¿Puede volver a ser precursor?
1 Durante los últimos cinco años, miles de precursores regulares se vieron obligados a dejar este servicio. ¿Fue ese su caso? Si lo fue, seguro que tuvo sus motivos para renunciar a este privilegio. Tal vez ocurrió algo inesperado y ajeno a su voluntad. Pero ¿persiste el problema? Si dejó el servicio de precursor por razones económicas, familiares o de salud, ¿han mejorado sus circunstancias? ¿Podría hacer algunos ajustes razonables que le permitieran volver a disfrutar de las bendiciones del precursorado regular? ¿Ha pensado en solicitarlo de nuevo?
2 Como sabe, para tener éxito en el precursorado son necesarios una buena organización y un buen horario. Aunque al precursor por lo general no le queda mucho tiempo para la recreación, los ratos de esparcimiento que tiene normalmente son más satisfacientes y provechosos. (Pro. 19:17; Hech. 20:35.) Mantenerse ocupado en este servicio le protegerá de la influencia del estilo de vida egoísta y despreocupado del mundo. Jehová ha prometido que le hará rico en sentido espiritual si es abnegado y pone los intereses del Reino en primer lugar. Si sirve incondicionalmente a Jehová, con toda seguridad experimentará verdadero gozo y satisfacción. (Pro. 10:22; Col. 3:23, 24.)
3 ¿Debe verse el ministerio de tiempo completo como un privilegio al alcance de solo unas cuantas personas especiales? No. En vista del voto de dedicación que hicimos, todos debemos pensar seriamente en el servicio de tiempo completo, a menos que las circunstancias no nos lo permitan. (Mar. 12:30.)
4 Si su salud y sus obligaciones bíblicas le impiden claramente ser precursor en la actualidad, tenga la certeza de que Jehová lo sabe y lo comprende. Él lo premiará por servirle fielmente al grado que sus circunstancias se lo permitan. (1 Cor. 4:2; 2 Cor. 8:12.) No obstante, si piensa que le es posible servir de precursor nuevamente, ¿por qué no le pide una solicitud al superintendente presidente?
5 ¿Puede ayudarle la familia? Quizás dejó de ser precursor para atender sus obligaciones familiares. Pero a lo mejor otros miembros de la familia están ahora en condiciones de prestar ayuda y usted puede reanudar el servicio de precursor. A veces, lo único que se necesita para ser precursor de nuevo es un poco de ayuda en el desempeño de algunas tareas.
6 Si otros miembros de la familia hacen un pequeño esfuerzo adicional y colaboran con usted, puede conseguirlo. Le podrían ayudar en el aspecto económico, en los transportes o fijando días para salir a predicar juntos. Probablemente puedan cooperar con usted de otras formas. Si las circunstancias le impiden reemprender el servicio de precursor, tal vez se pueda prestar dicha ayuda a otro miembro de la familia que sí esté en situación de iniciarlo.
7 ¿Por qué no tratan este asunto en familia? Si todos colaboran, hay muchas posibilidades de que alguno pueda ser precursor. Y si finalmente uno de ellos se hace precursor, toda la familia puede sentir con razón que está contribuyendo a ese servicio. Este espíritu generoso potencia el testimonio del Reino en el territorio y, por otra parte, une más a la familia en sentido espiritual. (Luc. 6:38; Fili. 2:2-4.)