Haga que sus vecinos se interesen en las buenas nuevas
1 Ciertamente nos regocijaría el que nuestros vecinos —la gente que vive en nuestra misma calle, o que alquila apartamentos cerca de nosotros— aceptaran las buenas nuevas. Sin duda usted ha tocado a las puertas de ellos al participar en el servicio del campo; tal vez usted también ha tratado de testificarles en otras ocasiones. ¿Se puede hacer algo más?
2 Abra su Biblia a Hebreos 13:15, 16 y léalo cuidadosamente. Note que, además de instarnos a ‘hacer declaración pública del nombre de Jehová,’ dice: “No olviden el hacer bien y el compartir cosas con otros, porque con dichos sacrificios Dios se agrada mucho.” Recuerde, en su parábola acerca del “buen samaritano” Jesús ilustró lo que significa amar al prójimo. Mostró que esto incluye el ir en su ayuda de maneras físicas cuando hay una necesidad genuina. (Luc. 10:25-37) Y en su Sermón del Monte Jesús puso de manifiesto que estas bondades no deberían reservarse solamente para los que “nos caen bien.” (Mat. 5:43-48) ¿Mantenemos nuestros ojos abiertos a las oportunidades de aplicar este consejo de la Palabra de Dios con los que viven en nuestra vecindad?
CÓMO HACERLO
3 Ellos saben que nosotros hablamos de amor al prójimo, pero esto cobra mayor significado para ellos al vernos mostrarlo de maneras que ellos puedan apreciar. Cuando la gente se muda a su vecindario, ¿las visita usted para darles la bienvenida? Si usted sabe de alguien que está enfermo, ¿le ofrece ayuda? Aunque no somos parte del mundo, y evitamos envolvernos en sus asuntos sociales, estamos muy interesados en la gente y hay muchas oportunidades de mostrar este interés con obras de bondad genuina.
4 Quizás no sea oportuno considerar la Biblia en cada ocasión en que mostremos alguna bondad a nuestro vecino. Pero, como aconsejó el apóstol Pedro a las esposas cristianas que tienen esposos incrédulos, hay veces en que es mejor tratar de ganar a otros a la verdad por medio de la conducta de uno, sin predicarles directamente. (1 Ped. 3:1) Si la conversación prepara el camino para llamar la atención a la esperanza del Reino, hágalo de una manera natural. No crea que, una vez que haya empezado, tiene que pronunciar un discurso entero. Haga una o dos declaraciones, entonces pause para ver qué respuesta obtiene. (Note cómo Jesús hizo esto, según se ilustra en Juan 4:7-15.) Si no se muestra interés, tal vez sería mejor esperar otra ocasión antes de continuar considerando ese tema. Pero mantenga presente su meta; después de cierto período de tiempo quizás le sea posible lograr más que si hubiera tratado de hacerlo todo a la vez.