Las asambleas, ocasiones alegres
1 Las asambleas de los testigos de Jehová son ocasiones muy alegres. Desde hace más de cien años, estas reuniones han contribuido al aumento que ha tenido lugar en la organización cristiana. Hemos visto la abundante bendición de Jehová sobre la obra mundial desde sus modestos inicios. En nuestra primera asamblea de tiempos modernos, celebrada en Chicago (Illinois) en 1893, se bautizaron en símbolo de su dedicación a Jehová 70 de los 360 asistentes. En la serie de Asambleas de Distrito “Hacedores de la Palabra de Dios” del año pasado hubo una asistencia total de 9.454.055 personas y 129.367 bautismos. Tal aumento es motivo de mucha alegría.
2 Desde tiempos bíblicos, las reuniones han sido un importante medio que Jehová ha empleado para instruir a su pueblo. En los días de Esdras y Nehemías, el pueblo escuchó en cierta ocasión la lectura de la Ley “desde el amanecer hasta el mediodía” (Neh. 8:2, 3). Como consecuencia, la comprendieron mejor y sintieron “un gran regocijo” (Neh. 8:8, 12). Nosotros también nos regocijamos de que las asambleas nos brinden la oportunidad de recibir mediante “el esclavo fiel y discreto” buena instrucción y alimento espiritual procedente de Jehová “al tiempo apropiado” (Mat. 24:45). Jesús dijo que el hombre debe vivir de “toda expresión que sale de la boca de Jehová”, razón por la cual las asambleas son esenciales para nuestro bienestar espiritual (Mat. 4:4).
3 Vale la pena que nos esforcemos por asistir. Todos debemos ponernos la meta de estar presentes en el programa entero de la asamblea de distrito de este año, que tiene como tema “Maestros de la Palabra de Dios”. Hagamos planes para llegar temprano los tres días y quedarnos hasta decir todos juntos “amén” en la oración de conclusión. Tal vez eso requiera algunos ajustes de nuestra parte. Podemos tropezar con dificultades al tratar de conseguir los días libres en el trabajo para asistir a la asamblea. Tenemos que ponernos firmes y no dejar nada al azar. Si necesitamos alojamiento o transporte, realicemos las gestiones necesarias con tiempo. Todo esfuerzo que tengamos que hacer sin duda valdrá la pena.
4 El pueblo de Jehová no mide en términos monetarios los beneficios de asistir a una asamblea. Veamos varios ejemplos de hermanos que estaban resueltos a ir a la Asamblea Internacional de los Testigos de Jehová “Voluntad Divina”, celebrada en Nueva York en 1958. Un Testigo cerró su empresa constructora por dos semanas para poder estar presente y trabajar como voluntario. Un hermano de las islas Vírgenes vendió dos hectáreas de terreno con objeto de que los seis miembros de su familia viajaran a la asamblea. Una pareja joven vendió su lancha motora a fin de llevar consigo a sus tres hijos, de edades comprendidas entre los dos meses y los siete años. A tres hermanos carnales de California les dijeron que si se ausentaban del trabajo, lo perderían; pero la amenaza no los disuadió de acudir a tan inolvidable asamblea.
5 Jehová recompensa nuestros esfuerzos serios. Jehová ve el empeño de su pueblo y lo bendice (Heb. 6:10). Un ejemplo de ello lo tenemos en la Asamblea “Aumento de la Teocracia”, de 1950, en la que los asistentes escucharon el histórico discurso “Nuevos sistemas de cosas”. El hermano Frederick Franz despertó el interés de todo el auditorio cuando preguntó: “¿Se alegraría esta asamblea internacional de saber que entre nosotros, esta noche, hay varios futuros príncipes de la nueva tierra?”. Unos cincuenta años más tarde, todavía nos alegra tener ese entendimiento más claro del Salmo 45:16.
6 Tras asistir a la asamblea de distrito del año pasado, un agradecido jefe de familia escribió lo siguiente: “Hermanos, no saben cuánto nos ha ayudado esta asamblea; ha sido nuestra salvación. Mi familia y yo nos mudamos a la ciudad por cuestiones de trabajo, y descubrimos que nuestra espiritualidad se estaba yendo a pique. [...] Habíamos descuidado nuestras obligaciones cristianas y ya ni siquiera nos reuníamos ni participábamos en el servicio. [...] La asamblea nos ha infundido nuevas fuerzas, por lo que de nuevo nos estamos poniendo metas espirituales y nos estamos organizando para alcanzarlas”.
7 Jehová, que siempre nos suministra el alimento espiritual necesario, nos ofrece un banquete en las asambleas. Agradecidos, deberíamos decir lo mismo que Cornelio cuando recibió la visita del apóstol Pedro: “Ahora todos estamos presentes delante de Dios para oír todas las cosas que Jehová te ha mandado decir” (Hech. 10:33). Fijémonos la meta de estar “presentes delante de Dios” en todas las sesiones de la asamblea de distrito de este año, “Maestros de la Palabra de Dios”, y de disfrutar de ellas.