Sección de preguntas
◼ ¿Por qué es necesario que seamos cautelosos cuando damos testimonio por correo?
Dar testimonio por correo es un método de probada eficacia para difundir las buenas nuevas. Sin embargo, los recientes sucesos mundiales han hecho que la gente sea precavida en cuanto a abrir correspondencia que no le resulta familiar. Los sobres que se reciben de fuentes desconocidas o en los que no se especifica el remitente se consideran sospechosos, sobre todo si están escritos a mano y son voluminosos. Los amos de casa quizá se deshagan de tal correspondencia sin siquiera abrirla. ¿Cómo podemos impedir que esto ocurra con nuestras cartas?
Si es posible, tanto la carta como la información del sobre deben escribirse a máquina. En este tiene que figurar el nombre del amo de casa. No lo enviemos “Al ocupante de la vivienda”. Además, siempre indiquemos quién es el remitente. Si no es aconsejable revelar nuestra dirección personal, escribamos nuestro nombre y la dirección del Salón del Reino. No enviemos cartas anónimas. Nunca utilicemos la dirección de la sucursal (véase la “Sección de preguntas” de Nuestro Ministerio del Reino de noviembre de 1996).
Encontraremos más recomendaciones y una carta modelo en el libro Benefíciese de la Escuela del Ministerio Teocrático, páginas 71 a 73. Dichas pautas nos ayudarán a emplear las cartas eficazmente para dar a conocer las buenas nuevas.