Carta de la Sucursal
Estimados publicadores:
Nosotros aquí en Brooklyn, al igual que ustedes, estamos profundamente interesados en nuestros hermanos de todas partes del mundo. Tenemos el privilegio de suministrarles literatura, y nos animan mucho los informes que recibimos de ellos.
Al escribirse esta carta, varios miembros del cuerpo gobernante y sus asociados están sirviendo en asambleas y visitando oficinas sucursales en varias partes de la Tierra: Leo Greenlees en el África Oriental, Albert Schroeder por la costa occidental de la América del Sur, Karl Klein por la costa del mar Caribe de la América Latina, Milton Henschel por el sur del Pacífico. Lloyd Barry acaba de marcharse para el Lejano Oriente, y John Booth servirá en el Medio Oriente y en el sudeste de Asia. Otros estarán de viaje pronto.
Recientemente Raymond Franz regresó de un viaje de zona a Brasil, Argentina, Paraguay, Uruguay y Chile. Informó que los 123 miembros de la familia de Betel en São Paulo, Brasil, hallan que su fábrica y oficinas que en un tiempo fueron espaciosas ahora están llenas hasta el límite. Es muy grande el interés que se manifiesta en el mensaje del Reino en esa parte del campo, pues más de 210.000 personas asistieron a su reciente serie de asambleas de distrito. Los treinta y cinco misioneros con los cuales se reunió el hermano Franz han servido en sus asignaciones por un total de 476 años... un reflejo del celo que muchos de los hermanos en esos sitios sienten por el servicio de Jehová. Tanto en Paraguay como en Uruguay el hermano Franz se reunió con muchos de los amigos de la Argentina que habían cruzado la frontera con el fin de reunirse con sus hermanos en los países donde hay mayor libertad para hacer eso. A pesar del cambio de las circunstancias en Argentina, continúan avanzando en la obra del Señor.
De otro país donde los gobernantes han prohibido la obra del Reino, recientemente recibimos el informe siguiente: ‘Todavía estamos vivos. Todavía continúan haciendo esfuerzos para poner fin a nuestra preciada labor de impartir esperanza a la gente. Les gustaría vernos muertos, pero el Todopoderoso, quien nos dice que no dejemos de hablar, continúa apoyándonos. Le obedecemos a Él más bien que a los hombres. El costo es alto, pero nada es más importante que Su servicio. Le pedimos que nos dé la fortaleza para aguantar hasta el fin, y Él está respondiendo maravillosamente. Tenemos el privilegio de dar al Padre la respuesta a Satanás. Nos alegramos de sufrir por la justicia.’
¡Que todos nosotros tengamos el amor y celo de ellos y lo reflejemos en nuestro servicio en los días por venir! Los recordamos en nuestras oraciones y les enviamos nuestro muy afectuoso amor cristiano.
Sus hermanos,
LA OFICINA DE SUCURSAL DE BROOKLYN