisis debería resultar muy esclarecedor para quienes desean acercarse a Dios de una forma que Él considere aceptable.

Cómo se introdujo el culto de los “santos”

Las Escrituras Griegas Cristianas llaman “santos” a los primeros cristianos a quienes se limpia con la sangre de Cristo y se separa para el servicio divino como sus futuros coherederos. (Hechos 9:32; 2 Corintios 1:1; 13:13.)a A todos los hombres y mujeres, fueran o no prominentes en la congregación, se les llamó “santos” mientras vivían en la Tierra. Es obvio, por lo tanto, que su reconocimiento como bíblicamente santos no se pospuso hasta después de su muerte.

Sin embargo, a partir del siglo II E.C., mientras el cristianismo apóstata iba tomando forma, la tendencia fue intentar crear un cristianismo popular, una religión que atrajera a los pueblos paganos y que no les costara aceptar. Estos pueblos paganos eran politeístas y la nueva religión era estrictamente monoteísta. Así, se lograría ofrecer una solución intermedia al introducir los “santos” en el lugar de los antiguos dioses, semidioses y héroes mitológicos. En sus comentarios a este respecto, el libro Ekklisiastiki Istoria (Historia Eclesiástica) expresa: “Para los paganos que se convertían al cristianismo era fácil reconocer a los héroes que habían abandonado en la persona de los mártires, y comenzar a darles la honra que rindieron anteriormente a tales héroes. [...] Muy a menudo, sin embargo, la honra de los santos se convertía en franca idolatría”.

Otra obra de referencia narra con las siguientes palabras cómo se introdujo el culto a los “santos” en la cristiandad: “En la honra que rinde la Iglesia Ortodoxa Griega a los santos hallamos indicios evidentes de la marcada influencia que ejercía la religión pagana. Las características que se atribuían a los dioses olímpicos antes de la conversión [del pueblo] al cristianismo se atribuyeron entonces a los santos. [...] Desde los primeros años, los adherentes a la nueva religión reemplazaron al dios-sol (Febo Apolo) por el profeta Elías, edificando iglesias sobre las ruinas de los antiguos templos y capillas dedicados a este dios, o junto a ellas, mayormente en la cima de colinas y montañas, en todos los lugares donde los antiguos griegos honraron a Febo Apolo, el brillante. [...] Incluso identificaron a la diosa virgen Atenea con la Virgen María. De este modo, el vacío originado por la destrucción del ídolo de Atenea se llenó en el alma del idólatra converso”. (Neoteron Enkyklopaidikon Lexikon [Nuevo diccionario enciclopédico], volumen 1, páginas 270 y 271.)

Analice la situación que aún existía en Atenas a finales del siglo IV E.C. La mayoría de sus habitantes todavía eran paganos y uno de sus ritos más sagrados era la celebración de los misterios de Eleusis, un acontecimiento bipartitob que se celebraba anualmente en el mes de febrero en la ciudad de Eleusis, a 23 kilómetros al noroeste de Atenas. Para presenciar estos misterios, los paganos atenienses debían seguir la Vía Sacra (Hi·e·rá Hod·ós). Las autoridades de la ciudad sagazmente intentaron ofrecer un lugar de culto alternativo. En el mismo camino, a unos 10 kilómetros de Atenas, se construyó el monasterio de Dafni para atraer a los paganos y evitar de este modo que fueran a los misterios. La iglesia del monasterio se levantó sobre el fundamento de un antiguo templo dedicado al dios griego Apolo Dafneo o Pitio.

La isla de Citera (Grecia) también prueba la integración de las deidades paganas en la veneración de los “santos”. En una de las cumbres de la isla se hallan dos pequeñas capillas bizantinas, una dedicada a “San” Jorge y la otra a la Virgen María. Las excavaciones efectuadas en el lugar han revelado la presencia en ese mismo emplazamiento de un santuario minoico que se utilizaba como lugar de adoración hace casi tres mil quinientos años. Durante el siglo VI o VII, los “cristianos” erigieron su capilla a “San” Jorge en el mismo lugar de la cumbre en que se hallaba el santuario. La maniobra tenía una gran carga simbólica, pues esta vanguardia de la religión minoica controlaba las rutas marítimas del Egeo. Ambas iglesias se ubicaron en el mismo punto para asegurar el favor de “Nuestra Señora” y “San” Jorge, cuya festividad se celebra el mismo día que la de “San” Nicolás, el “protector de los marineros”. Al informar sobre este descubrimiento, un periódico dijo: “En la actualidad, el sacerdote [ortodoxo griego] sube a la montaña igual que en tiempos antiguos subía el sacerdote minoico” para llevar a cabo sus servicios religiosos.

Resumiendo el extremo al que llegó la influencia del paganismo de la religión griega en el cristianismo apóstata, un historiador señala: “El sustrato pagano de la religión cristiana a menudo permanece inalterado en las creencias populares, lo que testifica de la perdurable naturaleza de la tradición”.

“Adoramos lo que conocemos”

Jesús dijo a la samaritana: “Adoramos lo que conocemos. [...] Los verdaderos adoradores adorarán al Padre con espíritu y con verdad, porque, en realidad, el Padre busca a los de esa clase para que lo adoren”. (Juan 4:22, 23.) Observe que adorar con verdad es un requisito. Por consiguiente, es imposible adorar a Dios de manera acepta sin un conocimiento exacto de la verdad y un profundo amor a ella. La verdadera religión cristiana debe basarse en la verdad, no en tradiciones y prácticas tomadas del paganismo. Sabemos lo que Jehová opina cuando se le intenta adorar de manera impropia. El apóstol Pablo escribió a los cristianos de la antigua ciudad griega de Corinto: “¿Qué armonía hay entre Cristo y Belial? [...] ¿Y qué acuerdo tiene el templo de Dios con los ídolos?”. (2 Corintios 6:15, 16.) Cualquier intento de avenir el templo de Dios con los ídolos le resulta repugnante.

Además, las Escrituras descartan claramente la idea de orar a los “santos” para que actúen de intercesores ante Dios. En la oración modelo, Jesús enseñó que las oraciones solo deben dirigirse al Padre, pues dijo a sus discípulos: “Ustedes, pues, tienen que orar de esta manera: ‘Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre’”. (Mateo 6:9.) Jesús también dijo: “Yo soy el camino y la verdad y la vida. Nadie viene al Padre sino por mí. Si ustedes piden algo en mi nombre, lo haré”. Y el apóstol Pablo afirmó: “Hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres, un hombre, Cristo Jesús”. (Juan 14:6, 14; 1 Timoteo 2:5.)

Si de verdad deseamos que Dios oiga nuestras oraciones, es imprescindible que nos acerquemos a él de la manera que enseña su Palabra. Pablo también escribió las siguientes palabras sobre la única forma válida de acercarse a Jehová: “Cristo Jesús es aquel que murió, sí, más bien aquel que fue levantado de entre los muertos, que está a la diestra de Dios, que también aboga por nosotros”. “Él también puede salvar completamente a los que están acercándose a Dios mediante él, porque siempre está vivo para abogar por ellos.” (Romanos 8:34; Hebreos 7:25.)

‘Adoremos con espíritu y con verdad’

La cristiandad apóstata no poseía ni la fortaleza espiritual ni el apoyo del espíritu santo de Dios para motivar a los paganos a que dejaran su adoración falsa y siguieran las enseñanzas verdaderas de Jesucristo. En su búsqueda de conversos, poder y popularidad, absorbió las creencias y prácticas paganas. Por este motivo, no produjo buenos cristianos, aceptos a Dios y a Cristo, sino creyentes de imitación, “mala hierba”, inaceptable para el Reino. (Mateo 13:24-30.)

No obstante, en este tiempo del fin existe un importante movimiento que bajo la dirección de Jehová busca restaurar la adoración verdadera. El pueblo de Jehová por todo el mundo, sin importar sus antecedentes culturales, sociales o religiosos, intenta amoldar su vida y creencias a las normas bíblicas. Si usted desea aprender más acerca de cómo adorar a Dios “con espíritu y con verdad”, póngase en contacto con los testigos de Jehová de su localidad. Se alegrarán de ayudarle a ofrecer un servicio sagrado aceptable a Dios, basado en su facultad de raciocinio y en un conocimiento exacto de su Palabra. Pablo escribió: “Les suplico por las compasiones de Dios, hermanos, que presenten sus cuerpos como sacrificio vivo, santo, acepto a Dios, un servicio sagrado con su facultad de raciocinio. Y cesen de amoldarse a este sistema de cosas; más bien, transfórmense rehaciendo su mente, para que prueben para ustedes mismos lo que es la buena y la acepta y la perfecta voluntad de Dios”. Y a los colosenses dijo: “Nosotros también, desde el día en que lo oímos, no hemos cesado de orar por ustedes y de pedir que se les llene del conocimiento exacto de su voluntad en toda sabiduría y comprensión espiritual, para que anden de una manera digna de Jehová a fin de que le agraden plenamente mientras siguen llevando fruto en toda buena obra y aumentando en el conocimiento exacto de Dios”. (Romanos 12:1, 2; Colosenses 1:9, 10.)

[Notas]

a La palabra griega que se traduce “santo” es há·gui·os.

b Las grandes Eleusinias se celebraban todos los años en septiembre, en Atenas y Eleusis.

[Ilustración de la página 26]

El monasterio de Dafni: Un lugar de culto alternativo para los paganos de la antigua Atenas

[Ilustración y recuadro de la página 28]

Un uso extraño del Partenón

Con los edictos emitidos para la ciudad de Atenas (438 E.C.), el emperador “cristiano” Teodosio II abolió los ritos y misterios paganos y cerró sus templos. Lo que permitió que, con el tiempo, se transformaran en iglesias cristianas. El único requisito para la conversión de un templo era purificarlo colocando una cruz en su interior.

Uno de los primeros templos que se transformó fue el Partenón. Se efectuó una importante renovación para hacer de él un lugar apropiado para usarlo como templo “cristiano”. A partir del año 869 E.C. se convirtió en la catedral de Atenas. En un principio se le dignificó como la iglesia de la “Santa Sabiduría”, lo que podría ser un intencionado recordatorio de que la anterior “propietaria” del templo, Atenea, era la diosa de la sabiduría. Más adelante se dedicó a “Nuestra Señora de Atenas”. Tras ocho siglos de uso ortodoxo, el templo pasó a ser la iglesia católica de Santa María de Atenas. El “reciclaje” religioso del Partenón continuó cuando, en el siglo XVI, los turcos lo transformaron en una mezquita.

En la actualidad miles de turistas visitan el Partenón —el antiguo templo dórico de Atenea Partenos (“virgen”), la diosa de la sabiduría— como simplemente una obra maestra de la arquitectura griega.

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