Presentando las buenas nuevas... con los nuevos publicadores
1 ¡Qué maravillosa ventaja es tener entre nosotros a publicadores experimentados de las buenas nuevas! Son un verdadero beneficio para la congregación a medida que usan sus capacidades, así como su conocimiento y experiencia para ayudar a los muchos nuevos que están afluyendo a la organización de Jehová hoy día. Toman a pecho el consejo inspirado: “En proporción al don que cada uno haya recibido, úsenlo al ministrarse unos a otros”. (1 Ped. 4:10.)
2 Los asociados aprobados y los recién bautizados merecen encomio por su duro trabajo en el ministerio del campo. Sin embargo, puede ser que su experiencia esté aún limitada a solo uno o dos rasgos de la obra de predicar, tal como la distribución de revistas y la testificación informal. Para que su adelantamiento sea manifiesto, es necesario que estos publicadores nuevos participen en tantos rasgos del ministerio como les sea posible y lleguen a ser proclamadores más eficientes de las buenas nuevas. Por medio de trabajar junto con los que tienen más experiencia, los nuevos recibirán ayuda para llegar a ser ministros competentes del Reino. (Ecl. 4:9, 10.)
HÁGASE DISPONIBLE
3 ¿Puede usted hacerse disponible para ayudar a otros en el ministerio? Los publicadores nuevos tienen que aprender no solamente a ofrecer las revistas, sino también a usar la Biblia en el ministerio de casa en casa. Tienen que aprender a entablar y continuar conversaciones con los amos de casa. El publicador inexperto pudiera sentir aprensión en cuanto a hacer revisitas y conducir estudios bíblicos. Pero los que están deseosos pueden aprender a dar atención a estas nuevas responsabilidades si reciben la ayuda y el estímulo necesarios.
¿CÓMO PUEDE USTED AYUDAR?
4 Una de las maneras como usted puede ayudar es por medio de reunirse con los publicadores menos experimentados y considerar algunas de las presentaciones que se sugieren en Nuestro Ministerio del Reino. Valiéndose del libro Razonamiento, escoja introducciones apropiadas y ensaye cómo responder a objeciones y a expresiones que pudieran detener la conversación. Cuando se reúnan para ensayar, repasen cómo usar los textos bíblicos y presentar la oferta de literatura actual. Consideren cómo concluir la visita inicial a fin de sentar las bases para una revisita, o muéstrele cómo empezar un estudio bíblico. Tal preparación ayudará al nuevo publicador a sentirse capaz de hablar con la gente acerca de la Palabra de Dios.
5 Haga citas definidas para trabajar en el ministerio del campo. El nuevo publicador quizás prefiera acompañarlo y solo observar durante unas cuantas visitas. Luego él puede tratar de poner en práctica lo que prepararon en las sesiones de ensayo. A medida que trabajen juntos, consideren cómo pudieran mejorar sus presentaciones y enfrentarse a la indiferencia y la oposición. Sea animador y suministre apoyo. Recuérdele al nuevo que es la obra de Jehová y que él bendecirá nuestros esfuerzos sinceros. (Mat. 11:29, 30.)
TRABAJE CON LOS JÓVENES TAMBIÉN
6 Los jóvenes disfrutan más del ministerio cuando tienen una presentación bien preparada. Puede animarse a los jovencitos a que hagan una presentación sencilla con las revistas. Si saben leer, se les pudiera dar la oportunidad para que lean un texto bíblico al amo de casa. Ayude a cada uno a progresar de acuerdo con su edad y capacidad. Los padres y otros miembros de la congregación pueden suministrar la ayuda y el estímulo necesarios a fin de que los jovencitos, así como los que están creciendo hacia la madurez, se hagan diestros en ‘manejar la palabra de la verdad correctamente’. (2 Tim. 2:15.)
7 Los que conducen estudios bíblicos con los nuevos querrán iniciar a esas personas en el servicio del campo tan pronto como califiquen para ello. Los ancianos, siervos ministeriales, precursores y padres también deben estar alerta para ofrecer ayuda a los que apenas están empezando a participar en la predicación. ¿Puede usted hacerse disponible para ayudar a los nuevos? Tome la iniciativa en hacerlo, pues el ‘estar unidos armoniosamente y dar lo que se necesita, contribuye al crecimiento del cuerpo’. (Efe. 4:16.)