Usuarios de tabaco
1 Pronto habrán pasado seis meses desde que La Atalaya señaló la necesidad de tomar acción decisiva en cuanto a parar el uso del tabaco por parte de personas dedicadas. Si aún hay personas que usan tabaco, sería bueno que hicieran esfuerzos más firmes para parar ahora. Hable a los ancianos para obtener ayuda. Los ancianos, aplicando el consejo de las Escrituras, tienen que determinar quiénes pueden permanecer en la congregación.
2 A personas no bautizadas que usan tabaco y que sencillamente concurren a las reuniones, sin defender el uso de éste o tratar de inmiscuir a otros en esa práctica, se les pudiera permitir que continuaran asistiendo a las reuniones, pero no deben usar tabaco en el Salón del Reino. Sin embargo, a los individuos que no están bautizados que se asocian en el sentido de participar en el ministerio del campo y en la Escuela del Ministerio Teocrático, ya se les debe haber hablado, y si, dentro del mismo período de seis meses, no han roto el hábito, se les debe decir que no son aceptables para participar en el servicio del campo o en la Escuela del Ministerio Teocrático, si es que no se les ha dicho ya. Se les debe animar a informarle a los ancianos cuando hayan terminado cabalmente con el uso del tabaco. Pero no se tomará acción adicional, puesto que no están bautizados. Pueden asistir a las reuniones. No es necesario hacer un anuncio público con respecto a estas personas no bautizadas.
3 Si un usuario de tabaco en un tiempo fue bautizado pero hace mucho abandonó la organización y actualmente no afirma ser un testigo de Jehová y su uso de tabaco no ocasiona oprobio o disturbio en la congregación, no sería necesario que los ancianos lo buscaran y preguntaran si usa tabaco o tomaran acción en contra de tal fumador que ya no se asocia.