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  • ¿De qué fuente vendrá la paz verdadera?
  • La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1997
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La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1997
w97 15/4 págs. 8-13

¿De qué fuente vendrá la paz verdadera?

“[Jehová] hace cesar las guerras hasta la extremidad de la tierra.” (SALMO 46:9.)

1. ¿Qué maravillosa promesa de paz hallamos en la profecía de Isaías?

“LA OBRA de la justicia verdadera tiene que llegar a ser paz; y el servicio de la justicia verdadera, quietud y seguridad hasta tiempo indefinido. Y mi pueblo tiene que morar en un lugar de habitación pacífico y en residencias de plena confianza y en lugares de descanso sosegados.” (Isaías 32:17, 18.) ¡Qué promesa tan maravillosa! Es la promesa de la verdadera paz que Dios traerá.

2, 3. Explique qué es la paz verdadera.

2 Ahora bien, ¿qué es la paz verdadera? ¿Se trata simplemente de la ausencia de guerra? ¿O es sencillamente un tiempo en el que las naciones se preparan para el siguiente conflicto? ¿Es la verdadera paz solo un sueño? Estas preguntas exigen una respuesta confiable. En primer lugar, la verdadera paz es mucho más que un sueño. La paz que Dios ha prometido trasciende por mucho todo lo que este mundo puede imaginar. (Isaías 64:4.) No es una paz que dure unos cuantos años o unas cuantas décadas. ¡Es eterna! Y no es solo para unos cuantos privilegiados: incluye a los cielos y la Tierra, a ángeles y seres humanos. Se extiende a gente de todas las naciones, etnias, idiomas y razas. No conoce fronteras ni barreras ni fracasos. (Salmo 72:7, 8; Isaías 48:18.)

3 La paz verdadera significa paz todos los días. Significa despertar cada mañana sin pensar en la guerra, sin tener que preocuparse por el futuro, el futuro de los hijos o siquiera el futuro de los nietos. Significa una completa paz interior. (Colosenses 3:15.) Quiere decir que no habrá más crimen, ni violencia, ni familias desintegradas, ni gente sin hogar, ni gente que muera de hambre o frío, ni desesperación, ni frustración. Mejor aún, la paz de Dios significa un mundo sin enfermedad, dolor, lamento y muerte. (Revelación [Apocalipsis] 21:4.) ¡Qué magnífica esperanza tenemos de disfrutar de paz verdadera para siempre! ¿No es esta la clase de paz y felicidad que todos nosotros anhelamos? ¿No es esta la clase de paz por la que deberíamos orar y luchar?

Los esfuerzos del hombre han fracasado

4. ¿Cómo han intentado conseguir la paz las naciones, y cuál ha sido el resultado?

4 A lo largo de la historia, los hombres y las naciones han hablado de paz, han debatido sobre la paz, han firmado cientos de tratados de paz. ¿Con qué resultado? En los últimos ochenta años no ha habido prácticamente un momento en el que alguna nación o colectivo no haya estado en guerra. Está claro que la paz le ha sido esquiva a la humanidad. De modo que la pregunta es: ¿Por qué han fallado todos los intentos humanos de conseguir paz internacional? ¿Por qué es incapaz el hombre de alcanzar paz verdadera y perdurable?

5. ¿Por qué han fallado siempre los intentos del hombre por conseguir la paz?

5 La sencilla respuesta es que la humanidad no ha acudido a la verdadera fuente de paz. Bajo la influencia de Satanás el Diablo, los hombres han creado organizaciones que adolecen de sus mismos vicios y debilidades: codicia, ambición, ansias de poder y prominencia. Han recurrido a instituciones de educación superior y han establecido fundaciones y gabinetes estratégicos. Pero estos solo han ideado más medios de opresión y destrucción. ¿A qué fuente se ha dirigido a los seres humanos? ¿Dónde han buscado el modo de conseguir la paz?

6, 7. a) ¿Qué no consiguió la Sociedad de Naciones? b) ¿Y cuál es el historial de las Naciones Unidas?

6 En 1919 las naciones cifraron su confianza en la Sociedad de Naciones para alcanzar la paz permanente. Esta esperanza se desvaneció cuando Mussolini invadió Etiopía, en 1935 y cuando comenzó la guerra civil española, en 1936. Tras estallar la segunda guerra mundial, en 1939, la Sociedad de Naciones cayó en el olvido. La supuesta paz no había durado ni veinte años.

7 ¿Qué se puede decir de las Naciones Unidas? ¿Ha ofrecido una esperanza real de paz mundial permanente? Por supuesto que no. Desde la creación de la ONU, en 1945, se han peleado más de ciento cincuenta guerras y conflictos armados. No sorprende que Gwynne Dyer, estudioso canadiense de la guerra y sus causas, se refiera a la ONU como “una asociación de cazadores furtivos convertidos en guardabosques, no precisamente una asamblea de santos”, y dice que “es en buena parte un impotente mentidero”. (Compárese con Jeremías 6:14; 8:15.)

8. Aunque hablen de paz, ¿qué han estado haciendo las naciones? (Isaías 59:8.)

8 Aunque las naciones hablan de paz, siguen inventando y fabricando armas. Los países que patrocinan las conferencias de paz son a menudo los mismos que encabezan la fabricación de armamento. Los fuertes intereses comerciales de estos países fomentan la producción de armamento mortífero, como las diabólicas minas terrestres, que todos los años matan o mutilan a 26.000 civiles adultos y niños. La codicia y la corrupción son motivaciones fuertes. Los sobornos y las prácticas corruptas son parte integrante del comercio internacional de armas. Algunos políticos se enriquecen de esta manera.

9, 10. ¿Qué observaciones han hecho algunos expertos mundanos acerca de las guerras y el empeño humano?

9 En diciembre de 1995, el físico polaco y premio Nobel de la Paz, Joseph Rotblat, hizo un llamamiento a las naciones para poner fin a la carrera armamentista. Dijo: “El único modo de impedir [una nueva carrera armamentista] es abolir totalmente la guerra”. ¿Cree usted probable que eso suceda? Desde 1928, 62 naciones se adhirieron al pacto Kellog-Briand, en virtud del cual renunciaban a la guerra como medio de zanjar sus diferencias. La segunda guerra mundial demostró a las claras que aquel pacto no valía ni el papel en el que se había redactado.

10 Es innegable que la guerra ha sido un escollo constante en la historia humana. Como escribió Gwynne Dyer, “la guerra es una institución fundamental en la civilización humana, con una historia tan larga como la misma civilización”. Así es; prácticamente todas las civilizaciones e imperios han tenido sus venerables héroes militares, sus prestigiosos ejércitos, sus batallas famosas, sus sacrosantas academias militares y sus arsenales de armas. Sin embargo, la guerra ha caracterizado a nuestro siglo más que a cualquier otro, tanto en destrucción como en pérdida de vidas.

11. ¿Qué factor esencial han pasado por alto los líderes mundiales en su búsqueda de la paz?

11 Es obvio que los líderes mundiales han pasado por alto la sencilla sabiduría de las palabras de Jeremías 10:23: “Bien sé yo, oh Jehová, que al hombre terrestre no le pertenece su camino. No pertenece al hombre que está andando siquiera dirigir su paso”. No puede haber verdadera paz sin contar con Dios. ¿Significa todo ello, entonces, que la guerra es inevitable en una sociedad civilizada? ¿Significa que la paz, la verdadera paz, es un sueño irrealizable?

Yendo a la raíz del asunto

12, 13. a) ¿Qué dice la Biblia sobre la causa básica e invisible de la guerra? b) ¿Cómo ha desviado Satanás la atención de la humanidad de la verdadera solución de los problemas del mundo?

12 Para responder a estas preguntas, tenemos que comprender primero las causas de la guerra. La Biblia dice claramente que el ángel rebelde Satanás fue el primer “homicida” y “mentiroso”, y que “el mundo entero yace en el poder del inicuo”. (Juan 8:44; 1 Juan 5:19.) ¿Qué hace para llevar a cabo sus designios? Leemos en 2 Corintios 4:3 y 4: “Ahora, si las buenas nuevas que declaramos están de hecho veladas, están veladas entre los que están pereciendo, entre quienes el dios de este sistema de cosas ha cegado las mentes de los incrédulos, para que no pase a ellos la iluminación de las gloriosas buenas nuevas acerca del Cristo, que es la imagen de Dios”. Satanás hace todo lo posible para que la humanidad no centre la atención en la única solución de los problemas mundiales, es decir, el Reino de Dios. Ciega y distrae a la gente con cuestiones divisivas de índole social, política y religiosa, de modo que estas parezcan más importantes que la gobernación de Dios. La reciente oleada mundial de nacionalismo es un ejemplo de ello.

13 Satanás el Diablo promueve el nacionalismo y el tribalismo, la creencia en la superioridad de una nación, raza o tribu sobre las demás. Se están reviviendo odios profundamente arraigados, reprimidos durante siglos, para instigar más guerras y conflictos. Federico Mayor Zaragoza, director general de la UNESCO, advirtió de esta tendencia cuando dijo: “Incluso allí donde la tolerancia era un hábito inveterado, las tendencias xenófobas se afirman, las posturas patrioteras o racistas, que se creía definitivamente superadas, se multiplican”. ¿Cuál ha sido el resultado? Las terribles matanzas en la antigua Yugoslavia y el baño de sangre que ha padecido Ruanda son solo dos casos que han llegado a los titulares de los periódicos.

14. ¿Cómo representa Revelación 6:4 la guerra y sus efectos en nuestro día?

14 La Biblia predijo que en el tiempo del fin de este sistema galoparía por la Tierra un caballo de color de fuego, que simbolizaba la guerra. Leemos en Revelación 6:4: “Salió otro, un caballo de color de fuego; y al que iba sentado sobre él se le concedió quitar de la tierra la paz para que se degollaran unos a otros; y le fue dada una gran espada”. Desde 1914 hemos visto a este jinete simbólico ‘quitar la paz’, y las naciones han seguido peleando y guerreando.

15, 16. a) ¿Qué papel ha desempeñado la religión en las guerras y matanzas? b) ¿Qué piensa Jehová de lo que han hecho las religiones?

15 No debe pasarse por alto el papel de la religión en esas guerras y matanzas. La sangrienta historia de la humanidad puede atribuirse en buena medida a la influencia engañosa de la religión falsa. El teólogo católico Hans Küng escribió: “Por lo que respecta a lo negativo [de las religiones], a su capacidad destructiva, parece innegable que han dispuesto, y todavía disponen, de un inmenso potencial. Demasiadas son las luchas, los conflictos sangrientos y las ‘guerras de religión’ que cargan en su cuenta, [...] como las dos guerras mundiales”.

16 ¿Qué piensa Jehová Dios del papel que ha desempeñado la religión falsa en las matanzas y en las guerras? La acusación de Dios contra la religión falsa, recogida en Revelación 18:5, es: “Sus pecados se han amontonado hasta llegar al cielo, y Dios ha recordado sus actos de injusticia”. La complicidad de la religión falsa con los gobernantes políticos del mundo ha resultado en tal culpa de sangre, tal acumulación de pecados, que Dios no puede de ningún modo pasarla por alto. Pronto eliminará por completo este obstáculo para la paz verdadera. (Revelación 18:21.)

El camino a la paz

17, 18. a) ¿Por qué no es solo un sueño idealista creer que la paz eterna es posible? b) ¿Qué ha hecho ya Jehová para asegurar que llegue la paz verdadera?

17 Si los hombres son incapaces de conseguir la paz verdadera y permanente mediante organismos como las Naciones Unidas, ¿de qué fuente vendrá la paz, y cómo? ¿Es solo un sueño idealista creer en la viabilidad de la paz eterna? No lo es si recurrimos a la verdadera fuente de la paz. ¿Y cuál es? El Salmo 46:9 responde diciendo que Jehová “hace cesar las guerras hasta la extremidad de la tierra. Quiebra el arco y verdaderamente corta en pedazos la lanza; quema los carruajes en el fuego”. Jehová ya ha iniciado el proceso para acabar con las guerras y conseguir la paz verdadera. ¿Cómo? Al elevar a Jesús a su trono legítimo del Reino en 1914, y al promover la mayor campaña educativa en pro de la paz que ha conocido la historia humana. Las palabras proféticas de Isaías 54:13 nos aseguran: “Todos tus hijos serán personas enseñadas por Jehová, y la paz de tus hijos será abundante”.

18 Esta profecía ilustra la relación de causa y efecto, es decir, todo efecto tiene su causa. En este caso, la enseñanza de Jehová —la causa— transforma a gente belicosa en gente que ama la paz y que está en paz con Dios. El efecto es el cambio de corazón que convierte a las personas en amantes de la paz. Tal enseñanza, que cambia el corazón y la mente del ser humano, está divulgándose ahora mismo por toda la Tierra, y millones de personas están siguiendo el ejemplo del “Príncipe de Paz”, Jesucristo. (Isaías 9:6.)

19. ¿Qué enseñó Jesús acerca de la paz verdadera?

19 ¿Y qué enseñó Jesús acerca de la paz verdadera? No habló solo de paz entre las naciones, sino de paz entre las personas en sus relaciones unos con otros y de la paz interior que produce una buena conciencia. En Juan 14:27 leemos las palabras de Jesús a sus seguidores: “La paz les dejo, mi paz les doy. No se la doy a ustedes como el mundo la da. No se les perturbe el corazón ni se les encoja de temor”. ¿En qué sentido era la paz de Jesús diferente de la del mundo?

20. ¿De qué manera traerá Jesús la paz verdadera?

20 En primer lugar, la paz de Jesús estaba íntimamente relacionada con su mensaje del Reino. Él sabía que el gobierno celestial justo, compuesto por él mismo y 144.000 cogobernantes, pondría fin a la guerra y los belicistas. (Revelación 14:1, 3.) Sabía que traería las condiciones paradisíacas pacíficas que le ofreció al malhechor que murió a su lado. Jesús no le ofreció un lugar en el Reino celestial, sino que le dijo: “Verdaderamente te digo hoy: Estarás conmigo en el Paraíso”. (Lucas 23:43.)

21, 22. a) ¿Qué esperanza maravillosa y alentadora incluye la verdadera paz? b) ¿Qué debemos hacer para ser testigos de esa bendición?

21 Jesús también sabía que su Reino consolaría a todos los dolientes que tuvieran fe en Él. Su paz incluye la maravillosa y alentadora esperanza de la resurrección. Recuerde sus animadoras palabras de Juan 5:28 y 29: “No se maravillen de esto, porque viene la hora en que todos los que están en las tumbas conmemorativas oirán su voz y saldrán, los que hicieron cosas buenas a una resurrección de vida, los que practicaron cosas viles a una resurrección de juicio”.

22 ¿Ansía la llegada de ese tiempo? ¿Ha perdido a seres queridos? ¿Anhela verlos de nuevo? Entonces acepte la paz que Jesús ofrece. Tenga la misma fe que Marta, la hermana de Lázaro, que le dijo a Jesús: “Yo sé que se levantará en la resurrección en el último día”. Y fíjese en la estimulante respuesta de Jesús: “Yo soy la resurrección y la vida. El que ejerce fe en mí, aunque muera, llegará a vivir; y todo el que vive y ejerce fe en mí no morirá jamás. ¿Crees tú esto?”. (Juan 11:24-26.)

23. ¿Por qué es esencial el conocimiento exacto de la Palabra de Dios para obtener paz verdadera?

23 Usted también puede creer en esa promesa y beneficiarse de ella. ¿Cómo? Adquiriendo conocimiento exacto de la Palabra de Dios. Observe de qué forma recalcó el apóstol Pablo la importancia del conocimiento exacto: “Nosotros [...] no hemos cesado de orar por ustedes y de pedir que se les llene del conocimiento exacto de su voluntad en toda sabiduría y comprensión espiritual, para que anden de una manera digna de Jehová a fin de que le agraden plenamente mientras siguen llevando fruto en toda buena obra y aumentando en el conocimiento exacto de Dios”. (Colosenses 1:9, 10.) Este conocimiento exacto lo convencerá de que Jehová Dios es la fuente de la verdadera paz. Además, indicará lo que debe hacer para que pueda decir con el salmista: “En paz ciertamente me acostaré y también dormiré, porque tú, sí, tú solo, oh Jehová, me haces morar en seguridad”. (Salmo 4:8.)

¿Pudiera explicar?

◻ ¿Por qué han fracasado siempre los esfuerzos humanos por conseguir la paz?

◻ ¿Cuál es la causa principal de la guerra?

◻ ¿Por qué la paz duradera no es un sueño idealista?

◻ ¿Cuál es la fuente de la paz verdadera?

[Ilustración de la página 8]

La paz verdadera no es un sueño. Es la promesa de Dios

[Ilustración de la página 10]

Desde 1914, el jinete simbólico del caballo de color de fuego ha quitado la paz de la Tierra

[Ilustración de la página 11]

¿Pueden conseguir la paz la religión y la ONU?

[Reconocimiento]

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