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  • Prediquemos las buenas nuevas en todas partes
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Nuestro Ministerio del Reino 1996
km 9/96 págs. 3-6

Prediquemos las buenas nuevas en todas partes

1 Los primeros cristianos predicaron las buenas nuevas en todas partes. Tenían tanto celo que treinta años después de la resurrección de Jesucristo, el mensaje del Reino se había ‘predicado en toda la creación que estaba bajo el cielo’. (Col. 1:23.)

2 Los siervos celosos de Jehová hoy día tienen el mismo objetivo: llevar las buenas nuevas del Reino a cuantas personas sea posible. ¿Qué nos ayudará a alcanzar esta meta? Cada vez más personas trabajan de tiempo completo y muchas veces no están en casa cuando vamos a visitarlas. Si no están en el trabajo, puede que estén de viaje, de compras o participando en alguna recreación. ¿Cómo está llevándose el mensaje del Reino a las personas merecedoras en esas circunstancias? (Mat. 10:11.)

3 Algunas reciben el mensaje en su lugar de empleo. Incluso en las ciudades pequeñas hay alguna zona comercial en donde transita mucha gente durante gran parte del día. En las ciudades grandes, las personas que trabajan en la zona industrial o en edificios altos de oficinas y las que viven en apartamentos de alta seguridad están recibiendo el testimonio, y en muchos casos, por primera vez. Durante los fines de semana se ha hablado con algunas personas que descansaban en parques, lugares de recreo, zonas de acampar, casitas de campo o que esperaban en estacionamientos o centros comerciales, y han respondido favorablemente a las buenas nuevas.

4 Cada vez más publicadores están aumentando sus esfuerzos por dar testimonio en lugares públicos, dondequiera que se encuentre la gente. Al principio estos Testigos vacilaban y se sentían un poco nerviosos porque estaban acostumbrados a predicar en circunstancias más formales, como de casa en casa. ¿Cómo se sienten ahora?

5 “Mi ministerio ha cobrado un nuevo ímpetu”, exclama un hermano con experiencia. Otro añade: “Me ayuda a mantenerme concentrado”. Un precursor de mayor edad observa: “Me ha estimulado mental, física y espiritualmente, [...] no he dejado de progresar”. Un publicador dice que ahora está dando testimonio a muchas personas que nunca habían hablado con los testigos de Jehová. Los jóvenes también están participando entusiásticamente en esta obra gozosa. Uno de ellos comenta: “Me agrada porque tengo la oportunidad de hablar con muchas personas”. Otro dice: “Estoy distribuyendo más publicaciones que nunca”. Esto está sucediendo en territorios que se abarcan a menudo.

6 Los superintendentes viajantes llevan la delantera: Reconociendo que “la escena de este mundo está cambiando”, la Sociedad sugirió hace poco que los superintendentes viajantes cambiaran su horario semanal de predicación a fin de llevar las buenas nuevas a cuantas personas fuera posible. (1 Cor. 7:31.) Durante años, los superintendentes de circuito apartaban las mañanas entre semana para predicar de casa en casa y por las tardes hacían revisitas y conducían estudios bíblicos. Tal vez en algunos lugares todavía sea práctico dicho horario. Sin embargo, en otras zonas se logra poco al predicar de casa en casa durante ciertas mañanas entre semana. En tales casos, puede que el superintendente de circuito decida predicar en las tiendas o dar testimonio en las calles temprano en el día. O quizás asigne a grupos pequeños para que den testimonio en los edificios de oficinas, centros comerciales, estacionamientos u otros lugares públicos. Si los publicadores aprovechan mejor el tiempo disponible para el servicio del campo, hablarán con muchas personas más.

7 Los informes indican que este cambio ha sido bien acogido tanto por los superintendentes viajantes como los publicadores. Algunos cuerpos de ancianos han pedido al superintendente de circuito que enseñe a unos cuantos publicadores a participar en las facetas de la obra que necesitan atención en su localidad. Para estos publicadores ha sido provechoso acompañar al superintendente de circuito en alguna de estas actividades. Ellos, a su vez, han enseñado a otros. (2 Tim. 2:2.) Como consecuencia, más personas están oyendo las buenas nuevas.

8 Claro está, no es necesario esperar a que los visite el superintendente de circuito para poner en práctica estos diferentes métodos de predicar. He aquí algunas ideas que pudieran ser útiles en su territorio.

9 Demos testimonio en las calles: Una pregunta que en ocasiones nos hemos hecho cuando visitamos un barrio residencial desierto por la mañana entre semana es: ‘¿Dónde está la gente?’. Algunos tal vez hayan salido para hacer unos mandados o la compra. ¿Ha intentado dar a estas personas el testimonio en la calle? Esta faceta del ministerio puede ser muy productiva cuando se hace apropiadamente. En vez de quedarnos de pie en un lugar mostrando las revistas, es mejor que abordemos a la gente y entablemos una conversación amigable. No es necesario dar el testimonio a todo transeúnte. Hable con quienes no tengan prisa, como los que miran escaparates, los que están en su automóvil estacionado o quienes esperan el transporte público. Para empezar, pudiera saludar amablemente a la persona y esperar su respuesta. Si está dispuesta a conversar, pregúntele qué opina sobre un tema que usted crea que pudiera interesarle.

10 Un superintendente de circuito invitó a seis publicadores a acompañarlo a él y a su esposa en la obra de dar testimonio en las calles. ¿Cuáles fueron los resultados? “Lo pasamos maravillosamente esa mañana”, dice él. “No hubo problemas con los ‘no en casa’. Distribuimos ochenta revistas y muchos tratados. Tuvimos conversaciones muy interesantes. Uno de los publicadores, que participaba en esta faceta del servicio por primera vez, exclamó: ‘Llevo años en la verdad y no me había dado cuenta de lo que me estaba perdiendo’. Cuando terminó la semana el excedente de revistas de la congregación se había agotado.”

11 Cuando el mismo superintendente de circuito visitó la siguiente congregación se enteró de que varios publicadores habían dado testimonio en las calles temprano por la mañana, pero que no habían tenido muy buenos resultados. Una hermana habló únicamente con dos personas durante el período en que estuvieron predicando, pues todos los demás transeúntes iban deprisa al trabajo. El superintendente de circuito sugirió que regresaran a la misma calle un poco más tarde por la mañana. Lo hicieron y permanecieron hasta el mediodía. A la hermana que había hablado con solo dos personas anteriormente, le fue mucho mejor cuando regresó. Distribuyó 31 revistas y 15 folletos, obtuvo el nombre y la dirección de siete personas y empezó dos estudios bíblicos. Otros publicadores del grupo también tuvieron resultados animadores.

12 Cuando encuentre a alguien interesado, intente obtener su nombre, dirección y número telefónico. En vez de pedir estos datos directamente, pudiera decir: “He disfrutado de esta conversación. ¿Qué le parece si la continuamos en otra ocasión?”. O pregunte: “¿Hay alguna manera de comunicarme con usted en su casa?”. Muchas personas han concordado en que se las vuelva a visitar cuando se las ha abordado de esa manera. Asegúrese de tener suficientes invitaciones para entregarlas a quienes deseen asistir a nuestras reuniones.

13 Si habla con una persona interesada que viva en el territorio asignado a otra congregación, debe pasar la información a los hermanos de allá para que la visiten. ¿Es la obra de dar testimonio en las calles una manera eficaz de difundir las buenas nuevas en su territorio? Si así es, repase el artículo “Hallemos a personas interesadas al predicar en las calles de manera eficaz”, de Nuestro Ministerio del Reino de julio de 1994. Después, haga planes para dar testimonio en las calles a una hora apropiada que le permita hablar con cuantas personas sea posible.

14 Demos testimonio en el transporte público: Una mañana varios precursores decidieron dar testimonio a la gente que esperaba el autobús cerca de una universidad. Aunque tuvieron algunas conversaciones agradables, había un problema: cuando estaban en plena conversación llegaba el autobús, y el diálogo terminaba abruptamente. Para resolver el problema los precursores se subieron al autobús y continuaron hablando con pasajeros mientras viajaban al otro lado de la ciudad. Al llegar al final, regresaron en otro autobús dando testimonio. Después de varios viajes distribuyeron, en conjunto, más de doscientas revistas y empezaron seis estudios bíblicos. Algunos pasajeros con gusto les dieron su dirección y número telefónico para que los visitaran en casa. La semana siguiente los precursores volvieron a la parada de autobuses e hicieron lo mismo. Distribuyeron 164 revistas y empezaron otro estudio bíblico. En una de las paradas se subió un pasajero y se sentó al lado de un precursor. Miró al hermano y dijo con una sonrisa: “Ya sé, tiene una Atalaya para mí”.

15 Muchos publicadores dan un testimonio eficaz mientras viajan en autobús, tren u avión. ¿Cómo puede iniciar una conversación con el pasajero que viaja a su lado? Un publicador de 12 años de edad sencillamente se puso a leer un ejemplar de ¡Despertad! en el autobús con la esperanza de que suscitara la curiosidad de una adolescente que estaba sentada a su lado. Surtió efecto. Ella le preguntó qué leía, y el joven respondió que estaba leyendo acerca de la solución a los problemas que afrontan los jóvenes. Agregó que le había beneficiado mucho el artículo y que le ayudaría a ella también. La adolescente aceptó las revistas con gusto. Otros dos jóvenes oyeron la conversación y también pidieron ejemplares de las revistas. Entonces, el conductor se estacionó al lado de la carretera y preguntó por qué estaban tan interesados en esas revistas. Cuando le explicaron la razón, también aceptó unos ejemplares. Desde luego, esto no habría sido posible si el joven publicador no hubiera llevado una buena cantidad de revistas para entregarlas a todos los que mostraran interés.

16 Demos testimonio en los parques y estacionamientos: Dar testimonio en los parques y estacionamientos es una excelente manera de hablar con la gente. ¿Ha intentado dar testimonio en el estacionamiento de un centro comercial? Siempre mire a su alrededor un rato y busque a alguien que no tenga prisa o que esté esperando en un automóvil estacionado y trate de entablar una conversación amigable. Si lo logra, hable del mensaje del Reino. Trate de predicar solo, pero que un compañero publicador esté en las cercanías. No lleve un maletín grande ni nada que llame la atención a su obra. Sea discreto. Tal vez sea prudente predicar un rato en un estacionamiento y luego ir a otro. Si alguien no quiere conversar con usted, despídase cortésmente y aborde a otra persona. Un hermano que se valió de estos métodos de predicar distribuyó 90 revistas en un mes.

17 Algunas personas van al parque a descansar; otros van a jugar o a pasar tiempo con sus hijos. Busquemos la oportunidad de darles testimonio sin interferir demasiado en sus actividades. Un hermano empezó una conversación con el cuidador de un parque, quien expresó su preocupación por el consumo de drogas y el futuro de sus hijos. Se inició un estudio bíblico y se condujo regularmente en el parque.

18 Demos testimonio informal en los centros comerciales: Aunque en algunos lugares no se puede predicar formalmente de tienda en tienda en los centros comerciales por ciertas restricciones locales a dichas actividades, algunos publicadores han creado oportunidades para dar testimonio informal. Se sientan en un banco y entablan conversaciones amigables con las personas que se detienen para descansar. Cuando perciben interés, ofrecen discretamente un tratado o una revista y procuran hacer planes para volver a hablar con la persona. Después de dar testimonio durante unos minutos en cierta sección del centro comercial, pasan a otra y empiezan a dialogar con otra persona. Claro está, deben procurar no atraer demasiada atención mientras dan testimonio de esta forma.

19 Cuando saludemos a la persona, empecemos la conversación con un tono amable. Si responde, hagámosle una pregunta y escuchemos atentamente su respuesta. Interesémonos en lo que dice. Mostremos que valoramos su opinión. Concordemos con ella cuando sea posible.

20 Una hermana inició una conversación muy agradable con una anciana sobre lo alto que está el costo de la vida. La anciana concordó enseguida, y resultó en una conversación animada. La hermana logró obtener el nombre y la dirección de la señora y fue a visitarla esa misma semana.

21 Prediquemos de tienda en tienda: A algunas congregaciones se les han asignado territorios que incluyen zonas comerciales. El hermano encargado de los territorios puede preparar tarjetas de mapas especiales de estas secciones donde hay muchos negocios. Las tarjetas de mapa de los territorios de viviendas que incluyan negocios deben indicar claramente que estos no se abarcarán como parte del territorio. En otros territorios, los lugares de negocio pueden trabajarse junto con las viviendas. Los ancianos pudieran pedir a publicadores capacitados que prediquen en los territorios comerciales regularmente para que no se descuide la predicación de tienda en tienda.

22 Si a usted se le pide que participe en esta obra por primera vez, recuerde que una buena manera de ‘cobrar denuedo’ es predicar primero en las tiendas pequeñas; después, cuando se sienta más confiado, predique en las más grandes. (1 Tes. 2:2.) Cuando predique en las tiendas, vístase como si fuera a asistir a una reunión en el Salón de Reino. Si es posible, entre en la tienda cuando no haya clientes esperando que se les atienda. Pregunte por el gerente o la persona encargada. Sea afectuoso, y sobre todo, breve. No es necesario pedir disculpas. Muchos negocios están concebidos para atender las necesidades de los clientes y los que trabajan allí están acostumbrados a que las personas los aborden.

23 Después de saludar al comerciante, pudiera decir: “Los comerciantes tienen horarios tan ocupados que casi nunca los encontramos en casa, de modo que venimos a visitarlo en su lugar de empleo para dejarle un artículo que invita a la reflexión”. Entonces haga uno o dos comentarios acerca de la revista que esté ofreciendo.

24 O pudiera intentar esta presentación al abordar a un gerente: “Hemos observado que los comerciantes procuran estar bien informados. El número más reciente de La Atalaya (o ¡Despertad!) presenta un artículo que nos atañe a todos”. Explique de qué trata y concluya diciendo: “Estamos seguros de que disfrutará de leerlo”.

25 Si hay empleados, y lo ve apropiado, pudiera añadir: “¿Me permite hacer la misma presentación breve a sus empleados?”. Si le dan permiso, no olvide que prometió ser breve, y el gerente esperará que usted cumpla su palabra. Si algún empleado desea entablar una larga conversación, sería mejor visitarlo en su hogar.

26 Hace poco, unos publicadores de un pueblo pequeño acompañaron al superintendente de circuito en la obra de tienda en tienda. Al principio algunos de los publicadores sentían temor, dado que nunca lo habían hecho; pero pronto se tranquilizaron y empezaron a disfrutar de ello. En menos de una hora hablaron con 37 personas y distribuyeron veinticuatro revistas y cuatro folletos. Un hermano dijo que normalmente no hubieran podido hablar con tantas personas en un mes en la obra de casa en casa como lo hicieron de tienda en tienda en ese corto período.

27 Cómo crear oportunidades para predicar: Jesús no limitó la obra de dar testimonio a ocasiones formales. Él habló de las buenas nuevas en toda ocasión apropiada. (Mat. 9:9; Luc. 19:1-10; Juan 4:6-15.) Observe cómo algunos publicadores crean oportunidades para predicar.

28 Algunos acostumbran dar testimonio a los padres que están esperando a sus hijos cerca de la entrada de la escuela. Ya que algunos padres llegan hasta veinte minutos antes, hay tiempo para mantener una conversación animada sobre un tema bíblico.

29 Muchos precursores son conscientes de hablar con aquellas personas que tal vez tengan un interés especial en cierto tema que se trata en nuestras revistas. Por ejemplo, una hermana tuvo buenos resultados cuando visitó seis escuelas del territorio de la congregación y presentó la serie de artículos “Las escuelas en crisis”, del número del 22 de diciembre de 1995 de ¡Despertad! También visitó agencias de asistencia familiar y presentó las revistas que tratan sobre la vida de familia y el abuso de menores, y se le invitó a que volviera cuando tuviera más ejemplares sobre temas similares. Ella dice que la reacción del departamento de desempleo al número del 8 de marzo de 1996 de ¡Despertad! que trata sobre el desempleo fue “asombrosa”.

30 Un superintendente de distrito dice que él y su esposa dan testimonio informal regularmente cuando hacen la compra. Procuran hacerlo a una hora en que la tienda no está muy atestada de gente, y los clientes caminan por los pasillos sin prisa. Han tenido muchas conversaciones excelentes.

31 Muchos publicadores han tenido buenos resultados al dar testimonio en las lavanderías públicas. No simplemente dejan revistas cuando el lugar está vacío. Su objetivo es comunicar a la gente las buenas nuevas, de modo que procuran hablar personalmente con los que están allí.

32 En algunos lugares, un grupo seleccionado de publicadores han sido autorizados para dar testimonio en los aeropuertos. En ocasiones ellos han tenido el placer de dar testimonio a viajeros de países en donde hay pocos siervos de Jehová. Cuando los publicadores perciben interés ofrecen un tratado o las revistas.

33 Algunos publicadores acostumbran dar testimonio con prudencia a los guardias de seguridad o a los administradores de oficinas de alquiler de apartamentos cuando no se les permite dar testimonio personalmente a los inquilinos de complejos residenciales de alta seguridad. Hacen lo mismo al visitar urbanizaciones privadas con acceso controlado. Un superintendente de circuito y varios publicadores visitaron siete complejos de apartamentos y emplearon este método. En cada lugar, dijeron al administrador que aunque no se les permitía visitar los apartamentos de la manera acostumbrada, no querían que él se perdiera la información de nuestras revistas más recientes. Los administradores de los siete complejos aceptaron con gusto las revistas y pidieron los siguientes números. Los publicadores luego se comunican con los residentes de dichos complejos por teléfono. Encontrará información práctica sobre esta forma de dar testimonio en el suplemento “La predicación telefónica: una manera de llegar a muchas personas” de Nuestro Ministerio del Reino de agosto de 1993.

34 Esforcémonos por predicar en todas partes: Cumplir con nuestra dedicación incluye tener un sentido de urgencia con respecto a nuestra asignación de predicar el mensaje del Reino. A fin de hablar con las personas a una hora conveniente para ellas, tenemos que poner a un lado nuestras preferencias personales para que ‘de todos modos salvemos a algunos’. Todos los siervos dedicados de Jehová queremos decir, al igual que el apóstol Pablo: “Hago todas las cosas por causa de las buenas nuevas, para hacerme partícipe de ellas con otros”. (1 Cor. 9:22, 23.)

35 Pablo también escribió: “Por eso muy gustosamente prefiero jactarme respecto de mis debilidades, para que el poder del Cristo permanezca como tienda sobre mí. [...] Porque cuando soy débil, entonces soy poderoso”. (2 Cor. 12:9, 10.) En otras palabras, ninguno de nosotros pudiéramos efectuar esta obra por nuestra propia fuerza. Es necesario orar a Jehová para que nos dé su poderoso espíritu santo. Si pedimos fortaleza a Dios, podemos confiar en que contestará nuestras oraciones. Entonces nuestro amor a la gente nos impulsará a buscar oportunidades para predicarle las buenas nuevas dondequiera que se encuentre. ¿Por qué no pone en práctica durante la siguiente semana alguna de las sugerencias que se presentan en este suplemento?

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