Sea razonable al negociar el precio de la novia
COMO sucedía en tiempos bíblicos, en la actualidad hay culturas que exigen al hombre pagar un precio por la novia antes de permitírsele casarse con ella. “Estoy dispuesto a servirte siete años por Raquel tu hija menor”, dijo Jacob a su futuro suegro, Labán (Génesis 29:18). El amor de Jacob por Raquel era tal, que ofreció un precio elevado: el equivalente al salario de siete años. Labán aceptó la oferta, pero con engaño hizo que Jacob se casara primero con su hija mayor, Lea. La falsedad continuó caracterizando las relaciones posteriores de Labán con Jacob (Génesis 31:41). La importancia que Labán dio a la ganancia material resultó en que sus hijas le perdieran el respeto. “¿No se nos considera realmente como extranjeras para con él ya que nos ha vendido, de modo que sigue comiendo de continuo hasta del dinero que se dio por nosotras?”, preguntaron (Génesis 31:15).
Lamentablemente, en el materialista mundo actual muchos padres son como Labán, y algunos, mucho peores. Según un periódico africano, hay ‘padres avariciosos que negocian los matrimonios con fines puramente especulativos’. Las presiones económicas constituyen otro factor que tienta a algunos padres a considerar a sus hijas un medio de salir de una difícil situación económica.a
Algunos padres postergan la boda de sus hijas porque esperan que llegue quien les dé más dinero. Actuar así puede causar problemas serios. Un periodista destinado en África oriental escribió: “Los jóvenes optan por fugarse para librarse de pagar las dotes excesivas que les exigen suegros obstinados”. La inmoralidad sexual es uno de los problemas que ocasiona el que se exija un precio elevado por la novia. Por otro lado, algunos jóvenes consiguen comprar a su esposa, pero se quedan muy endeudados. “Los padres deberían ser razonables —instó un asistente social de Sudáfrica—. No deberían exigir cantidades elevadas. Los recién casados tienen que vivir [...], entonces ¿por qué dejar al joven en la bancarrota?”
¿Cómo pueden los padres cristianos dar el ejemplo de ser razonables cuando negocian lo que van a pagar o a percibir como precio de la novia? Este es un asunto importante, pues la Biblia manda: “Llegue a ser conocido de todos los hombres lo razonables que son ustedes” (Filipenses 4:5).
Principios bíblicos razonables
El que los padres cristianos negocien o no el precio de la novia es una decisión personal. Si optan por hacerlo, deben llevar tales negociaciones en conformidad con los principios bíblicos. “Que su modo de vivir esté exento del amor al dinero”, dice la Palabra de Dios (Hebreos 13:5). Si este principio no se pone de manifiesto durante las negociaciones matrimoniales, el padre cristiano podría estar demostrando que no es un buen ejemplo. Los hombres que tienen puestos de responsabilidad dentro de la congregación cristiana han de ser ‘razonables’, no ‘amadores del dinero’ ni “ávidos de ganancia falta de honradez” (1 Timoteo 3:3, 8). El cristiano que avariciosamente obtiene mediante extorsión un precio elevado y no se arrepiente, puede ser incluso expulsado de la congregación (1 Corintios 5:11, 13; 6:9, 10).
Debido a los problemas ocasionados por la avaricia, algunos gobiernos han promulgado leyes que fijan un límite al precio de la novia. Por ejemplo, una ley de Togo (África occidental) estipula que el precio de la novia “puede pagarse en especie, en metálico o de ambas maneras”. Añade: “En ningún caso debe sobrepasar los 10.000 F CFA (20,00 dólares)”. La Biblia ordena a los cristianos en repetidas ocasiones que cumplan las leyes de su país (Tito 3:1). Aun en el caso de que el gobierno no haga cumplir esa ley, el cristiano verdadero tendrá que obedecerla. De ese modo mantendrá una buena conciencia ante Dios y no será causa de tropiezo para otras personas (Romanos 13:1, 5; 1 Corintios 10:32, 33).
¿Quién ha de encargarse de las negociaciones?
La manera de negociar el precio de la novia en algunas culturas puede estar en conflicto con otro principio importante. Según la Biblia, es el padre quien se encarga de los asuntos de la casa (1 Corintios 11:3; Colosenses 3:18, 20). Por lo tanto, quienes tienen puestos de responsabilidad en la congregación han de ser hombres que ‘presiden de manera excelente a sus hijos y sus propias casas’ (1 Timoteo 3:12).
Pues bien, puede que en la comunidad sea habitual que las negociaciones importantes de un matrimonio se dejen en manos de los parientes del cabeza de familia, quienes piden parte del precio de la novia. Esta costumbre constituye una prueba para las familias cristianas. Amparándose en que es la costumbre, algunos cabezas de familia permiten que los parientes incrédulos obtengan mediante extorsión un precio de la novia elevado, lo cual en ocasiones ha llevado al matrimonio de una joven cristiana con un incrédulo. Tales enlaces contravienen el consejo de que los cristianos se casen “solo en el Señor” (1 Corintios 7:39). En el caso de los cabezas de familia que permiten que los parientes incrédulos tomen decisiones que perjudican el bienestar espiritual de sus hijos, no se puede considerar que ‘presiden su propia casa excelentemente’ (1 Timoteo 3:4).
¿Qué puede decirse del caso en que el padre no participa directamente en las negociaciones matrimoniales de uno de sus hijos, como fue el caso de Abrahán, un hombre temeroso de Dios? (Génesis 24:2-4.) Si las negociaciones se encomiendan a otra persona, el padre cristiano debe asegurarse de que esta proceda en conformidad con los razonables principios de la Biblia. Además, antes de entablar las negociaciones del precio de la novia, los padres cristianos tienen que reflexionar y no dejarse llevar por costumbres o exigencias irrazonables (Proverbios 22:3).
Evite rasgos no cristianos
La Biblia condena el orgullo y hacer una “exhibición ostentosa del medio de vida de uno” (1 Juan 2:16; Proverbios 21:4). Pese a ello, algunas personas de la congregación cristiana han manifestado esos rasgos en las negociaciones matrimoniales. Algunos imitan al mundo enseñando con orgullo el pago o el recibo de un precio considerable. Por otro lado, una sucursal de la Sociedad Watch Tower de África informa: “Algunos esposos no han mostrado respeto cuando las peticiones de la familia [política] han sido razonables, y ven a su esposa como si la hubieran comprado por el precio de una ‘cabra’”.
La ambición de una dote elevada ha afectado a algunos cristianos, con trágicas consecuencias. Veamos, por ejemplo, este informe procedente de otra sucursal de la Sociedad Watch Tower: “Por lo general, a los hermanos solteros les resulta difícil casarse, y a las hermanas, encontrar cónyuge. La consecuencia de ello es una creciente cantidad de expulsiones por inmoralidad sexual. Algunos hermanos van a las minas para encontrar oro o diamantes que vender a fin de contar con los medios suficientes para casarse. Eso puede tomarles uno o dos años, e incluso más, y como no se relacionan con los hermanos ni la congregación, suelen debilitarse espiritualmente”.
Para que no se produzcan esas lamentables consecuencias, los padres cristianos deben seguir el ejemplo de los hermanos maduros de la congregación. Aunque el apóstol Pablo no era padre, es un ejemplo porque fue razonable al tratar con sus hermanos en la fe. Tuvo cuidado de no imponer una carga excesiva a nadie (Hechos 20:33). Los padres cristianos deben pensar en este ejemplo altruista cuando negocian el precio de la novia. De hecho, Dios inspiró al apóstol Pablo a escribir: “Unidamente háganse imitadores de mí, hermanos, y fijen los ojos en los que andan de la manera que concuerde con el ejemplo que ustedes tienen en nosotros” (Filipenses 3:17).
Ejemplos de hermanos razonables
Muchos padres cristianos han dado un magnífico ejemplo de ser razonables a la hora de negociar el matrimonio. Veamos el caso de Joseph y su esposa, Mae, evangelizadores de tiempo completo.b Viven en una de las islas Salomón donde las negociaciones del precio de la novia a veces constituyen un problema. Para no tener dificultades, Joseph y Mae se encargaron de que su hija Helen se casara en una isla vecina, y lo mismo hicieron para otra de sus hijas, Esther. Joseph también aceptó que su yerno Peter pagara un precio bastante más bajo de lo que sería razonable aceptar. Cuando se le preguntó la razón, Joseph contestó: “No quería imponer una carga sobre mi yerno, que es precursor”.
Muchos testigos de Jehová de África han dado asimismo un buen ejemplo de ser razonables. En algunas zonas, los miembros de la familia extendida por lo general esperan que se les pague una gran cantidad de dinero antes de negociar el precio final de la novia. Y a fin de conseguir a su novia, tal vez se espere que el novio prometa hacerse cargo de la dote futura que deba pagar un hermano menor de su prometida.
Pero veamos el ejemplo de Kossi y su esposa, Mara. Su hija, Beboko, se casó hace poco con un superintendente viajante de los testigos de Jehová. Antes de la boda, los parientes presionaron mucho a los padres para recibir su parte de un precio de la novia elevado. Pero este matrimonio se mantuvo firme y no cedió a esas exigencias, sino que negociaron directamente con su futuro yerno, al que pidieron una pequeña cantidad por su hija, y luego devolvieron a la pareja la mitad para que la utilizaran en los preparativos de la boda.
Otro ejemplo del mismo país es el caso de una joven Testigo de nombre Itongo. Al principio, su familia pidió un precio razonable, pero los parientes exigían que se aumentara la cantidad. El ambiente era tenso, y parecía que los parientes iban a salirse con la suya. Aunque Itongo es tímida, se puso de pie y dijo respetuosamente que estaba decidida a casarse con un cristiano celoso llamado Sanze según lo que se había convenido. Luego añadió con valor: “Mbi ke”, que significa: “El asunto está zanjado”, y se sentó. Su madre, Sambeko, también cristiana, la apoyó. No se habló más del tema, y la pareja se casó como se había planeado en un principio.
A los padres cristianos amorosos les preocupan otras cosas mucho más que el beneficio que puedan obtener del precio de la novia. Un esposo de Camerún comentó: “Mi suegra aprovecha toda oportunidad para decirme que todo lo que quise darle como precio de la novia debo utilizarlo para mantener a su hija”. Los padres amorosos se preocupan también del bienestar espiritual de sus hijos. Por ejemplo, veamos el caso de Farai y Rudo, que viven en Zimbabue y dedican muchas horas a la obra de predicar las buenas nuevas del Reino. Aunque no tienen un salario, dieron a sus dos hijas en matrimonio por una pequeña parte del precio que se pide normalmente. ¿Por qué razón? Querían que ellas se beneficiaran de casarse con hombres que amaran de verdad a Jehová. “Considerábamos que lo más importante era la espiritualidad tanto de nuestras hijas como de nuestros yernos”, dijeron. ¡Qué actitud tan reconfortante! Ha de encomiarse mucho a los padres que se interesan con amor en el bienestar espiritual y material de sus hijos casados.
Los beneficios de ser razonables
A Joseph y Mae, de las islas Salomón, les ha reportado muchos beneficios la generosidad y prudencia con que actuaron en los matrimonios de sus hijas. Sus yernos no se endeudaron, gracias a lo cual ambas parejas han pasado muchos años en la obra de predicar el mensaje del Reino a tiempo completo. Joseph evoca lo sucedido y dice: “Las decisiones que mi familia y yo tomamos han resultado en abundantes bendiciones. Es verdad que en ocasiones sufrimos muchas presiones de quienes no nos comprendían, pero tengo una buena conciencia y me siento satisfecho al ver a mis hijas ocupadas y fuertes en el servicio de Jehová. Mi esposa y yo somos muy felices y ellas también”.
Otro beneficio ha sido las buenas relaciones entre los parientes políticos. Por ejemplo, Zondai y Sibusiso trabajan de voluntarios con sus esposas, hermanas carnales, en la sucursal de Zimbabue de la Sociedad Watch Tower. Su suegro, Dakarai, es un evangelizador de tiempo completo y no cobra ningún salario. Durante las negociaciones del precio de la novia, dijo que aceptaría lo que pudieran pagar. “Queremos mucho a nuestro suegro —dicen Zondai y Sibusiso—, y haremos todo lo posible por ayudarlo si llega a estar necesitado.”
En efecto, ser razonable a la hora de negociar el precio de la novia contribuye a la felicidad familiar. Por ejemplo, los recién casados no se endeudan y se les facilita adaptarse a la vida matrimonial. Eso ha permitido a muchas parejas jóvenes buscar bendiciones espirituales, como servir de tiempo completo en la urgente obra de predicar y hacer discípulos. A su vez, trae gloria al amoroso Originador del matrimonio, Jehová Dios (Mateo 24:14; 28:19, 20).
[Notas]
a En algunas culturas, la situación es la contraria. Son los suegros quienes esperan una dote de los padres de la novia.
b Se han cambiado los nombres que aparecen en este artículo.
[Recuadro de la página 27]
DEVOLVIERON EL PRECIO DE LA NOVIA
En algunas comunidades se desprecia a la novia y a sus padres si el precio es bajo. Por ello, el orgullo y el deseo de hacer ostentación de la posición de la familia a veces motiva a negociar precios elevados. Una familia de Lagos (Nigeria) constituye un reconfortante contraste. Su yerno, Dele, lo cuenta:
“La familia de mi esposa me excusó de muchos de los gastos que ocasiona la ceremonia tradicional del precio de la novia, como comprar ropa cara. Incluso cuando mi familia les presentó el precio de la novia, su portavoz preguntó: ‘¿Quieren tomar a esta joven como esposa, o como hija?’. Mi familia respondió a una: ‘Queremos tomarla como hija’. A continuación, se nos devolvió la dote en el mismo sobre.
”Hasta este mismo día valoro la manera como mis suegros se encargaron de la boda. Hizo que los estimara mucho. Su buena visión espiritual hace que los considere parientes muy cercanos. También ha influido enormemente en cómo veo a mi esposa. He llegado a valorarla mucho por el trato que me dispensó su familia. Cuando tenemos algún desacuerdo, no permito que se convierta en un problema. En cuanto recuerdo de qué familia proviene, el desacuerdo se desvanece.
”Mi familia y la suya han forjado una estrecha amistad. Incluso ahora, dos años después de la boda, mi padre sigue enviando regalos y comestibles a la familia de mi esposa.”