La caja de preguntas
◼ ¿Deben los publicadores y precursores sentirse obligados a contribuir para la obra mundial de la Sociedad cada vez que obtienen literatura para el servicio del campo en el Salón del Reino?
No. Como se declaró en la carta del 21 de abril de 1990, dirigida a todas las congregaciones de los Estados Unidos: “Los publicadores [...] pueden hacer sus propias donaciones en apoyo a la obra mundial, cuando lo deseen y de acuerdo con sus circunstancias (2 Cor. 8:10-15; 9:6-14.)”.
No obstante, algunos publicadores han decidido hacer sus donaciones cuando obtienen literatura. Prefieren hacerlo así para no olvidar el privilegio y la responsabilidad que tienen de apoyar regularmente la obra mundial. Otros dan su contribución personal cuando depositan las donaciones que han recibido de las personas con quienes han hablado en el ministerio del campo. Muchos han optado por hacer una donación específica cada semana. Otros apartan cierta cantidad mensualmente para la obra mundial, tal como hacen para los gastos del Salón del Reino.
Prescindiendo de cuándo se haga, cada quien tendrá que determinar lo que puede aportar individualmente para apoyar la obra mundial. Tales donaciones se deben hacer sistemáticamente, según la prosperidad del dador. (1 Cor. 16:2.) Al hacer esas donaciones, debemos tener presente que no estamos contribuyendo meramente para sufragar lo que cuesta producir la literatura, sino más bien, para apoyar todas las facetas de la obra mundial.