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  • Sigamos obrando nuestra propia salvación

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  • Sigamos obrando nuestra propia salvación
  • La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1998
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La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1998
w98 1/11 págs. 13-18

Sigamos obrando nuestra propia salvación

“Amados míos, [...] sigan obrando su propia salvación con temor y temblor.” (FILIPENSES 2:12.)

1, 2. ¿Qué ideas populares han hecho que mucha gente piense que no tiene control sobre su vida?

“¿NACIÓ usted así?” Este fue el reciente titular de una conocida revista. Debajo decía: “Personalidad, temperamento y decisiones. Nuevos estudios indican que casi todo está en sus genes”. Esas declaraciones pueden hacer que algunas personas piensen que tienen poco control sobre su propia vida.

2 Asimismo hay quienes creen que la mala educación que recibieron de sus padres o de sus maestros los ha condenado a una vida desdichada. Tal vez crean que están destinados a repetir los mismos errores de sus padres, a actuar según sus peores impulsos o a ser infieles a Jehová, en suma, a tomar malas decisiones. ¿Es eso lo que enseña la Biblia? Es cierto que hay personas religiosas que dicen que la Biblia enseña algo parecido: la doctrina de la predestinación. Según esta, Dios predeterminó hace mucho tiempo todo lo que va a sucedernos.

3. ¿Qué mensaje alentador contiene la Biblia sobre la capacidad que tenemos de responsabilizarnos de nuestro futuro?

3 Todas estas diferentes ideas comunican el mismo mensaje: tenemos poco control sobre lo que va a ser de nuestra vida. Este es un mensaje desalentador, ¿no es verdad? Y el desaliento agrava el problema. Proverbios 24:10 dice: “¿Te has mostrado desanimado en el día de la angustia? Tu poder será escaso”. No obstante, nos alienta saber que, según la Biblia, podemos ‘obrar nuestra propia salvación’ (Filipenses 2:12). ¿Cómo podemos reforzar nuestra confianza en esta enseñanza bíblica segura?

La ‘edificación’ que hacemos en nosotros mismos

4. Aunque 1 Corintios 3:10-15 habla de edificar con materiales incombustibles, ¿qué no implican estas palabras?

4 Examinemos la ilustración del apóstol Pablo, recogida en 1 Corintios 3:10-15. En ella habla de una obra de edificación cristiana, y el principio de esta ilustración es aplicable tanto al ministerio exterior como al interior. ¿Se indica en ella que toda la responsabilidad de que un discípulo finalmente decida servir a Jehová y permanezca fiel es de aquellos que le enseñaron y prepararon? No. Pablo destacó la importancia de que el maestro edifique de la mejor manera posible. Pero, como aprendimos en el artículo anterior, no dijo que el estudiante o discípulo no tuviera que decidir él mismo al respecto. Es cierto que la ilustración de Pablo se centra en la obra que efectuamos en los demás, no en nuestra propia edificación, pues él aclara que la edificación descuidada es destruida mientras que el constructor se salva. No obstante, la Biblia utiliza a veces esta misma figura retórica para referirse a la obra que realizamos en nosotros mismos.

5. ¿Qué textos muestran que los cristianos tienen que ‘edificarse’ a sí mismos?

5 Veamos, por ejemplo, lo que dice Judas 20, 21: “Ustedes, amados, edificándose sobre su santísima fe, y orando con espíritu santo, manténganse en el amor de Dios”. Judas utiliza en estos versículos la misma palabra griega para ‘edificar’ que Pablo usa en el capítulo 3 de Primera a los Corintios, pero aquel habla de edificarnos nosotros mismos sobre el fundamento de la fe. Cuando Lucas transcribió la ilustración de Jesús sobre el hombre que levantó su casa sobre la roca, empleó la misma palabra griega para “fundamento” que utilizó Pablo en su ilustración de la edificación cristiana (Lucas 6:48, 49). Pablo también se valió de la ilustración de establecerse sobre un “fundamento” al exhortar a sus compañeros cristianos a progresar en sentido espiritual. De modo que la Palabra de Dios enseña que efectuamos una obra de ‘edificación’ en nosotros mismos (Efesios 3:15-19; Colosenses 1:23; 2:7).

6. a) Ilustre cómo todo discípulo cristiano es el resultado de un proyecto de construcción compartido. b) ¿Qué responsabilidad individual tiene todo discípulo?

6 ¿Es tarea de un solo hombre la edificación cristiana? Pues bien, imaginemos que decidimos construir una casa. Primero, acudimos a un arquitecto para que prepare los planos. Aunque pretendamos hacer la mayor parte de la obra por nuestra cuenta, buscamos a un contratista para que trabaje con nosotros y nos asesore sobre los mejores métodos. Si este coloca un fundamento sólido, nos ayuda a entender los planos, nos recomienda los mejores materiales e incluso nos orienta sobre la construcción, probablemente concordaremos en que ha cumplido bien su cometido. Pero ¿y si pasamos por alto su consejo, compramos materiales baratos o de muy mala calidad y hasta nos desviamos de los planos del arquitecto? No podemos culpar al contratista ni al arquitecto si la casa se derrumba. Del mismo modo, todo discípulo cristiano es el resultado de un proyecto de construcción compartido. Jehová es el arquitecto maestro. Él apoya al cristiano fiel que, como ‘colaborador de Dios’, enseña y edifica al estudiante (1 Corintios 3:9). Pero el estudiante también debe hacer su parte. Al fin y al cabo, él es el responsable de su propio proceder en la vida (Romanos 14:12). Si quiere poseer excelentes cualidades cristianas, debe esforzarse por conseguirlas, edificarlas en sí mismo (2 Pedro 1:5-8).

7. ¿A qué desafíos se enfrentan algunos cristianos, y qué puede consolarlos?

7 ¿Quiere decir esto que la genética, el entorno y la calidad de la enseñanza recibida son intrascendentes? Por supuesto que no. La Palabra de Dios reconoce que cada uno de estos factores es importante y ejerce influencia. Muchas tendencias pecaminosas y negativas son innatas, y puede resultar muy difícil luchar contra ellas (Salmo 51:5; Romanos 5:12; 7:21-23). La educación que reciben de los padres y el ambiente del hogar pueden tener un gran impacto en los jóvenes, para bien o para mal (Proverbios 22:6; Colosenses 3:21). Jesús condenó a los guías religiosos judíos por los malos efectos de su enseñanza en el pueblo (Mateo 23:13, 15). Hoy estos factores nos afectan a todos nosotros. Por ejemplo, algunos siervos de Dios afrontan dificultades que derivan de una infancia difícil. Estos necesitan nuestra bondad y empatía. Asimismo puede consolarlos saber que la Biblia dice que no están condenados a repetir los mismos errores de sus padres ni a ser infieles. Veamos cómo algunos de los reyes del antiguo Judá ilustran este hecho.

Los reyes de Judá: tomaron sus propias decisiones

8. ¿Qué mal ejemplo recibió Jotán de su padre, pero qué optó por hacer él?

8 Uzías ascendió al trono de Judá a la tierna edad de 16 años, y reinó cincuenta y dos años. Durante la mayor parte de su vida, “continuó haciendo lo que era recto a los ojos de Jehová, conforme a todo lo que había hecho Amasías su padre” (2 Reyes 15:3). Jehová lo bendijo con una serie de grandes victorias militares. Sin embargo, a Uzías lamentablemente se le subieron los humos a la cabeza. Se hizo altivo y se rebeló contra Jehová al ofrecer incienso en el altar del templo, un deber reservado a los sacerdotes. Cuando se le reprendió, respondió con ira. Entonces se le humilló: se le hirió con lepra y tuvo que vivir aislado el resto de sus días (2 Crónicas 26:16-23). ¿Cómo reaccionó su hijo Jotán? El joven fácilmente pudo haberse dejado influir por su padre y haberse molestado por la corrección de Jehová. El pueblo en general debió ejercer una influencia negativa, pues siguió con sus prácticas religiosas erróneas (2 Reyes 15:4). Pero Jotán tomó su propia decisión. “Siguió haciendo lo que era recto a los ojos de Jehová.” (2 Crónicas 27:2.)

9. ¿Qué buenas influencias tuvo Acaz, pero qué fue de su vida?

9 Jotán gobernó dieciséis años, y fue siempre fiel a Jehová. Por tanto, su hijo Acaz tuvo el excelente ejemplo de un padre fiel. Y Acaz también tuvo otras influencias positivas. Contó con la bendición de vivir durante el tiempo en que los fieles profetas Isaías, Oseas y Miqueas llevaron a cabo su celosa obra. No obstante, decidió mal. “No hizo lo que era recto a los ojos de Jehová como David su antepasado.” Se hizo imágenes de Baal y las adoró, e incluso ofreció a algunos de sus hijos como holocausto a dioses paganos. Pese a haber tenido las mejores influencias, fracasó estrepitosamente como rey y siervo de Jehová (2 Crónicas 28:1-4).

10. ¿Qué clase de padre fue Acaz, pero qué decidió hacer su hijo Ezequías?

10 Desde el punto de vista de la adoración pura, es difícil imaginarse a un padre peor que Acaz. En cualquier caso, su hijo Ezequías no tuvo la opción de elegir a su padre. Los hijos pequeños que Acaz sacrificó a Baal probablemente eran hermanos de Ezequías. ¿Condenó este terrible historial a Ezequías a ser infiel a Jehová? Al contrario, llegó a ser uno de los pocos grandes reyes que tuvo Judá, un hombre fiel, sabio y querido. “Jehová resultó estar con él.” (2 Reyes 18:3-7.) De hecho, es probable que Ezequías compusiera el Salmo 119 cuando todavía era un príncipe joven. En tal caso, no sería difícil entender por qué escribió las siguientes palabras: “Mi alma se ha desvelado de desconsuelo” (Salmo 119:28). Pese a las graves dificultades a las que se enfrentó, Ezequías permitió que la Palabra de Jehová dirigiera su vida. El Salmo 119:105 dice: “Tu palabra es una lámpara para mi pie, y una luz para mi vereda”. Sí, Ezequías tomó su propia decisión, la decisión correcta.

11. a) ¿Hasta qué grado llegó la rebelión de Manasés contra Jehová pese a la buena influencia de su padre? b) ¿Qué decisión tomó Manasés al final de su vida, y qué aprendemos de ello?

11 Sin embargo, es paradójico que el hijo de uno de los mejores reyes de Judá fuera uno de los peores reyes. Manasés, el hijo de Ezequías, promovió la idolatría, el espiritismo y la violencia a un grado sin precedentes. El relato dice que “Jehová siguió hablando a Manasés y su pueblo”, posiblemente a través de los profetas (2 Crónicas 33:10). Según la tradición judía, la reacción de Manasés fue mandar aserrar al profeta Isaías (compárese con Hebreos 11:37). Sea esto cierto o no, Manasés no escuchó las advertencias divinas. Hasta sacrificó a algunos de sus hijos quemándolos vivos, como había hecho su abuelo Acaz. Sin embargo, cuando este hombre malvado se enfrentó a pruebas severas más tarde en su vida, se arrepintió y cambió sus caminos (2 Crónicas 33:1-6, 11-20). Su ejemplo nos enseña que una persona que ha tomado decisiones nefastas no está necesariamente condenada al fracaso. Puede cambiar.

12. ¿Qué decisiones opuestas tomaron Amón y su hijo Josías con respecto a servir a Jehová?

12 Amón, el hijo de Manasés, pudo haber aprendido mucho del arrepentimiento de su padre. Pero decidió mal. “Hizo aumentar la culpabilidad” hasta que finalmente fue asesinado. Su hijo Josías supuso un contraste alentador, pues parece ser que optó por aprender de la experiencia de su abuelo. Empezó a gobernar cuando tan solo contaba ocho años de edad. Al cumplir los 16, empezó a buscar a Jehová y luego resultó ser un rey ejemplar y fiel (2 Crónicas 33:20–34:5). Tomó su decisión, la decisión correcta.

13. a) ¿Qué aprendemos de los reyes de Judá cuyas vidas hemos repasado? b) ¿Qué importancia tiene la educación que dan los padres?

13 Este breve examen de siete reyes de Judá nos enseña una importante lección. En algunos casos, los peores reyes tuvieron a los mejores hijos, y viceversa, los mejores reyes tuvieron a los peores hijos (compárese con Eclesiastés 2:18-21). Este hecho no minimiza la importancia de la educación que los padres deben dar a sus hijos. Aquellos que los educan en el camino de Jehová sin duda les dan la mejor oportunidad de ser fieles siervos suyos (Deuteronomio 6:6, 7). No obstante, algunos hijos, a pesar de todo lo que hacen por ellos sus padres fieles, optan por un mal proceder. Otros, pese a la peor influencia de sus padres, deciden amar y servir a Jehová. Gracias a la bendición divina, su vida se ve coronada por el éxito. ¿Se pregunta a veces cuál será su caso? Repasemos, entonces, cómo nos asegura Jehová personalmente que podemos tomar la decisión correcta.

Jehová confía en nosotros

14. ¿Cómo sabemos que Jehová entiende nuestras limitaciones?

14 Jehová lo ve todo. Proverbios 15:3 dice: “Los ojos de Jehová están en todo lugar, vigilando a los malos y a los buenos”. El rey David dijo de Jehová: “Tus ojos vieron hasta mi embrión, y en tu libro todas sus partes estaban escritas, respecto a los días en que fueron formadas y todavía no había una entre ellas” (Salmo 139:16). De modo que Jehová conoce las tendencias negativas contra las que luchamos, sean estas heredadas o adquiridas como resultado de otras influencias incontrolables. Entiende exactamente cómo nos han afectado estas. Comprende nuestras limitaciones aun mejor que nosotros mismos. Y es misericordioso. Nunca espera más de nosotros de lo que justamente podemos hacer (Salmo 103:13, 14).

15. a) ¿Qué consuelo tienen aquellos que han sido maltratados deliberadamente? b) ¿Con qué responsabilidad nos dignifica Jehová a todos?

15 Por otra parte, Jehová no nos ve como víctimas indefensas de las circunstancias. Si tuvimos malas experiencias en el pasado, puede consolarnos la certeza de que Jehová odia toda la conducta deliberadamente dañina de que fuimos objeto (Salmo 11:5; Romanos 12:19). Pero ¿nos eximirá de las consecuencias si abandonamos el camino y tomamos malas decisiones a sabiendas? Por supuesto que no. Su Palabra dice: “Cada uno llevará su propia carga de responsabilidad” (Gálatas 6:5). Jehová dignifica a cada una de sus criaturas inteligentes con la responsabilidad de hacer el bien y servirle. Es como Moisés dijo a la nación de Israel: “De veras tomo los cielos y la tierra como testigos contra ustedes hoy, de que he puesto delante de ti la vida y la muerte, la bendición y la invocación de mal; y tienes que escoger la vida a fin de que te mantengas vivo, tú y tu prole” (Deuteronomio 30:19). Jehová confía en que nosotros también podemos tomar la decisión correcta. ¿Cómo lo sabemos?

16. ¿Cómo podemos ‘obrar nuestra propia salvación’ con éxito?

16 Prestemos atención a lo que Pablo escribió: “Por consiguiente, amados míos, [...] sigan obrando su propia salvación con temor y temblor; porque Dios es el que, por causa de su beneplácito, está actuando en ustedes a fin de que haya en ustedes tanto el querer como el actuar” (Filipenses 2:12, 13). La palabra griega original que se traduce por ‘obrar’ significa en este pasaje terminar algo. De modo que ninguno de nosotros está condenado a fracasar o abandonar. Jehová Dios debe confiar en que podemos terminar la obra que nos ha encomendado —la obra que nos lleva a la salvación—, o de otro modo no hubiera inspirado esas palabras. Pero ¿cómo podemos lograrlo? No por nuestras propias fuerzas. Si tuviéramos la fuerza suficiente, no habría necesidad de ‘temer y temblar’. Más bien, Jehová ‘actúa en nosotros’ cuando su espíritu santo obra en nuestra mente y corazón y nos ayuda a ‘querer y actuar’. Con tal ayuda amorosa, ¿hay razón por la que no podamos tomar las decisiones correctas y vivir de acuerdo con ellas? No, no la hay (Lucas 11:13).

17. ¿Qué cambios podemos hacer en nosotros, y cómo nos ayuda Jehová?

17 Tendremos que superar obstáculos, quizá toda una vida de malos hábitos e influencias dañinas que distorsionan nuestro modo de pensar. No obstante, con la ayuda del espíritu de Jehová, podemos superarlos. Como Pablo escribió a los cristianos corintios, la Palabra de Dios tiene fuerza suficiente para derrumbar hasta “cosas fuertemente atrincheradas” (2 Corintios 10:4). De hecho, Jehová puede ayudarnos a hacer cambios radicales en nuestra vida. Su Palabra nos insta a “desechar la vieja personalidad” y a ‘vestirnos de la nueva personalidad que fue creada conforme a la voluntad de Dios en verdadera justicia y lealtad’ (Efesios 4:22-24). ¿Puede realmente el espíritu de Jehová ayudarnos a efectuar tales cambios? Claro que sí. El espíritu de Dios produce en nosotros su fruto: cualidades hermosas, de gran valor, que todos debemos cultivar. La primera de ellas es el amor (Gálatas 5:22, 23).

18. ¿Qué decisión puede tomar todo ser humano inteligente, y cuál debería ser nuestra resolución?

18 En esto radica una gran verdad liberadora. Jehová Dios tiene una capacidad de amar ilimitada, y él nos hizo a su imagen (Génesis 1:26; 1 Juan 4:8). De modo que podemos optar por amar a Jehová. Y ese amor, no nuestra vida anterior ni nuestras faltas adquiridas ni la tendencia heredada de hacer el mal, es la clave de nuestro futuro. Adán y Eva tenían que amar a Jehová Dios para permanecer fieles en Edén. Este amor es lo que todos nosotros necesitamos para sobrevivir al Armagedón y pasar la prueba final al término del Reinado Milenario de Cristo (Revelación 7:14; 20:5, 7-10). Todos nosotros, independientemente de nuestras circunstancias, podemos cultivar ese amor (Mateo 22:37; 1 Corintios 13:13). Resolvámonos a amar a Jehová y a edificar sobre ese amor durante toda la eternidad.

¿Qué piensa al respecto?

◻ ¿Qué ideas generalizadas contradicen la clara enseñanza de la Biblia sobre la responsabilidad individual?

◻ ¿Qué edificación debe hacer todo cristiano en sí mismo?

◻ ¿Cómo demuestran los ejemplos de los reyes de Judá que toda persona debe tomar su propia decisión?

◻ ¿Cómo nos asegura Jehová que podemos tomar las decisiones correctas en la vida, sin importar las influencias negativas a nuestro alrededor?

[Ilustración de la página 15]

¿Está su futuro determinado por la genética?

[Ilustración de la página 17]

Pese al mal ejemplo de su padre, el rey Josías optó por servir a Dios

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