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  • Verdadera ayuda para la familia
  • La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1999
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La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1999
w99 1/1 págs. 3-5

Verdadera ayuda para la familia

“Puede decirse honradamente que la familia estadounidense está en crisis. Es imposible llegar a otra conclusión ante las tasas de divorcio, la cantidad de nacimientos de hijos ilegítimos [y] de casos de maltrato conyugal y de menores.”

ESTAS palabras, pronunciadas por Tom Brokaw, comentarista de la televisión estadounidense, podrían aplicarse a casi todos los países. ¿Qué supone tal crisis?

La familia es, en muchos sentidos, el componente básico de la sociedad. Si la primera tiene problemas, la segunda también. Además, la familia es la fuente de apoyo económico y emocional de los niños. Es donde estos aprenden las primeras lecciones de la vida, y las más importantes. Si esta tiene problemas, ¿qué van a aprender los niños? ¿Dónde está su seguridad? ¿Qué clase de adultos llegarán a ser?

¿Existe alguna ayuda para la familia en este tiempo de crisis? Sí. La familia es una institución establecida por el propio Dios (Génesis 1:27, 28), y él ha dejado en su Palabra, la Biblia, orientación indispensable para su bien (Colosenses 3:18-21). Es cierto que no podemos cambiar a todo el mundo, pero sí podemos poner en práctica el consejo bíblico en nuestra propia familia. Veamos algunos casos de personas que lo hicieron, y de los buenos resultados que obtuvieron.

Evitaron el divorcio

En algunos países, casi la mitad de los matrimonios terminan en divorcio. Eso es un inmenso fracaso en el campo de las relaciones humanas. Es cierto que muchos divorciados efectúan una labor extraordinaria en la crianza de sus hijos. Pero casi todos concordamos en que es mejor que los cónyuges resuelvan sus problemas y permanezcan juntos.

El matrimonio de una pareja de las islas Salomón iba encaminado al desastre. El esposo, hijo de un jefe, era un hombre violento y lleno de vicios. Su mujer llevaba una vida tan desdichada que hasta trató de suicidarse. Pero entonces el hombre accedió a estudiar la Biblia con los testigos de Jehová. Aprendió que además de saber lo que está mal, todo el que desea complacer a Dios tiene que “[odiar] lo que es malo” (Salmo 97:10). Entre las cosas que hay que odiar están la mentira, el robo, la violencia y la borrachera. El hombre tomó a pecho este consejo y pronto abandonó sus vicios y venció su carácter violento. Su esposa estaba maravillada de los cambios que él hacía y, gracias a la influencia de la Palabra de Dios, la relación matrimonial mejoró mucho.

En Sudáfrica, una testigo de Jehová oyó que su jefa pensaba divorciarse. Habló con ella sobre cómo ve Dios el matrimonio y le mostró el libro titulado El secreto de la felicidad familiar. Este libro, publicado por los testigos de Jehová, pone de relieve los principios bíblicos que deben regir el matrimonio, y particularmente destaca cómo ayuda la Biblia a las parejas a resolver sus problemas. La mujer y su esposo leyeron el libro y trataron sinceramente de poner en práctica el consejo bíblico que este presenta. Como resultado, decidieron no divorciarse: un matrimonio más que se salvó por aplicar los principios bíblicos.

Religiones distintas

¿Y si los cónyuges no practican la misma religión? La Biblia ofrece a los cristianos un consejo realista: les dice que se casen “solo en el Señor” (1 Corintios 7:39). No obstante, a veces se da el caso de que uno de los cónyuges cambia de religión. ¿Pone eso forzosamente fin al matrimonio? Claro que no.

A una mujer de Botsuana que se había hecho testigo de Jehová poco tiempo atrás, se le preguntó qué cambios había producido en ella su nueva fe. Esta pidió a su esposo que respondiera a la pregunta, y él dijo: “Desde que mi esposa es testigo de Jehová, he observado muchos cambios positivos en ella. Ahora posee una prudencia y tranquilidad que antes no tenía. Tuvo la fuerza y la convicción necesarias para dejar de fumar, un defecto que yo todavía no he podido superar. Se ha vuelto más cariñosa con mis hijos y conmigo, y también con otras personas. Es más tolerante, especialmente con los niños. Veo que dedica tiempo a su ministerio, y que trata de ayudar a otros a mejorar su vida. También he notado cambios positivos en mí. Creo que todo esto se debe enteramente al ejemplo que ella da”. ¡Qué magnífico efecto han tenido los principios bíblicos en este matrimonio! Muchas personas que no son Testigos han hecho comentarios parecidos sobre sus cónyuges Testigos.

Cuando el padre descuida sus responsabilidades

La relación de un padre con sus hijos es clave para la solidez de la familia. El apóstol Pablo aconsejó: “Ustedes, padres, no estén irritando a sus hijos, sino sigan criándolos en la disciplina y regulación mental de Jehová” (Efesios 6:4). No es de extrañar, entonces, que un artículo publicado en la revista The Wilson Quarterly echara la culpa de muchos problemas sociales al padre que no cumple con su papel. El artículo decía: “Entre 1960 y 1990, el porcentaje de niños que no viven con su padre biológico ha aumentado a más del doble [...]. La decadencia de la paternidad contribuye en gran manera a muchos de los problemas más preocupantes que plagan a la sociedad estadounidense”.

¿Significa eso que los niños que no cuentan con la dirección de su padre están destinados al fracaso? No. El salmista de la antigüedad dijo: “En caso de que mi propio padre y mi propia madre de veras me dejaran, aun Jehová mismo me acogería” (Salmo 27:10). Un niño tailandés de nueve años comprobó la veracidad de esas palabras. Su madre murió cuando él era muy pequeño, y su padre no quiso hacerse cargo de él y lo dejó al cuidado de la abuela. El niño, sintiéndose despreciado y rechazado, se convirtió en rebelde y abusón. Llegó hasta a amenazar a su abuela. Dos evangelizadoras de tiempo completo de los testigos de Jehová notaron que muchas veces merodeaba frente al Salón del Reino, y un día lo invitaron a su casa.

Le hablaron de Dios; le dijeron que Él es como un padre que ama a sus hijos. También le hablaron del Paraíso terrestre que Dios ha prometido a las personas fieles (Revelación [Apocalipsis] 21:3, 4). Todo aquello le interesó, y cada día regresaba para aprender más. Las Testigos le dijeron que si verdaderamente deseaba que Dios fuera su padre, no podía seguir comportándose como un abusón, pues, como dijo Pablo a los romanos, “si es posible, en cuanto dependa de ustedes, sean pacíficos con todos los hombres” (Romanos 12:18). Además, tenía que tratar bien a su abuela (1 Timoteo 5:1, 2). Poco tiempo después, el muchacho ya estaba poniendo en práctica los principios bíblicos, lo cual sin duda mejoró mucho su vida de familia con la abuela (Gálatas 5:22, 23). A los vecinos les impresionaron tanto los cambios que observaron en él que quisieron que sus hijos también estudiaran la Biblia con los testigos de Jehová.

Un espíritu pacífico

El apóstol Pablo escribió a los colosenses: “Vístanse de amor, porque es un vínculo perfecto de unión. También, que la paz del Cristo controle en sus corazones” (Colosenses 3:14, 15). La apacibilidad de espíritu y el amor de corazón necesariamente producen unión en la familia, y pueden zanjar desacuerdos familiares de mucho tiempo atrás. Una albanesa llamada Rukia y su hermano no se habían hablado por más de diecisiete años debido a un desacuerdo familiar. Al estudiar la Biblia con los testigos de Jehová, Rukia aprendió que a todo siervo de Dios se le insta a cultivar la paz con los demás. “Busque la paz y siga tras ella.” (1 Pedro 3:11.)

Se dio cuenta de que tenía que hacer las paces con su hermano. Se pasó toda la noche orando, y a la mañana siguiente, aunque el corazón le latía muy deprisa, se dirigió a la casa de él. Abrió la puerta su sobrina, la cual, al verla, preguntó sorprendida: “¿Qué haces aquí?”. Rukia respondió calmadamente que había ido a ver a su hermano, y le explicó que deseaba hacer las paces con él porque se daba cuenta de que esa era la voluntad de Dios. Su hermano respondió bien, hubo abrazos y lágrimas de alegría, y la familia volvió a estar unida gracias a que se pusieron en práctica los principios de la Biblia.

Malas compañías

“Actualmente, el niño de término medio ve siete horas de televisión al día. Para cuando termina la escuela elemental, ha visto más de ocho mil asesinatos y cien mil actos de violencia”, dice el libro The 7 Habits of Highly Effective Families (Siete hábitos para una familia de éxito). ¿Qué efecto tiene toda esta violencia en un niño? Si bien los “expertos” no se ponen de acuerdo en cuanto a ello, la Biblia advierte enérgicamente contra las malas compañías. Dice, por ejemplo: “Al que está teniendo tratos con los estúpidos le irá mal” (Proverbios 13:20). Y: “Las malas compañías echan a perder los hábitos útiles” (1 Corintios 15:33). Si somos prudentes y percibimos que este principio es válido tanto en la vida real como en los programas de televisión, nuestra vida de familia puede mejorar.

Cierta madre de Luxemburgo estudiaba la Biblia con una testigo de Jehová. Un día dijo a la Testigo que al caer la tarde sus dos hijas, de siete y ocho años, se volvían muy peleonas y agresivas. La Testigo le preguntó qué solían hacer las niñas a aquellas horas. La madre respondió que veían la televisión mientras ella recogía la cocina. ¿Qué programas veían? “Nada especial, dibujos animados”, respondió la madre. Cuando la Testigo mencionó que muchos programas de dibujos animados son violentos, la madre prometió supervisar a sus hijas.

Al mismo día siguiente dijo que se había asombrado de la clase de dibujos animados que veían las niñas. Eran sobre unos monstruos imaginarios del espacio sideral que destruían ferozmente todo lo que encontraban a su paso. La señora explicó a sus hijas que Jehová detesta la violencia y que a él no le agrada que contemplemos semejantes crueldades (Salmo 11:5). Como las niñas deseaban complacer a Jehová, concordaron en dibujar y pintar en lugar de ver la televisión. Su agresividad remitió de inmediato, y el ambiente familiar mejoró.

Estos son solo unos ejemplos que muestran que cuando se aplican los principios bíblicos, la vida familiar mejora. El consejo de la Biblia sirve para todo tipo de situación. Es auténtico y ejerce un efecto positivo muy grande (Hebreos 4:12). Cuando las personas estudian la Biblia y tratan sinceramente de aplicar lo que dice, las familias se fortalecen, las personalidades cambian para bien y se evitan muchos errores. Aunque solo un miembro de la familia siga el consejo de Dios, la situación mejora. Desde luego, en toda faceta de la vida deberíamos ver la Palabra de Dios como la vio el salmista: “Tu palabra es una lámpara para mi pie, y una luz para mi vereda” (Salmo 119:105).

[Ilustración de la página 5]

Muchos problemas familiares se han resuelto aplicando los principios bíblicos

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