No deje de volver
1 “¡Qué conversación más buena! Tengo que acordarme de volver.” ¿Se ha expresado alguna vez así y luego se ha olvidado de dónde vive la persona? Si le ha ocurrido, ya sabe que la única manera de asegurarse de regresar es tomar notas.
2 Anótelo todo. Saque un momento para anotar todos los datos pertinentes sobre la visita mientras todavía conserva fresca en la memoria la conversación con la persona interesada. Apunte su nombre y cómo la reconocerá. Escriba la dirección; pero no la invente, sino compruebe que pone los datos correctos. Anote el tema del que hablaron, los textos que leyó y las publicaciones que dejó.
3 Si planteó una pregunta al amo de casa y quedó en contestársela en la siguiente visita, anótela. ¿Se enteró de algún detalle sobre él, su familia o su religión? En ese caso, escríbalo. El que lo mencione en la siguiente ocasión que hable con la persona pondrá de manifiesto su interés en ella. Finalmente, incluya el día y la hora de su primera visita y cuándo quedó en volver. Si toma buenas notas, contará con recordatorios claros y serán menores las probabilidades de que olvide su promesa de regresar (1 Tim. 1:12).
4 Una vez que lo haya anotado todo, ponga la hoja con el resto de los artículos para el servicio del campo —el maletín o bolso, la Biblia, el libro Razonamiento y las publicaciones—, pues así siempre la tendrá a mano. Es mejor que las notas de las casas donde no había nadie estén separadas de las de las revisitas. Por supuesto, independientemente de lo mucho que nos esforcemos por anotar bien las revisitas, lo importante es no dejar de volver.
5 Piense en la persona. Cuando se prepare para el ministerio, repase las notas de sus revisitas. Piense en cada una de las personas y en cuál será la mejor manera de abordarlas cuando las visite de nuevo. Considere cómo lograr que se interesen en estudiar la Biblia. Si planea así la revisita, aumentará su productividad como ministro de las buenas nuevas y, en consecuencia, su gozo personal (Pro. 21:5a).
6 Así que la próxima vez que encuentre a alguien que le escuche, no piense que le será fácil recordar la visita. Más bien, tome notas, revíselas, siga pensando en la persona y no deje de volver a visitarla.