Seamos imparciales en nuestro ministerio
1 “Dios no es parcial —dijo Pedro—, sino que [...] el que le teme y obra justicia le es acepto.” (Hech. 10:34, 35.) Hoy día llevamos a cabo nuestro ministerio con pleno reconocimiento de esa verdad. Por lo tanto, es importante que hagamos todo lo que esté de nuestra parte para salvar cualquier obstáculo que nos impida llegar a toda persona con las buenas nuevas.
2 Cuando predicamos de casa en casa en ciertas zonas, no es extraño encontrar a personas que no hablan o entienden el lenguaje que usamos en la congregación. La barrera lingüística impide que algunas personas se beneficien plenamente del mensaje del Reino que predicamos. Entre estas están los sordos, que se comunican por medio del lenguaje por señas. ¿Qué puede hacerse para superar la barrera del idioma, que nos impide llevar eficazmente las buenas nuevas a estas personas?
3 En 1991, la Sociedad envió a todas las congregaciones de Estados Unidos un surtido de formularios S-70a-S: Visítese a esta persona de otro idioma. El propósito de este impreso es asegurarse de que las personas que no hablan la lengua de la congregación en cuyo territorio viven, incluso los que se comunican por señas, tengan la oportunidad de recibir el mensaje del Reino en su propio lenguaje.
4 Al hallar en el territorio a una persona sorda o que no entiende el idioma de la congregación, debe llenar de manera legible el impreso mencionado. Debe hacerse aun si la persona no muestra interés en la verdad. Tal vez no le sea posible en todo caso obtener el nombre de la persona, pero puede anotar el domicilio y el idioma que habla. Deposite el impreso en la caja de los informes de servicio en el Salón del Reino. El secretario recogerá estos impresos, se cerciorará de que sean legibles y los enviará a la congregación o grupo más cercano que tenga a su cargo atender a las personas que hablan dicho idioma.
5 En algunos casos no será necesario hacer eso. Por ejemplo, en la mayoría de las congregaciones hispanohablantes de Estados Unidos los hermanos saben dónde viven las personas que hablan español en el territorio. En otros casos, las personas que hablan cierto idioma quizás vivan en casas muy dispersas. La congregación o grupo que habla ese idioma tiene que abarcar un territorio muy amplio, por lo que agradecerá que se le ayude a localizar a las personas a quienes puede atender.
6 Si ninguna congregación o grupo de la zona puede dar el mensaje en cierto idioma particular, cabe la posibilidad de que algún publicador de las congregaciones del área sepa dicho idioma y se encargue de hacer la visita. Si después de preguntar al superintendente de ciudad no se halla a nadie que hable ese idioma, los hermanos de la congregación correspondiente deben hacer cuanto puedan para dar el mensaje. El folleto ¡Disfrute para siempre de la vida en la Tierra! ha sido muy útil en circunstancias como esas.
7 Todos los publicadores debemos usar este formulario cuando sea necesario. Si la congregación no cuenta con suficientes formularios S-70a-S, se puede escribir la información en una hoja de papel y seguir el procedimiento ya descrito. Al esforzarnos con diligencia por llevar las buenas nuevas a toda persona, prescindiendo de su idioma, reflejaremos el amor de nuestro Dios Jehová, “cuya voluntad es que hombres de toda clase se salven y lleguen a un conocimiento exacto de la verdad”. (1 Tim. 2:4.)