Presentando las buenas nuevas... el valor de la preparación
1 ¿Se acuerda usted de algún discurso público que recientemente haya escuchado durante el cual la hora se le fue volando? ¿Qué hay de un discurso estudiantil en la Escuela del Ministerio Teocrático que haya cautivado su atención? Todos hemos disfrutado al sentarnos en el auditorio y beneficiarnos de presentaciones de esa clase. Pero, ¿sabe usted lo que todas ellas tenían en común para ser tan eficaces? Eso mismo... ¡preparación!
2 La preparación es vital para eficacia en cualquier rasgo del ministerio. Aun los que están favorecidos con excepcional habilidad natural tienen que prepararse para evitar el hacerse incoherentes o para poder hablar sin rodeos. En muchos casos la cantidad de tiempo que el amo de casa nos permite usar es muy limitada. ¡Qué satisfacción es poder presentar la verdad de un modo eficaz, usando palabras escogidas para comunicar con convicción la valiosa verdad! Frecuentemente esto conduce a un testimonio más amplio allí mismo, pero si no es posible quizás usted logre que el amo de casa acepte un punto que no olvidará y que quizás le haga escuchar con mucha más atención la próxima vez que alguien le visite.
3 La preparación es una muestra de respeto. En la plataforma muestra respeto al auditorio, y en la puerta muestra respeto al amo de casa que concuerda en escuchar. En todas las ocasiones muestra respeto a Jehová, a quien representamos. Puesto que es Su mensaje, merece que se le presente de la mejor manera posible.
4 Disfrutamos mucho de la libertad de escoger lo que vamos a presentar y cómo lo presentaremos al estar a las puertas. ¿Quiere decir el que haya incertidumbre en cuanto a lo que pueda desarrollarse que no es necesario hacer mucha preparación? No, en realidad el caso requiere más preparación, de modo que uno esté listo para las diferentes situaciones.
5 ¿Cómo y cuándo podemos prepararnos? Alguna preparación puede hacerse en la tranquilidad del hogar en nuestro estudio personal. Se puede repetir la presentación de los textos cuantas veces sea necesario para grabar en la mente los textos y los puntos. Determine dónde pueden hacerse preguntas para incluir al amo de casa en la conversación. También pueden celebrarse sesiones de consideración y ensayo dentro del círculo familiar y en otras ocasiones apropiadas. Una de las mejores maneras en que un siervo o publicador maduro puede ayudar a uno nuevo es preguntarle: “¿Puedo visitarlo en su hogar y mostrarle cómo yo me preparo?” Si el publicador maduro acepta la responsabilidad de enseñar al nuevo y sencillamente demuestra cómo él se prepara, no hay necesidad de que surja embarazo alguno en la sesión de consideración y ensayo.
6 El prepararnos para servir a Jehová en el campo es un gozo. Todos estamos ocupados y quizás se nos dificulte apartar el tiempo que quisiéramos dedicar a prepararnos, pero hasta unos pocos minutos aquí y allá producirán una mejora maravillosa. En un día en que no podemos salir al campo, es un placer tomar la Biblia y repasar una presentación de las Escrituras, en silencio o en voz alta. Eso nos mantiene pensando en el servicio y listos para cuando según nuestro programa salimos en el ministerio del campo.
7 Algunos hermanos llevan consigo un pequeño cuaderno de hojas insertables o sueltas con bosquejos breves de sus sermones favoritos, las objeciones que más frecuentemente se encuentran en su territorio y los modos de vencerlas. Por algún tiempo el Ministerio del Reino ha ofrecido muchas ideas y sugerencias para ayudarnos a ser eficaces en comenzar estudios bíblicos de casa.
8 El apóstol Pablo pidió a los hermanos que oraran por él, “para que se me dé habilidad para hablar al abrir la boca, que con toda franqueza de expresión dé a conocer el secreto sagrado de las buenas nuevas.” (Efe. 6:19) Nosotros, también, necesitamos esa misma habilidad para hablar. La preparación es importante para alcanzar esa meta.
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