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  • ¿Cómo podemos demostrar verdadera humildad?

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  • ¿Cómo podemos demostrar verdadera humildad?
  • La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1999
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La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1999
w99 1/2 págs. 6-7

¿Cómo podemos demostrar verdadera humildad?

LA VERDADERA humildad tiene gran valor para Dios. Santiago escribió: “Dios se opone a los altivos, pero da bondad inmerecida a los humildes” (Santiago 4:6). En este pasaje, puede que Santiago estuviera aludiendo a varias ideas expresadas en las Escrituras Hebreas. “Jehová es alto, y, no obstante, al humilde lo ve; pero al altanero lo conoce solo de distancia.” “Los ojos altivos del hombre terrestre tienen que ser rebajados, y la altanería de los hombres tiene que inclinarse; y solo Jehová tiene que ser puesto en alto.” “Si se trata de burladores, [Dios] mismo escarnecerá; pero a los mansos mostrará favor.” (Salmo 138:6; Isaías 2:11; Proverbios 3:34.)

El apóstol Pedro también nos animó a ser humildes. Escribió: “Todos ustedes cíñanse con humildad mental los unos para con los otros, porque Dios se opone a los altivos, pero da bondad inmerecida a los humildes” (1 Pedro 5:5).

El ejemplo de humildad de Cristo

Puede ser que nos preguntemos: ¿Qué virtud o qué ventaja hay en ser humildes? Para quien procura ser un cristiano verdadero, la respuesta es fundamental: ser humilde es ser como Cristo. Jesús demostró su humildad aceptando la singular asignación de dejar el ámbito celestial y venir a la Tierra y convertirse en un simple ser humano, inferior a los ángeles (Hebreos 2:7). Pese a que era el Hijo de Dios, aguantó las múltiples humillaciones de que le hicieron objeto sus enemigos religiosos. Mantuvo la calma durante sus penalidades, aunque pudo haber pedido que acudieran en su ayuda legiones de ángeles (Mateo 26:53).

Finalmente, Jesús sufrió la deshonra de ser colgado de un madero de tormento, pero permaneció fiel a su Padre. Por ello Pablo escribió de él: “Mantengan en ustedes esta actitud mental que también hubo en Cristo Jesús, quien, aunque existía en la forma de Dios, no dio consideración a una usurpación, a saber, que debiera ser igual a Dios. No; antes bien, se despojó a sí mismo y tomó la forma de un esclavo y llegó a estar en la semejanza de los hombres. Más que eso, al hallarse a manera de hombre, se humilló y se hizo obediente hasta la muerte, sí, muerte en un madero de tormento” (Filipenses 2:5-8).

Pues bien, ¿cómo podemos demostrar verdadera humildad? En la práctica, ¿cómo podemos reaccionar con humildad, en vez de con orgullo?

Cómo reacciona el humilde

Analicemos la humildad mientras trabajamos, ya sea en nuestro empleo o en el servicio cristiano. Para que el trabajo salga bien, puede que se necesiten los superintendentes, encargados y supervisores, pues alguien tiene que tomar las decisiones. ¿Cómo reaccionamos? ¿Razonamos así?: “¿quién se cree que es, para decirme qué hacer? Llevo en este trabajo más años que él”. En efecto, si somos orgullosos, nos irritará sujetarnos a otras personas. Por otro lado, el humilde procura “no [hacer] nada [movido] por espíritu de contradicción ni por egotismo, sino considerando con humildad mental que los demás son superiores” (Filipenses 2:3).

¿Cómo reaccionamos cuando quien nos da una sugerencia es una persona más joven o una mujer? Si somos humildes, al menos la analizaremos. Si somos orgullosos, nos molestará o la rechazaremos de inmediato. ¿Qué preferimos?: ¿la alabanza y la adulación que nos conducen a la ruina?, ¿o el consejo constructivo que nos edifica? (Proverbios 27:9; 29:5.)

¿Hacemos frente a las adversidades? La humildad nos permitirá encararnos a las circunstancias difíciles y aguantar, como hizo Job. Si somos orgullosos, tenderemos a sentirnos frustrados y quizá nos rebelemos ante circunstancias penosas y supuestos desprecios (Job 1:22; 2:10; 27:2-5).

La humildad es amorosa y perdonadora

A algunas personas les cuesta decir “Lo siento, me equivoqué. Tenías razón”. ¿Por qué? Porque son muy orgullosas. No obstante, con mucha frecuencia una disculpa sincera pone fin fácilmente a una discusión matrimonial.

¿Estamos dispuestos a perdonar cuando alguien nos ofende?, ¿o, con orgullo, guardamos rencor, quizá durante días y hasta meses, y nos negamos a hablar con el supuesto ofensor? ¿Llegamos a vengarnos para hacerle pagar lo que ha hecho? Ha habido venganzas que han resultado en la muerte de algunas personas. En otros casos, lo que se ha hecho ha sido arruinar su reputación. El humilde, en cambio, es amoroso y perdonador. ¿Por qué? Porque el amor no lleva cuenta del daño. Jehová estaba dispuesto a perdonar a los israelitas si se tragaban su orgullo. El seguidor humilde de Jesús está dispuesto a perdonar, incluso en repetidas ocasiones (Joel 2:12-14; Mateo 18:21, 22; 1 Corintios 13:5).

El humilde ‘lleva la delantera en mostrar honra al prójimo’ (Romanos 12:10). La Sagrada Biblia, Universidad de Navarra, dice: “Honrando cada uno a los otros más que a sí mismos”. ¿Alabamos a los demás y valoramos sus aptitudes y talentos? ¿O tenemos que encontrar siempre un defecto que empañe su reputación? Sí, ¿somos capaces de alabar con sinceridad a otras personas? Si se nos hace difícil, puede ser que nuestros problemas sean la inseguridad personal y el orgullo.

El orgulloso es impaciente. El humilde es paciente y sufrido. ¿Qué puede decirse de nosotros? ¿Nos duele percibir un trato desfavorable? Tal reacción es lo contrario a ser sufrido. Si somos humildes, no nos tomaremos demasiado en serio. Recordemos lo que ocurrió cuando los discípulos de Jesús se tomaron muy en serio: discutieron acaloradamente sobre quién iba a ser el más importante. Olvidaron que todos eran ‘esclavos que no servían para nada’ (Lucas 17:10; 22:24; Marcos 10:35-37, 41).

El escritor francés Voltaire dijo que la humildad era “la modestia del alma [...,] el antídoto del orgullo”. En efecto, es necesario tener humildad mental. El humilde es modesto de espíritu, no altivo. Es muy respetuoso y considerado.

Por tanto, ¿por qué tratar de ser humildes? Porque la humildad cuenta con la aprobación de Dios y nos ayuda a obtener su guía. Fue en parte la humildad de Daniel lo que hizo que Jehová lo considerara “muy deseable” y le enviara a un ángel con una visión (Daniel 9:23; 10:11, 19). La humildad trae muchas recompensas. Buenos amigos que nos aman. Y más importante: la bendición de Jehová. “El resultado de la humildad y del temor de Jehová es riquezas y gloria y vida.” (Proverbios 22:4.)

[Ilustración de la página 7]

Una disculpa humilde puede hacer más fácil la vida

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