Presentando las buenas nuevas... con persuasión
1 ¿Es correcto que los ministros de las buenas nuevas persuadan a las personas para que acepten la verdad? ¡Claro que sí! (Hech. 18:4.) El apóstol Pablo recordó a Timoteo que su madre y su abuela lo habían persuadido para que llegara a ser creyente. (2 Tim. 3:14.) Persuadir a una persona significa impulsarla, mediante súplicas, a actuar; razonar solícitamente con ella respecto a una creencia, una posición o un derrotero.
2 El apóstol Pablo usó bien el arte de la persuasión. Cuando estuvo en Atenas, “se le irritó el espíritu en su interior al contemplar que la ciudad estaba llena de ídolos”. (Hech. 17:16.) Pero cuando se puso de pie en medio del Areópago, Pablo no dijo bruscamente a los presentes que la adoración de ídolos que practicaban era en vano. Con destreza evitó una confrontación emocional directa al llamar la atención de ellos a “un altar sobre el cual se había inscrito: ‘A un Dios Desconocido’”. Luego pasó a dar un testimonio vigoroso, y obtuvo buenos resultados. (Hech. 17:23, 28, 29, 34.)
SEA DISCERNIDOR
3 Pablo demostró claramente que la persuasión requiere más que una simple presentación emocional o el uso de muchas palabras. Hay que ser perspicaces y discernir los sentimientos, las creencias y lo que interesa a las personas a quienes hablemos. Tenemos que estar alerta para discernir rápidamente cuándo las emociones del amo de casa pudieran ser la verdadera barrera que impida el tener una consideración imparcial de las enseñanzas bíblicas. (Pro. 16:23.)
4 Por ejemplo, puede que alguien crea en la inmortalidad del alma debido a los sentimientos que le produce el recuerdo de un ser querido que haya muerto. ¿Cuál sería la manera persuasiva de enseñarle la verdad? En vez de decirle directamente que su creencia es errónea y que el alma muere, ¿no sería mejor usar persuasión para penetrar la barrera emocional y razonar con la persona? Pudiéramos decirle que comprendemos cómo se siente, pues nosotros también hemos perdido a seres amados en la muerte. Pero hallamos consuelo en la promesa de la resurrección, cuando disfrutaremos de nuevo de la compañía de seres amados que han muerto. Luego pudiéramos leer y considerar textos bíblicos apropiados. Si ejercemos discernimiento y sazonamos nuestra habla con sal, podemos ser persuasivos al presentar las buenas nuevas. (Pro. 16:21; Col. 4:6.)
USE ILUSTRACIONES
5 Las ilustraciones pueden ser eficaces para persuadir a la gente a ajustar su modo de pensar. Un ejemplo notable es la manera discreta como Natán llegó al corazón del rey David. (2 Sam. 12:1-14.) Las ilustraciones apropiadas enlazan el atractivo intelectual con el impacto emocional. Ayudan a las personas a captar ideas nuevas. Por ejemplo, se podría comparar la Tierra a una casa, y las personas a inquilinos. Si los inquilinos no cuidan de la casa, el dueño no destruirá la casa; más bien, despedirá a los inquilinos. Por consiguiente, Dios no destruirá la Tierra; en vez de eso, removerá a los malhechores. (Isa. 45:18.)
6 La persuasión tiene límites. Si las personas no quieren creer ni hacer cambios en su vida, permanecerán tal como están. (Mat. 13:14, 15.) Sin embargo, todavía hay muchas personas de corazón sincero a quienes podemos llevar el mensaje del Reino. Para ayudarlas, debemos hacer todo esfuerzo posible por desarrollar y usar en nuestro ministerio el arte de la persuasión.