BIBLIOTECA EN LÍNEA Watchtower
Watchtower
BIBLIOTECA EN LÍNEA
español
  • BIBLIA
  • PUBLICACIONES
  • REUNIONES
  • w99 15/10 págs. 8-11
  • Aprendamos el excelente camino del amor

No hay ningún video disponible para este elemento seleccionado.

Lo sentimos, hubo un error al cargar el video.

  • Aprendamos el excelente camino del amor
  • La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1999
  • Subtítulos
  • Información relacionada
  • Debemos aprender a amar a Dios
  • Aprendamos a amar al prójimo
  • Permitamos que nuestro amor crezca
  • Se requiere esfuerzo continuo
  • ¿Qué implica amar al prójimo?
    La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 2006
  • Amemos al Dios que nos ama
    La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 2006
  • Cumpliendo el nuevo mandamiento del amor
    La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1965
  • El amor cristiano basado en el amor de Jehová
    La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1976
Ver más
La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1999
w99 15/10 págs. 8-11

Aprendamos el excelente camino del amor

Kosovo, Líbano e Irlanda. Estos son nombres que han aparecido frecuentemente en las noticias durante los últimos años. Evocan en la gente escenas de derramamiento de sangre, bombardeos y matanzas. Por supuesto, los conflictos causados por diferencias religiosas, raciales, étnicas o de otra índole no son nuevos. De hecho, las páginas de la historia están repletas de ellos, y han ocasionado indecibles sufrimientos a la humanidad.

EN VISTA de que siempre ha habido guerras en la historia, muchas personas han llegado a la conclusión de que son totalmente inevitables y de que es natural que los seres humanos se odien unos a otros. Tales puntos de vista, sin embargo, son completamente contrarios a las enseñanzas de la Palabra de Dios, la Biblia. Las Escrituras declaran sin rodeos: “El que no ama no ha llegado a conocer a Dios, porque Dios es amor” (1 Juan 4:8). Está claro que el Creador quiere que los hombres se amen unos a otros.

La Biblia también revela que el hombre fue creado a la imagen de Dios (Génesis 1:26, 27). Esto significa que se ha dotado a la humanidad con la capacidad de reflejar las cualidades de Dios, la más importante de las cuales es el amor. Siendo así, ¿por qué han fracasado los hombres a lo largo de la historia en lo que respecta a amarse unos a otros? De nuevo, la Biblia nos ayuda a entenderlo. Es porque la primera pareja humana, Adán y Eva, se rebeló contra Dios y pecó. Por ello, toda su prole heredó el pecado y la imperfección. Romanos 3:23 explica: “Todos han pecado y no alcanzan a la gloria de Dios”. El pecado y la imperfección que hemos heredado han restringido nuestra capacidad de amar. ¿Significa esto que los seres humanos ya no son capaces de amarse unos a otros? ¿Qué esperanza hay de que algún día podamos disfrutar de una relación pacífica y amorosa con nuestro semejante?

Debemos aprender a amar a Dios

Jehová Dios sabe que, pese a todo, la humanidad todavía es capaz de amar. Por esta razón quiere que todo aquel que desea agradarle manifieste la cualidad del amor al mayor grado posible. El Hijo de Dios, Jesucristo, explicó con claridad este requisito cuando se le preguntó cuál era el mayor mandamiento de la Ley que se había dado a Israel. Él contestó: “‘Tienes que amar a Jehová tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma y con toda tu mente’. Este es el más grande y el primer mandamiento”. Luego añadió: “El segundo, semejante a él, es este: ‘Tienes que amar a tu prójimo como a ti mismo’. De estos dos mandamientos pende toda la Ley” (Mateo 22:37-40).

Sin embargo, muchas personas piensan que es muy difícil amar a alguien a quien no pueden ver, y nosotros los seres humanos no podemos ver a Jehová Dios porque él es un espíritu (Juan 4:24). En cualquier caso, todos los días sentimos los efectos de lo que Dios hace, pues todos dependemos del sinfín de cosas buenas que él creó para nuestro beneficio. El apóstol Pablo destacó este hecho cuando dijo: “[Dios] no se dejó a sí mismo sin testimonio, por cuanto hizo bien, dándoles lluvias desde el cielo y épocas fructíferas, llenando por completo sus corazones de alimento y de alegría” (Hechos 14:17).

Aunque todos nos beneficiamos de las provisiones del Creador de una u otra manera, son comparativamente pocos quienes se sienten agradecidos o se ven motivados a dar las gracias a Dios por ello. Por lo tanto, es necesario recordar todo lo bueno que él ha hecho por nosotros y meditar sobre las maravillosas cualidades que se reflejan en todo lo que él hace. Esto nos permitirá percibir la sabiduría y el poder impresionantes de nuestro Magnífico Creador (Isaías 45:18). Sobre todo, debería ayudarnos a sentir su amor, pues no solo nos dio la vida, sino que también hizo posible que disfrutáramos de los muchos placeres que esta ofrece.

Por ejemplo, pensemos en la infinita variedad de hermosas flores que Dios creó en la Tierra. Y qué maravilloso es para nosotros que nos dotara del sentido de la vista para que podamos obtener placer al observarlas. De igual modo, Dios proveyó todo tipo de alimento nutritivo para nuestro sustento. Qué agradecidos debemos sentirnos de que también nos creara con el sentido del gusto de modo que nos produzca tanto deleite la buena comida. ¿No son estos ejemplos elocuentes de que Dios verdaderamente nos ama y tiene presentes nuestros intereses? (Salmo 145:16, 17; Isaías 42:5, 8.)

Además de revelarse a nosotros mediante el “libro de la naturaleza”, por medio de su Palabra, la Biblia, el Creador nos muestra la clase de Dios que es. En esta se recogen muchos de los amorosos actos de Dios del pasado y las numerosas bendiciones que él promete derramar sobre la humanidad en el futuro cercano (Génesis 22:17, 18; Éxodo 3:17; Salmo 72:6-16; Revelación [Apocalipsis] 21:4, 5). Sobre todo, la Biblia nos revela la mayor expresión del amor de Dios a la humanidad: entregar a su Hijo unigénito como Redentor nuestro para liberarnos de la esclavitud al pecado y a la muerte (Romanos 5:8). De hecho, cuanto más aprendemos de nuestro amoroso Creador, tanto más nos sentimos motivados a amarle de corazón.

Aprendamos a amar al prójimo

Como Jesús señaló, además de amar a Dios con todo nuestro corazón, alma y mente, tenemos que amar al prójimo como a nosotros mismos. De hecho, el amor de Dios nos obliga a amar a nuestro semejante. El apóstol Juan explicó: “Amados, si Dios nos amó así a nosotros, entonces nosotros mismos estamos obligados a amarnos unos a otros”. Después recalcó: “Si alguno hace la declaración: ‘Yo amo a Dios’, y sin embargo está odiando a su hermano, es mentiroso. Porque el que no ama a su hermano, a quien ha visto, no puede estar amando a Dios, a quien no ha visto. Y este mandamiento lo tenemos de él, que el que ama a Dios esté amando también a su hermano” (1 Juan 4:11, 20, 21).

Hoy vivimos en un mundo en el que la actitud de la mayoría es la de “yo primero”, pues los hombres son “amadores de sí mismos”, como se predijo en la Biblia (2 Timoteo 3:2). Por lo tanto, si queremos aprender el excelente camino del amor, tenemos que esforzarnos en serio por reformar nuestra mente e imitar a nuestro amoroso Creador, en vez de seguir los caminos egoístas de la gente en general (Romanos 12:2; Efesios 5:1). Dios incluso “es bondadoso para con los ingratos e inicuos” y hace “salir su sol sobre inicuos y buenos y hace llover sobre justos e injustos”. Puesto que nuestro Padre celestial nos da ese magnífico ejemplo, debemos esforzarnos por ser bondadosos y amables con todo el mundo. De este modo demostramos que somos ‘hijos de nuestro amoroso Padre celestial’ (Lucas 6:35; Mateo 5:45).

Estos actos amorosos ayudan en ocasiones a otras personas a aceptar la adoración del Dios verdadero. Hace unos años un ama de casa que es testigo de Jehová intentó hablar del mensaje bíblico a su vecina, pero esta lo rechazó con firmeza. Sin embargo, la Testigo no se desanimó, sino que continuó siendo bondadosa con la vecina y siempre le brindó su ayuda. En una ocasión la ayudó a mudarse a otra casa. Posteriormente, buscó a alguien que la llevara al aeropuerto para recibir a sus familiares. Con el tiempo, la vecina aceptó un estudio de la Biblia y llegó a ser una cristiana celosa a pesar de la fuerte persecución de su esposo. Sí, aquellos actos de amor colocaron el fundamento para bendiciones eternas.

Si somos honrados, admitiremos que Dios no nos ama por nuestras muchas cualidades admirables. Por el contrario, nos ama aunque tenemos muchas faltas y debilidades. Siendo así, debemos aprender a amar de igual modo a nuestro semejante a pesar de sus muchos defectos. Si nos acostumbramos a percibir y apreciar las buenas cualidades de los demás, en vez de buscar sus faltas, nos resultará mucho más fácil amarlos. Puede que lo que sintamos por ellos trascienda el amor basado en principios e incluya el afecto y cariño que existe entre los buenos amigos.

Permitamos que nuestro amor crezca

El amor y la amistad deben alimentarse y cultivarse, y entre los ingredientes esenciales para ello se cuentan la sinceridad y la honradez. Hay quienes intentan esconder sus debilidades para dar una buena impresión a las personas de las que quieren hacerse amigos. Sin embargo, ese proceder no suele resultar, pues los demás acaban descubriendo la realidad y sintiéndose defraudados por la falta de honradez. De modo que no debemos temer que se nos conozca como verdaderamente somos, aunque tengamos debilidades que estemos intentando superar. Puede que de este modo trabemos buenas amistades.

Por ejemplo, una Testigo anciana de una congregación del Lejano Oriente tiene muy poca educación académica. Sin embargo, nunca intenta esconder este hecho de los demás. Admite francamente, por ejemplo, que no sabe demostrar, basándose en las profecías bíblicas y la historia, que los Tiempos de los Gentiles terminaron en 1914.a No obstante, da un ejemplo tan bueno de celo en el ministerio, así como de amor y generosidad para con los hermanos, que estos la llaman cariñosamente “la joya” de la congregación.

En algunas culturas, las manifestaciones de afecto están muy mal vistas; se enseña a la gente a guardar una distancia cortés en las relaciones interpersonales. Aunque siempre es bueno ser corteses y considerados, no deberíamos permitir que nuestra educación reprimiera u ocultara la manifestación de nuestros sentimientos hacia los demás. A Jehová no le avergonzó declarar el afecto que le tenía a su pueblo escogido, el antiguo Israel, cuando dijo: “Con un amor hasta tiempo indefinido te he amado” (Jeremías 31:3). De igual manera, el apóstol Pablo dijo a sus hermanos en la fe de Tesalónica: “Teniéndoles tierno cariño, nos fue de mucho agrado impartirles, no solo las buenas nuevas de Dios, sino también nuestras propias almas, porque ustedes llegaron a sernos amados” (1 Tesalonicenses 2:8). De modo que cuando nos esforzamos por cultivar verdadero afecto al prójimo, es más acorde con la enseñanza bíblica expresar naturalmente esos sentimientos que reprimirlos.

Se requiere esfuerzo continuo

Aprender a sentir y demostrar amor a los demás es un proceso continuo. Requiere mucho esfuerzo de nuestra parte porque no es fácil superar nuestras propias imperfecciones ni resistir la fuerte influencia de este mundo desamorado. Sin embargo, los gratificantes resultados que se consiguen hacen que verdaderamente valga la pena (Mateo 24:12).

Aun en este mundo tan imperfecto podemos disfrutar de mejores relaciones interpersonales, las cuales nos reportarán mucho gozo, paz y satisfacción, a nosotros y a los demás. Si realizamos tal esfuerzo, demostraremos que somos dignos de la maravillosa esperanza de vivir para siempre en el nuevo mundo de Dios. Sobre todo, al aprender el excelente camino del amor podremos conseguir la aprobación y las bendiciones de nuestro amoroso Creador, tanto ahora como por toda la eternidad.

[Nota]

a Se incluye información detallada en Perspicacia para comprender las Escrituras, tomo 2, págs. 1117-1121.

[Reconocimiento de la página 8]

UN PHOTO 186226/M. Grafman

[Ilustraciones de la página 10]

El amor cristiano se demuestra mediante actos bondadosos

    Publicaciones en español (1950-2025)
    Cerrar sesión
    Iniciar sesión
    • español
    • Compartir
    • Configuración
    • Copyright © 2025 Watch Tower Bible and Tract Society of Pennsylvania
    • Condiciones de uso
    • Política de privacidad
    • Configuración de privacidad
    • JW.ORG
    • Iniciar sesión
    Compartir